Blackie Books, 2019. 254 páginas. Del autor ya había leído y disfrutado mucho sus libros homenaje a Gloria Fuertes y Gila. Pero ahí pasaba de puntillas, limitándose a ordenar -de maravilla- material ajeno y a apuntalar la obra. Aquí son sus cuentos y su prosa la que llevan el peso. ¡Y que prosa! Jorge escribe de maravilla, es uno de esos escritores que lees con envidia porque te mete dentro de la cabeza de sus personajes y le compras lo que sea porque te lo vende muy bien. No son relatos con inicio nudo y desenlace, ni falta que hace. Son fragmentos de vida, retratos de instantes y la historia ya te la montas tú en la cabeza. Algunos son terriblemente poéticos, otros descaradamente divertidos, todos sabrosos y palatables. Pero recomiendo leerlos poco a poco en bloques de como mucho veinte de golpe, para no atragantarse. Una delicia. Aquí también ha gustado mucho: Hace tiempo que vengo al taller y no sé a lo que vengo. Muy recomendable. Tienes once años, es tu primer día en el colegio nuevo. Tu padre te lleva en coche. Miras por la ventanilla y piensas que podrías abrir la puerta y saltar desde el…
Blackie Books, 2019. 420 páginas. Libro a imagen y semejanza de aquel sobre Gloria Fuertes e igual de bueno. Pongo en esta ocasión como autor al editor-compilador-escritor de textos Jorge de Cascante que también merece reconocimiento. Fragmentos de sus memorias y autobiografías, textos humorísticos, una buena selección de chistes gráficos, cuentos, anécdotas, documentación gráfica… todo cabe en esta recopilación que es una verdadera delicia. ¿Quién no se ha reído con los chistes de Gila? ¿Está el enemigo? ¡Que se ponga! Sin embargo la parte que más me ha gustado es la que no quiere hacer reír, la que habla de la miseria de la ¿vida? de la guerra y postguerra española, triste y miserable. He disfrutado mucho de su lectura. Muy recomendable. El teléfono siempre me había atraído y siempre lo había relacionado con el humor y con las situaciones sin sentido. Recuerdo llamar a un cliente de mi abuelo siendo yo un adolescente. Llamé a la hora de la siesta por una emergencia y dije: «Disculpe que le despierte a estas horas», y el hombre, lleno de ironía, me respondió: «No te preocupes, muchacho, si me iba a despertar de todas formas. Estaba sonando el teléfono» * * *…