Random House Mondadori, 2008. 376 páginas.
Tit. Or. The scientist as rebel. Trad. Mercedes GarcÃa Garmilla.
Recopilación de reseñas extensas del autor sobre algunos libros (lo que le permite realizar también un mini ensayo sobre el tema) y algunos ensayos sobre temas diversos. Generalmente le tengo paquete a este tipo de libros, lo tomé prestado en la biblioteca a ciegas.
Hay algunas reseñas destacables; impagables las que habla de Feynman, interesantes otras biografÃas, como la de Wiener u Oppenheimer. Una ventaja es que a muchos de estos cientÃficos los conoció en persona, asà que sabe de lo que se habla.
Muy adecuado para picotear, deberÃa haber saltado los temas aburridos, pero soy demasiado metódico.
Los diagramas de Feynman nos proporcionan una representación visual sencilla de los procesos cuánticos, no solo para los átomos de hidrógeno, sino para cualquier otra cosa del universo. En los veinte años siguientes a su invención, estos diagramas se convirtieron en el lenguaje básico de los expertos en fÃsica de partÃculas de todo el mundo. Es difÃcil imaginarse ahora cómo solÃamos pensar sobre campos y partÃculas antes de tener este lenguaje. Un nuevo libro escrito por el historiador del MIT David Kaiser, titulado Drawing Theories Apart: The Dispersión of Feynman Diagrams in Postwar Physics* ofrece un dinámico informe sobre la difusión de los diagramas, explicando cómo se difundieron por todo el mundo. Los diagramas se extendieron como una epidemia de gripe. Cada nueva generación de jóvenes cientÃficos se contagiaba de la enfermedad de Feynman e infectaba luego a otros con los que entraban en contacto personal. La epidemia de Feynman duró más que una epidemia de gripe, porque el perÃodo de incubación se midió en años y no en dÃas. Muchos de los cientÃficos de más edad permanecieron inmunes, pero su influencia se fue desvaneciendo a medida que el nuevo lenguaje se hacÃa universal.
Una vez que estuvo terminado el trabajo de Feynman sobre diagramas, transcurrió todavÃa un año antes de que fuera publicado. Feynman estaba ansioso por compartir sus ideas con cualquiera que quisiera escucharle, pero se le hacÃa cuesta arriba la tarea de escribir una publicación formal y la pospuso todo lo que pudo. Su artÃculo inicial, titulado «Space-Time Approach to Quantum Electrodynamics», podrÃa no haberse escrito nunca si Feynman no hubiera ido
i Pittsburgh para pasar unos pocos dÃas con sus amigos Bert y Mu-laika Corben. Estando en la casa de los Corben, estos le urgieron a sentarse y escribir el artÃculo, pero él buscaba todo tipo de pretextos para no tener que hacerlo. Mulaika, que era una mujer liberada con una fuerte personalidad, decidió que habÃa que tomar medidas drásticas. Era una de las pocas personas que podÃa enfrentarse a Feynman en un conflicto de voluntades. Lo encerró en su habitación y se negó a dejarle salir hasta que el artÃculo estuviera terminado. Esta es la historia que Mulaika me contó después. Como sucede con otras anécdotas relativas a Feynman, puede que la embelleciera al narrarla, pero para cualquiera que conociera a Mulaika y a Feynman suena a cierta.
Quienes conocimos a Feynman como amigo y colega nos quedamos asombrados cuando apareció esta recopilación de cartas. Nunca habÃamos pensado en él como alguien dado al género epistolar. Fue famoso como gran cientÃfico y gran comunicador, pero su modo de comunicarse con la gente era preferiblemente mediante la palabra, más que por escrito. Hablaba con un estilo gracioso e informal, y afirmaba ser incapaz de escribir en un inglés gramaticalmente correcto. No fue él quien escribió sus numerosos libros, sino que estos fueron transcritos y editados por otros a partir de grabaciones de sus conferencias. Los libros técnicos eran transcripciones de sus clases magistrales, y los de divulgación eran recopilaciones de sus comentarios. A la hora de hacer públicos sus descubrimientos, preferÃa darlos a conocer mediante conferencias en vez de explicarlos en comunicaciones escritas.
El libro que ahora nos ocupa revela que Feynman, al igual que aquel otro gran comunicador que fue Ronald Reagan, escribÃa en secreto cartas personales a personas muy diversas. Pocas de estas misivas están dirigidas a sus colegas profesionales. Muchas de ellas tienen como destinatarios a miembros de su familia, y otras van dirigidas a personas desconocidas que nunca llegó a conocer personalmente, en respuesta .1 las cartas que estas personas le enviaban con preguntas relativas a temas cientÃficos. A pesar de su pretensión de no saber escribir correctamente, estas cartas están escritas en un inglés claro y gramaticalmente correcto.
No hay comentarios