Jordi Llansamà. Harto de todo.

septiembre 6, 2016

Jordi Llansamà, Harto de todo
BCore Disc, 2011. 630 páginas.

Conversaciones con algunos de los más destacados miembros de la escena punk de Barcelona de los 80, hablando de sus grupos, sus orígenes, como vivieron en la época, relaciones con las drogas, conciertos, etcétera.

Lo mejor es el apartado gráfico, una gran cantidad de fotografías de la época, portadas de fanzines y discografía, entradas y carteles de conciertos… realmente abundante.

Lo único malo es que se llega a hacer repetitivo, y aunque esté mal decirlo, los grupos de Barcelona no tuvieron ni la calidad ni la repercusión que, por ejemplo, los del país vasco (y que no se enfade nadie). Pero para amantes del punk, imprescindible.

Este libro se basa en una serie de conversaciones. Conversaciones de bar, conversaciones de amigo, emotivas y sinceras. Un intento por conocer y ensalzar, no la música punk, sino el colectivo que la hizo posible. Lo importante fueron las personas; las bandas y la música fueron algo totalmente secundario. Porque fueron aquellas las que le dieron personalidad.
Este libro no es un homenaje, es una afirmación. El punk existió en Barcelona y existió totalmente al margen del negocio musical, de la prensa y de la farándula. Aquí no posamos para salir en la foto. Aquí se vivió con todas sus consecuencias.
Resulta curioso lo hondo que calan algunas experiencias cuando eres tan solo un adolescente. El tiempo corre y un día te das cuenta, cuando apartas la paja, lo crucial de algunos momentos vividos. En mi caso, parece como si los años 1985 y 1986 hubieran durado el triple que los demás. La actividad fue infatigable. Cuando quiero datar la mayoría de mis recuerdos grabados a fuego relacionados con el punk, siempre aparecen esas dos cifras, como si hubieran tenido mucho más de 365 días.
Confeccionar este libro me ha proporcionado grandes satisfacciones, entre ellas reunirme con gente a la que hacía años que le había perdido la pista y con quien me alegré muchísimo de volver a encontrarme. Como cuando quedé con Ángel en La Pau, su barrio: la emoción me invadió al verle cruzar la calle y corresponderme con una sonrisa de complicidad. Los pelos de mis brazos se pusieron de punta como escarpias; el detalle de Poly al regalarme una lata de Estrella firmada con la fecha en la que hicimos la entrevista y decirme: «Guárdala, esto que hemos hablado es historia»… ¡Qué razón tienes!; ver todavía en Marc García esa mirada protectora, como de hermano mayor, idéntica a la que tenía cuando apurábamos una madrugada esperando el primer tren para volver a casa tras un concierto de Subterranean Kids en las afueras de Barcelona; la hospitalidad de Gos, que me abrió las puertas de su casa y me confió sus tesoros: cajas de madera repletas de fotos profanadas en busca de algún momento imprescindible captado por la cámara, mientras su perra Kira intentaba intimidarme con sus ojos dulces. La extraña sensación de quedar para comer con Bolo, sentarnos en una terraza al sol, mirar el menú, pedir [os platos y charlar tranquilamente. Ahora somos adultos. Mi memoria a largo plazo me dice que este entorno no me cuadra. Nuestra relación está vinculada a sótanos húmedos, oscuros, ruidosos y sin ventilación; con ese aroma rancio que deja la cerveza derramada cuando se seca. Como si durante años no hubiera salido el sol y comer no hubiera sido un ejercicio placentero. Nada de eso era relevante.
liste libro también me ha dado la oportunidad de conocer a personas, a las que simplemente conocía de vista, y a las que he tenido la satisfacción de conocer personalmente. Piezas de un puzzle que juntas confeccionan el mapa de lo que fue el germen del punk en la ciudad de Barcelona.
Quiero destacar la importancia de las fotografías cedidas para la confección de este libro. Sin ellas no tendríamos absolutamente nada. ¿Qué hubiéramos hecho si Arturo, Xavi, Pep o muchos otros no hubieran disparado su cámara para poder inmortalizar e ilustrar este momento? Desde aquí quiero agradecer la participación generalizada de todos los protagonistas, fotógrafos y su entorno: a Yuju, Caries Viñas, Meme, Mi-quel Parra, Txisto Andoain (1960-1994), etc. Sin su aportación no hubiéramos podido ilustrar este libro.
Gracias también a un montón de gente anónima de quien he utilizado material, ya sean fotografías, flyers, pósters o portadas de disco de su propia creación. Me ha sido imposible investigar la autoría de todo el material usado para poder etiquetarlo.

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