Editorial Drakontos bolsillo, 2006. 348 páginas.
Los libros de divulgación que estoy leyendo últimamente me están gustando más que la media. Los escritos por autores españoles también. Después del descubrimiento que fue Lozano Leyva ha sido otra sorpresa agridulce encontrarme con Ynduráin. Agridulce porque murió el 6 de junio de 2008, al poco de leer yo este libro. Les dejo este enlace: in memoriam.
Hay muchos libros que explican los entresijos de la relatividad y de la mecánica cuántica, pero pocos que nos muestren el desarrollo experimental que ha llevado a la confirmación de estas teorías. Aceleradores de partículas cada vez más grandes capaces de romper el átomo en sus componentes más fundamentales, desde 1897, cuando se descubrió el electrón, hasta 1995 cuando se confirmó la existencia del quark cima.
El autor demuestra tener unas buenas dotes de divulgador y además juega con ventaja, porque él mismo ha estado implicado en algunos de los descubrimientos y conoce en primera persona aquello de lo que habla. Y eso se nota en el libro. Pueden leer otra reseña aquí: Electrones, neutrinos y quarks pero si les interesa el tema dejénse de reseñas y corran a comprarlo. Está en edición bolsillo a un precio muy económico.
Extracto:[-]
Puesto que las partículas tau se producen a pares r+, t~ , la energía necesaria para materializarlas es un poco mayor que el doble de la energía en reposo del r. Recordemos que la energía en reposo E está ligada con la masa de la partícula, m, por la famosa fórmula de Einstein, E = mc2. Para descubrirlas, por tanto, hubieran necesitado los» italianos una energía de 3,6 GeV en su acelerador.
Asimismo, para encontrar la partícula J/ip, y Por tanto el quark c, hubieran necesitado 3,15 GeV. Tan próximo a su máximo teórico de energía que, cuando recibieron la noticia del descubrimiento realizado en SPEAR, hicieron funcionar la máquina por encima de su energía máxima (con riesgo de fundirla). La decisión se tomó en ausencia del director general, Edoardo Amaldi. Los equipos dirigidos por Bellettini y Salvini (que, dicho sea de paso, no se ponen de acuerdo en quién fue responsable de la decisión) confirmaron, en sólo dos días de funcionamiento, el descubrimiento de los americanos demostrando las posibilidades del acelerador si tan sólo hubiese tenido un poco más de energía.
La energía oscura
En los últimos años del siglo xx y los pfimeros del xxi los astrónomos comenzaron a investigar el movimiento de galaxias cerca del límite del universo visible. Esto lo hicieron estudiando las explosiones de novas y supernovas en estas galaxias: la brillantez de estas explosiones permitía determinar su distancia, y el corrimiento hacia el rojo de las correspondientes líneas espectrales indicaba la velocidad con la que dichas galaxias se alejan de nosotros. Al reunir suficientes datos sobre galaxias muy, muy lejanas, se llevaron una sorpresa mayúscula: los resultados de estas observaciones sólo se podían interpretar suponiendo que, cuanto más alejada está una galaxia, más rápidamente se aleja de nosotros. Es cierto que la teoría del big bang implica que las galaxias se alejan de nosotros (de hecho, unas de otras); pero deberían hacerlo a velocidad constante o tal vez decreciente, debido a la atracción gravitatoria: los resultados observados parecen implicar lo contrario.
¿Por qué este extraño comportamiento? La única solución que parece explicar los datos es suponer una modificación de las ecuaciones de Einstein de la gravitación, introduciendo una fuerza repulsiva constante (que puede venir dada por una constante cosmológica) muy pequeña pero que, a grandes distancias, vence a la atracción gravitatoria. Nótese, sin embargo, que esta fuerza no tiene nada que ver, al menos por lo que sabemos, con la causante de la inflación que discutimos en la sección anterior: la fuerza que produce la inflación es extraordinariamente intensa y, además, también actuaría a distancias relativamente pequeñas.
Un comentario
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