Pola Oloixarac. Las teorías salvajes.

octubre 29, 2014

Paola Oloixarac, Las teorías salvajes
Alpha Decay, 2010. 276 páginas.

Si mi memoria no me falla llegué a este libro a partir del programa radiofónico Literatura en breve, en el que relataban su comienzo:

En los ritos de pasaje practicados por las comunidades Orokaiva, Nueva Guinea, los niños que van a ser iniciados, varones y niñas, son primero amenazados por adultos que se agazapan tras los arbustos.

Me llamó la atención y en la biblioteca, leyendo las frases de la contraportada, pensé que estábamos ante la revelación del siglo XXI. Como siempre exageran y no sé si es conveniente poner el listón tan alto.

La novela habla de todo un poco, ambientada en una Argentina que va dejando atrás las heridas de la dictadura y que se adentra en el desencanto del 2.0. Dos son básicamente las historias centrales, la de una joven universitaria empeñada en tener una relación con uno de sus profesores al que sólo ella es capaz de entender (y de desarrollar sus teorías) y dos adolescentes intelectuales que se encontrarán con otra pareja con la que tener extraños encuentros sexuales.

Creo que es una novela con muchos defectos, principalmente de estructura, comienza tambaleándose y acaba en el vacío. Pero por el camino hay escenas memorables, preocupación por la prosa y buenos momentos de estilo. Ni tanto como se indica en la contraportada, ni tan calvo como en algunas críticas que he leído por ahí que la ponen a bajar de un burro. Talento hay, veremos como sigue, aunque han pasado seis años desde esta novela y no ha publicado nada más.

Aquí la ponen muy mal e incluyen un artículo que la pone peor: LAS TEORÍAS SALVAJES (2008), Pola Oloixarac, del que saco este extracto:

Pola Oloixarac. Creo que todo el engaño puede resumirse en este significante atractivo y vacío. Es pretencioso, único, complejo. O, en realidad, es una idiotez: «Pola» en lugar de «Paula», «Oloixarac» como una inversión de «Caracciolo», una «x» para decorar, y listo. Paula Caracciolo entonces es quien escribe esta fábula sin mucho brillo pero con grandes adornos, casi como una joya de bijouterie, un Rolex trucho.

En la tormenta como es habitual la ponen bien: Las Teorías Salvajes, Pola Oloixarac y aquí se pasean por Buenos Aires: Las teorías salvajes.

Calificación: Bueno.

Extracto:
Sentí por ella un desprecio similar al que me inspirase una de mis primeras psicoanalistas, a quien tomé de rehén en su propio consultorio hasta que admitió que ninguna de las estupideces que había dicho durante la sesión era una frase bien formada ni una proposición con sentido. Lo importante es abrazar cada prueba del destino con fuerza y temeridad. «He aquí mi propio Rubicón -me dije-; aquí, entre las calles Pedro Goyena y Puan». La distancia que se extiende sobre los veinticuatro kilómetros de la desembocadura del Rubicón en el mar Adriático se encuentra contenida varias veces en la osamenta formidable que abarca la ciudad de Buenos Aires, el piso de mis días, así como el pedazo de mundo que va de Massachussets a Carolina del Norte, en Estados Unidos, corresponde a la latitud que encierra la gesta del Manchego cervantino en tierra madrileña; pero he aquí mi distancia: el riacho insignificante que separa al destino del valor. En filosofía política este tipo de acontecimientos disparan la violencia contenida, la verdadera naturaleza de los hombres. Miré hacia abajo: el agua corría por las alcantarillas.
¿Te gusta la música? Apuesto a que algún ventrículo de tu corazón de viejo adora los boleros. Quizás unos standards románticos nos acerquen una nueva variación de nuestro tema:
¿ Qué vale más: yo niña o tú orgulloso, o vale más tu débil hermosura? Piensa bien, que en el fondo de la fosa llevaremos la misma vestidura.
Y ¿qué vale más?, justamente, te preguntarás tú. Corazón: la respuesta se encuentra en la sintaxis delicadísima que da a elegir una alianza entre la juventud y el poder -la soledad del trono. Es en la soledad del trono donde te rodeas de gordos ineptos; es en el poder de los novi donde te afianzas en mí. La estrofa se repite para desembocar en una sutil -y no menos conspicua- conclusión: vestidura cambia por sepultura. Sugestivo dilema. (Nota: también hay crueldad en el modo soberano de la reverencia). Qué vale más, yo niña o tú orgulloso: debes aceptar -¡piensa bien!- que tu hermosura es débil, que la fosa está cerca. Debes escucharme antes de que sea demasiado tarde.
Entiendo que a tu avanzada edad supongas que lo mejor es mantener una estrategia cerrada para salvaguardar tu poder dentro de la facultad, como la romana formación en testudo buscaba resistir y al cabo arrasar con las hordas humanas.

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