Un recorrido a diferentes conceptos que atañen a la humanidad: las emociones, los roles sexuales, los saludos, los mitos, las metáforas, la organización económica, la escritura… Analizando cómo se han estructurado en diferentes culturas. Hoy en día, en el que los medios de comunicación y las redes sociales han establecido una cultura hegemónica, en la que cuando viajas a otra ciudad ves las mismas tiendas y hasta la misma gente, es refrescante ver la respuesta de otras maneras de pensar a los problemas comunes.
Cada capítulo nos presenta un tema y bucea en aquellas comunidades donde hay algo que aportar o destacar. Porque, siendo la humanidad la misma, somos tan iguales como diferentes. A destacar como en las comunidades a las que llamamos primitivas suele primar un espíritu de cooperación que estamos perdiendo, cada vez más, en la sociedad actual.
He descubierto conceptos muy interesantes, como en la sociedad matrilineal naxi y su concepto de azhu que significa querido compañero.
Muy bueno.
La familia del futuro: una política socialista para la familia fue un programa del gobierno sueco de 1972, que abogaba por «deshacerse de estructuras familiares rígidas y normativas», y favorecer lo que se denomina «el más sueco de los valores», es decir, la independencia.
Y sin embargo, el ideal de familia en Occidente se entiende como un espacio doméstico, íntimo y privado de cuidado, de reproducción y de amor, en oposición a un exterior impersonal y amenazante de producción.
Renita Yuk-Lin Wong explica que los conceptos doméstico, y público, tal y como los entienden los occidentales, no son aplica-bles en el pensamiento chino. En la esfera pública, al igual que en la familiar, también existen conceptos como «xiao» (piedad filial) y «zhong» (lealtad). Si bien es cierto que, en otros lugares, también relacionamos lo público con la familia recordando a los «padres fundadores» de la «patria».
En muchas sociedades, como entre los ilongots o ibilao de la Isla de Luzón, Filipinas, establecen poca separación entre lo público y lo privado. De hecho, «familia» en su lengua significa «los que tienen relación juntos».
Entre los tituray de Filipinas, la familia no son aquellas personas que tienen lazos de sangre o de parentesco, sino sobre todo el núcleo familiar que comparte sus alimentos: el término utilizado para designar a la familia es «kuren», que significa «puchero».
Los igbo llaman a la familia «ezi na ulo» (literalmente, lo interno y lo externo) funciona tanto como una familia extendida que incluye la línea paerna y materna, como una familia nuclear de padres e hijos. La antropòloga Ifi Amadiume cuenta que en su comunidad igbo nigeriana de Nnobi, bajo la moral de parentesco de la
«umunne» (hijos de una madre), los individuos no son hermanos de sangre, sino únicamente hijos de una misma madre, y esto se visualiza como los que comen del mismo puchero.
Entre los zinacantecos del sur de México, llaman «hogar» al lugar en el que se albergan hasta veinte personas, pero no tienen una palabra que identifique a la familia únicamente como la unidad de padres e hijos.
Las sólidas redes sociales suponen, para muchas familias, uno de sus principales recursos para hacer frente a la pobreza.
% La antropòloga Eleanor Leacock escribió que cuando los jesuítas llegaron a Canadá en el siglo xvil con el fin de disciplinarles e implantarles su religión a los naskapi, observaron que este pueblo originario carecía de propiedad privada, jerarquía de género y que se negaban a pegar a sus hijos. El misionero Paul Le Jeune escribió en su diario sobre la conversación que tuvo con un hombre naskapi:
«Le dije que no era honorable para una mujer amar a cualquiera que no fuera su marido, y porque este mal estaba entre ellos, él mismo no estaba seguro de que su hijo, que estaba presente, fuera su hijo. El contestó: «Usted no tiene juicio. Ustedes los franceses aman sólo a sus hijos; pero nosotros amamos a todos -Ios-hijos de nuestra tribu». Comencé a reírme viendo que él filosofaba como los caballos y las muías».
En las comunidades romá de Europa Oriental, los niños y niñas son admitidos en todas las casas y son alimentados y tratados como si fueran miembros de la familia. Las redes de parentesco son de gran importancia para la supervivencia del grupo. La población de estos asentamientos estaría completamente perdida sin esta red de solidaridad familiar. Pero también se dan situaciones opuestas: si una mujer decide dejar su hogar y trasladarse a otro distrito puede perder el apoyo de su familia.
Los hadza del continente africano también siguen pintando las paredes de sus refugios en abrigos y cuevas, donde ubican sus campamentos nómadas en época de lluvias.
Y es que, en la raíz de la escritura, se encuentra la pintura. Las sociedades que no manejan los códigos de escritura, poseen caracteres pictóricos, dibujos de objetos y seres reales.
Los ejemplos de escritura más antiguos se remontan ya hacia el 7.000 a.C. Son símbolos grabados en arcilla, íntimamente relacionados con el comercio, para llevar el cómputo de los bienes. Hacia el cuarto milenio a.C., los sumerios que vivían entre los ríos Tigris y Éufrates (actualmente, Iraq) comenzaron a escribir de manera cuneiforme, y los egipcios, la escritura jeroglífica.
La primera palabra registrada fue la sumeria «amargi», literalmente «volver con la madre». Era la palabra sobre la abolición de las deudas, porque una vez que se había cancelado las servidumbres por deuda, los esclavos podían volver a su casa. Otra tablilla decía:
«Somos polvo y nada.
Todo cuanto hacemos no es más que viento».
Y otra que dice: «La cerveza está bien, lo que está mal es el camino».
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