Óscar Terol. Todos nacemos vascos.

mayo 4, 2020

Ocar Terol, Todos nacemos vascos

Óscar Terol era una de las caras visibles del programa de humor Vaya semanita, cuyas primeras temporadas tenían un humor fresco, gamberro, que se metía con todo el mundo y con mucho salero. Leí este libro por ver si seguía el mismo rumbo, pero no. Las gracias son aquí de sal más gruesa y me han parecido menos divertidas.

Lectura agradable, pero esperaba más. Una reseña más elogiosa aquí: Todos nacemos vascos

Entretenido.

¿SE PUEDE SER VASCO Y VEGETARIANO?

Sí, se puede, pero si usted presenta estas dos condiciones juntas será un ciudadano de segunda a los ojos de los demás vascos o, por lo menos, de la mayoría. Quizás usted siempre se sintió vegetariano, pero no tuvo ocasión de vivirlo con total libertad, quizás su inclinación vegetariana le venga de unos años a esta parte… En cualquier caso, si es un vegetariano convencido y necesita gritarlo a los cuatro vientos, ha llegado el momento de que todos lo sepan. Es hora de ser valiente, de «salir de la despensa»:
—Ama, tengo que decirte algo…
—Vamos a comer y me lo cuentas. Mira qué rico pollo de caserío tenemos hoy.
—Se me ha ido el apetito, es que estoy nervioso.
—¿Cómo se te va a ir el apetito? Si es tu plato preferido: pollo de caserío. ¿No habrás almorzado?
—A mí nunca me ha gustado el pollo, y menos de caserío.
—¡¿Cómo?!
—No, siempre lo he comido a la fuerza, por comer. Eso es lo que quería decirte: soy vegetariano.
—No puede ser, no puede ser. ¿Y esos chuletones que te traía del carnicero cuando…?
—Me daban náuseas. A mí lo que me gusta en realidad es la guarnición. Estas pasas del pollo tienen una pinta… Éstas sí las voy a probar. ¿De Corinto, no?
Desde aquí sólo podemos desearle ánimo, sea valiente, exprese a la sociedad su sentir respecto a la comida. Puede que no le comprendan, incluso que no le acepten, pero, en el fondo, cualquier vasco estaría encantado de sentar a un vegetariano a su mesa, créalo, sobre todo si hay una cazuela de angulas para repartir entre muchos.
Ah, y no señale con el dedo a otros vegetarianos de su alrededor, no haga outing con ellos, es decir, sacarlos a la fuerza de la despensa, salvo que estén sentados en su misma mesa y sigan quedando angulas para repartir.

Como también es singular que la tradición sea la responsable de que ninguna empresa se haya atrevido a abrir un bufé libre en el País Vasco. Esas marquesinas tan populares en zonas costeras con el sugerente eslogan «Coma tanto como pueda», retando al comensal a repetir tantas veces como le apetezca, nunca se han visto en las calles vascas. ¿Por qué? Porque bastaría un solo vasco para llevar a la quiebra al restaurante y a toda la empresa que lo franquició. Por eso, siempre que se retransmite por televisión un concurso de comer perritos calientes, las imágenes son de California o de cualquier otro lugar lo más alejado posible de los vascos.

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