Alianza Editorial, 2020. 440 páginas.
Tit. or. Apropos of nothing. Trad. Eduardo Hojman.
BiografÃa que viene con escándalo incorporado. Creo que no se ha publicado en Estados Unidos porque a Woody Allen le han lanzado una fatwa por sus supuestos abusos a su hija adoptada con Mia Farrow. Algo que parecÃa ya en el pasado pero que ha vuelto a la palestra. Aquà pueden leer un resumen: El ‘caso Woody Allen’. Mi opinión no es ni válida ni importante, asà que me la guardo.
El autor nos hace un recorrido de su vida, empezando por una niñez bastante normal e incluso algo canalla, alejada de la imagen de intelectual timorato que da en sus pelÃculas, siguiendo por sus años como cómico y escritor de chistes y guionista y acabando con un repaso a toda su carrera como director.
Entre medio algunas curiosidades, una defensa de su polémica con Mia Farrow, como no podrÃa ser menos, algo de su humor (muy poco) y una sensación de que to er mundo es bueno. Porque no sólo es que hable bien de todo el mundo, es que no critica ni a una pareja que le estafó unos cuantos millones de dólares.
No la lean si quieren cotilleo. Repaso muy blanco de una trayectoria con sus más y sus menos. Otras reseñas: A propósito de nada y A propósito de nada.
Está bien.
Yo, por otra parte, era un chaval que hablaba en voz baja, fie no sabÃa nada, que idolatraba a Danny y Doc Simón y que jamás podrÃa imaginarme en desacuerdo con Danny porque, ¿yo qué demonios sabÃa?, de modo que él se agenció un colaborador ideal. Le encantaban mis chistes y pensaba que personalmente yo era muy gracioso. Supongo que le gustaba sentirse admirado y terminó enseñándome algunas cosas fundamentales. Por ejemplo: una gran frase sencilla sirve para crear un gran remate. Nunca hagas decir al personaje nada que no sea perfectamente natural solo para llegar a un gran remate que tenÃas guardado. Me enseñó a desechar mis mejores chistes si de alguna manera detenÃan o ralentizaban la narrativa, a empezar siempre por el principio del sketch y luego ir directamente hasta el final, a no escribir ninguna escena fuera de la secuencia, a no escribir nunca cuando no te sientes bien, porque el resultado reflejará la falta de energÃa o de salud. A no ponerse nunca competitivo. A desear siempre el éxito de tus contemporáneos, puesto que hay sitio para todos. Y, lo más importante, me enseñó a confiar en mi propio criterio. No importaba quién fuera el que tratara de decirme qué era gracioso y qué no o qué era lo que yo tenÃa que hacer: solo tenÃa que escuchar mi propia opinión.
Estoy seguro de que algunos creÃan sinceramente que yo era un depredador. (TodavÃa no puedo entender cómo podÃan estar tan convencidos.) Es evidente que varios pensaban que negarse a aparecer en mi pelÃcula era un acto noble. Ese gesto podrÃa tener algún significado si yo realmente fuera culpable de algo, pero como no lo soy, estaban persiguiendo a un hombre inocente y reforzando los falsos recuerdos implantados en Dylan. Sin quererlo, estaban respaldando las acciones de Mia. También hubo unos cuantos que me aseguraron en privado que habÃan seguido el caso más de cerca y se habÃan dado cuenta de que yo estaba sufriendo una injusticia. Expresaban indignación por lo que era un criminal libelo de sangre, invocando a Medea, la guarderÃa McMartin, Sacco y Vanzetti; lo único que les faltaba mencionar eran los célebres juicios de Moscú. Sin embargo, a pesar de lo inadmisible que les parecÃa el aprieto en el que yo estaba, no podÃan trabajar conmigo porque eso les acarrearÃa consecuencias que podÃan mandarlos a las filas del paro. Algunos llegaron a decirme: «He esperado esta llamada toda mi vida y ahora no puedo aceptar el trabajo». Yo sentà pena por ellos, puesto que creÃan sinceramente que corrÃan el riesgo de terminar en alguna lista negra. En realidad, como podrÃan haberles contado aquellos que se habÃan pronunciado claramente, no se arriesgaban a nada. Debo decir, extraoficialmente, que yo esperaba un poco más de apoyo por parte de mis compañeros de profesión, nada excesivo, tal vez algunas protestas organizadas, quizá algunos colegas enfurecidos marchando brazo con brazo, unos pocos disturbios, puede que algunos coches incendiados. Después de todo, yo habÃa sido un miembro respetado de la comunidad creativa y estaba seguro de que mi situación enfurecerÃa a mis hermanos de oficio y a los otros artistas. Se habÃa organizado una manifestación a mi favor con cientos de ciudadanos individuales que finalmente no pudo celebrarse porque ese dÃa hacÃa buen tiempo y estaba para ir a la playa. Entonces cuando Juliet Taylor mencionó el nombre de Wally Shawn, se me encendió la bombilla. Siempre adoré a Wally como actor, me parecÃa muy real y divertido, a la vez que conmovedor, e irradiaba exactamente la clase de vibración intelectual que yo necesitaba para el protagonista de la pelÃcula que estaba preparando para rodar en España.
Incluso en circunstancias ideales, hacer una pelÃcula decente es como tener que esquivar una sucesión interminable de minas terrestres. Si se añaden obstáculos, la meta se vuelve mucho más lejana. Además de mi presupuesto habitualmente reducido, también eran pocos los actores dispuestos a unir sus destinos a una personalidad tóxica. Por suerte, Wally estaba entre ellos. De todas maneras, iba a rodar en España y las leyes fiscales españolas requerÃan que yo utilizara a un gran porcentaje de actores de la Unión Europea. Si bien muchos son maravillosos, son pocos los que hablan un inglés lo bastante bueno como para clavar las frases ingeniosas tal y como lo harÃan los tipos de Lindy’s. Por si eso fuera poco, yo estaba metido hasta el cuello en una demanda legal contra Amazon, sin olvidar que los periódicos seguÃan publicando artÃculos sobre mà como si yo realmente fuera culpable de algo. Según el habitualmente razonable y sensato The New York Times, yo era «un monstruo». En alguna parte, Kafka sonreÃa. En definitiva, ¿cómo puede uno hacer una carrera decente con una montura tan pesada? A lo que me refiero es a que: ¿es posible que un director difamado y trastornado por la situación, que tampoco es ningún Bergman y que tiene tantas cosas en su contra, logre producir una pelÃcula entretenida? De pronto el desafÃo de realizar la pelÃcula se habÃa vuelto más emocionante. Entonces, ¿cómo salió Rifkin’s Festival, el proyecto que rodé en España? ¿Quién sabe? Lo que sà sé es que me divertà haciéndola y que me encantó oÃr a Wally recitando mis frases
No hay comentarios