Planeta, 2023. 190 páginas.

Ensayo divulgativo que arranca con el monstruo de Frankenstein, que fue una charla del autor que está en el origen del libro y que nos va desgranando diferentes tipos de muertes. Desde la muerte celular o de los organismos hasta la pérdida de la información, que también acaba desvaneciéndose. Porque todo acaba muriendo, desde las máquinas hasta las lenguas, e incluso el universo.

Personalmente me ha parecido excesivamente divulgativo y con poca chicha, e incluso aparece el bulo de la obsolescencia programada que he criticado más de una vez en esta página. Por suerte es cortito y se acaba pronto.

Insustancial.

Poseemos una memoria poderosa, dotada de múltiples niveles de complejidad, pero somos también capaces de imaginar muchos futuros posibles, y esa capacidad nos convierte en narradores. Por otra parte, lo que Suddendorf llama «leer la mente» fue un gran avance evolutivo, seleccionado para favorecer al grupo. Identificar las emociones de los demás (y el reconocimiento facial es un componente central en ese sentido) propició un salto cualitativo en la cooperación entre seres humanos. La combinación de ambas capacidades (ninguna de ellas presente en ningún sistema de IA existente) permitió la aparición de dos grandes (y perturbadoras) realidades. Una es el origen de la autoconciencia: la capacidad de comprender la mente del otro muy probablemente trajo consigo, como efecto secundario, la capacidad de comprender la mente de uno mismo. La segunda (directamente conectada con la primera) es la comprensión de los límites de la existencia. En un mundo donde los seres queridos desaparecen, reflexionar sobre los futuros truncados y sus consecuencias fue posible gracias a esa mente narrativa.