Fernanda Pivano. Bukowski, Lo que más me gusta es rascarme los sobacos

diciembre 24, 2019

Bukowski, Lo que más me gusta es rascarme los sobacos
Anagrama, 1983. 112 páginas.
Tit. or. Quello che mi importa e’ grattarmi sotto le ascelle. Trad. Joaquí Jordá.

Libro de aquella colección de Anagrama a mitad de camino entre lo contracultural y lo provocativo, con la que aprendimos a leer los adolescentes de los 80, devorando las provocaciones de Bukowsky y los entretenimientos de Tom Sharpe.

En este caso y supongo que al rebufo del éxito del autor se publica este libro cuya primera mitad es un esbozo biográfico de Bukowsky y la segunda una entrevista que le hizo Fernanda Pivano. Más bien una selección de la misma.

Me ha interesado más la primera parte que la segunda, porque aunque el viejo provocaba mucho en sus libros e incluso dio el escándalo en la tele francesa, en la entrevista ni se sale de tono ni se pone profundo y es todo bastante intrascendente.

Se deja leer.

Pivano: ¿Por qué?
Bukowski: Si voy a una lavandería a llevar la ropa: Oh, Charles… a cualquier sitio donde vaya, si voy a comer, si voy por la calle, me siguen. . Esto te hace sentir muy poco natural y es muy bonito ir por ahí sin tener que pensar: «Soy un escritor, me llamo Charles Bukowski, soy un escritor.» Es muy destructivo pensar así. Debes tener esto abierto, sin pensar en ello.
Pivano: ¿ Sabes qué dice Ginsberg cuando le preguntan. «¿Usted es el señor Ginsberg?» Dice: «One of them, uno de ellos.»
Bukowski: Oh, muy bien. Eso es extraordinario. Les para los pies.
Pivano: Pero no se siente incómodo como tú.
Bukowski: Por eso enseña y va a los cafés mientras que yo no voy. Me he dado cuenta de que muchos escri-tores escriben hasta que llegan a ser conocidos y luego se Ice en sus notas biográficas que fulano de tal enseña ahora técnica literaria en tal o cual universidad. Y esto [es sucede a muchos de ellos. Primero comienzan como i ti i ¡lores y luego enseñan a los demás a escribir. ¿Cómo es posible?
Pivano: No, Ginsberg no enseña a escribir.
Bukowski: Escribir es algo que no se sabe como se hace . Uno se sienta y es algo que puede ocurrir o puede no ocurrir. Y entonces ¿cómo es posible enseñar a allguien a escribir? No consigo entenderlo porque nosotros
mismos no sabemos si seremos capaces de escribir. Cada vez que subo con mi botella de vino, a veces estoy sentado delante de la máquina de escribir durante un cuarto ‘lc hora, ¿entiendes? No es que suba para escribir, la máquina está allí, pero si no comienza a moverse, digo, bueno es posible que ésta sea la noche en que no doy ni una.
Pivano: Pero lo que te estoy diciendo es que no enseña a escribir. Enseña la técnica de la prosodia y enseiwi a encontrar huellas budistas en los poetas.
Bukowski: Tal vez ha nacido para ser profesor
Pivano: O para ser budista.
Bukowski: Sí, me parece muy bien. Con tal de qiM no tenga que hacerlo yo (mas).
Pivano: No estaba intentando persuadirte.
Bukowski: Pero él sí.
Pivano: Oh, porque habría querido hacerte ir a Boul-der. Pero oye, ¿cuéntame lo que te ocurrió cuando te en trevistaron en la televisión de París, aquello que he leído en Shakespeare Never Did This?
Bukowski: Estaba completamente borracho, así que es mejor que te lo cuente Linda. Porque yo no tengo m idea de lo que ocurrió.


Pivano ¿Quieres contarme algo acerca de tu método de trabajo? Quiero decir, ¿cómo lo haces, te levantas por la mañana y te sientas ante la máquina a escribir?
Bukowski • Oh, no escribo nunca a máquina por las mañanas. Yo por las mañanas no me levanto. Por las noches bebo. Procuro estar en cama hasta las doce, quiero decir hasta el mediodía. Si alguna vez tengo que levantarme antes, estoy mal todo el día. Cuando miro el reloj y veo las doce, entonces me levanto y comienzo mi jornada. Luego habitualmente hay un hipódromo cerca, y como algo y corro al hipódromo después de haberme despertado, voy en coche, apuesto a los caballos, luego regreso a casa y Linda guisa algo y hablamos un poco, comemos, bebemos algo y luego subo arriba con un par de botellas y me pongo a escribir a máquina. Empiezo a eso de las nueve y media y sigo hasta la una y media, las dos, las dos y media de la noche. Así.
Pivano: ¿Comes una sola vez al día
Bukowski: Dos veces al día. Nunca tres.
Pivano: ¿Y luego escribes a máquina y después lo re-escribes todo?
Bukowski: Sí, al final lo reescribo sin beber, para que quede más claro, porque cuando lo he escrito por vez primera estaba borracho. Luego me emborracho de nuevo para ajustar la parte que he escrito cuando estaba borracho. Me emborracho para corregir la parte borracha. Y funciona. Así va muy bien. Y es más divertido.
Pivano- ¿Y cuántas veces lo reescribes?
Bukowski: Una vez. Todo una vez, nunca dos. Una es demasiado. Dos es imposible.

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