Gangas de San Jordi
Sin categoría / abril 29, 2007

Como todo el mundo sabe, el lunes pasado se celebró la festividad de San Jordi y, como es tradición, todos nos lanzamos a las calles a comprar libros y rosas. Dicen las editoriales que el 23 de abril realizan el 20% de las ventas de todo el año, aunque muchos amantes de los libros critican la banalización de la fiesta. Pero no quiero hablarles de estos temas, sino de otro que ha salido más de una vez en esta bitácora: los libros de saldo. Los que compramos libros todo el año no necesitamos un día especial para hacerlo, aunque hace ilusión salir a la calle y encontrársela llena de puestos de libros y gente husmeando. Sí, es verdad, en todos los puestos están los mismos libros y comprar un libro no implica leerlo. Pero hace bonito. Eso sí; yo mis compras las hice el día anterior, en el Mercado de San Antonio. ¿Por qué voy a pagar 20 euros por un libro cuando puedo encontrarlo por mucho menos? Permítanme que les muestre mis adquisiciones: Mucha gente cree que en las librerías de lance sólo se encuentran clásicos o libros de mala muerte; nunca novedades o cosas interesantes. Bien, como pueden…

Matías Candeira. La soledad de los ventrílocuos. Epílogo.
Cuentos / abril 25, 2007

Si piensan que este especial es una especie de colegueo, una sesión de pomada a un amigo, se equivocan. No me gustan los cuentos de Candeira porque sea amigo suyo; he llegado a ser amigo suyo gracias a mi admiración por sus cuentos. Considérenme una groupie. Aunque sus narraciones puedan considerarse una mezcla de Carver y Cortázar el resultado es totalmente original, en un terreno en el que era difícil hacer algo nuevo. Para conseguir esos ambientes cotidianos pero surrealistas Candeira presta una especial atención al lenguaje. Como está de moda decir, se arriesga -y gana. Por suerte para él, pero sobre todo para nosotros. Tampoco es fácil meter lirismo sin caer en la cursilería, y también aquí acierta de pleno (como lo hacen Pàmies y Tizón). Nunca me ha gustado puntuar los libros. No hay un barómetro -ni siquiera personal- que nos permita asignar una nota fija e inmutable a un texto. Pero sí que hay preferencias, y así como La soledad de los ventrílocuos está dividida en tres partes, propongo mi particular selección: Los geniales Un agujero en mitad de mi mujer La soledad de los ventrílocuos El hombre en el barreño Subsuelo Los buenos Cuando se muere…

Matías Candeira. La soledad de los ventrílocuos.(III)
Cuentos / abril 24, 2007

Todas las posibilidades Fragmentos en proceso de revisión Un cuento breve, directo, sobre un imposible almacén (¿museo?) que recopila una gran variedad de armas. Cabe la posibilidad de la interpretación alegórica. Subsuelo Fragmentos en proceso de revisión El Pozo está en el desierto; nadie sabe lo que es, sólo uno ha regresado -totalmente cambiado, tan cambiado que es exhibido- y quizá no hubiera tenido que descubrirse nunca, nada debería haber salido de su interior. Este es un cuento especial para mí por dos razones. La primera: es un cuento de ciencia ficción. De la buena. De la que sigue la tradición de Solaris y la supera ampliamente. Muy bien escrito, fragmentado, obligando al cerebro a resolver un rompecabezas al que le faltan piezas que debemos imaginar. La segunda: que es la primera vez que me dedican un cuento, honor que comparto con Elena Medel y Pablo Muñoz. La sensación es muy agradable. En algún lugar de la calle V (Instantánea) Comienza a atardecer, y al final de la calle, doblando el callejón, se encuentra la peluquería bañada en la penumbra. Colgada en la pared del fondo, una enorme cabeza de tiburón preside la estancia -nada más entrar el visitante encuentra…

Matías Candeira. La soledad de los ventrílocuos.(II)
Cuentos / abril 23, 2007

Fuegos en la oscuridad Fragmentos en proceso de revisión Antes Falco había sido un excelente mago hasta que ocurrió el accidente. ¿Dónde quedó su magia y -también- su delgadez? El extraño ritual que como testamento parece legar a sus sobrinos apenas necesita un huevo. En este cuento la brevedad es una virtud; lo mejor es lo que se imagina. Pteranodón Fragmentos en proceso de revisión Es difícil entender que puede llevar a un niño solitario como Neuman a la decisión de contruir un pteranodón en la llanura de los huesos, y más difícil aún entender como logra convencer a Mateo y al protagonista de esta historia para secundarlo en su aventura. Me pregunto si el caballo resoplante que encuentran es un homenaje a Di Benedetto. El final no es deslumbrante, pero la construcción del cuento es impecable. La cabeza Fragmentos en proceso de revisión Cuando se vende un material tan poco común como cabezas reducidas no es raro tener que realizar las transacciones en un café, casi de incógnito. Pero las motivaciones para comprar algo tan exótico pueden ser -por qué no- muy extrañas. El texto reduce hasta el mínimo lo maravilloso que impregna el resto de cuentos del libro;…

Matías Candeira. La soledad de los ventrílocuos. (I)
Cuentos / abril 22, 2007

Cuando se muere la nevera Un día va la nevera y se muere, en un gesto incomprensible. Ahora es por la mañana, muy temprano, y la familia en pleno -los dos hermanos, los padres, hasta el gato marrón- observa cómo se desliza esa enorme hemorragia de agua color violeta por toda la cocina, o, posada en el mango plateado, esa manada armónica de moscas que a cada poco se mueve, aletea, esperando su turno. Este cuento ha aparecido -y muy bien acompañado- en el libro Parábola de los talentos, por desgracia no muy fácil de encontrar -los habituales problemas de la distribución en este país-, aunque parece que se puede conseguir en la casa del libro. Una familia asiste impotente a la muerte de la nevera, y todavía anonadada deberá acompañarla hasta el lugar de su último reposo. No son los únicos que tienen que dar el triste adios a los objetos queridos. Un agujero en mitad de mi mujer Fragmentos en proceso de revisión ¿Qué hacer si cerca del ombligo de tu mujer aparece un agujero que se dedica a cantar boleros? ¿Si ella ha comprado un muñeco de un niño burundés? Si en el realismo mágico se introducían…