Douglas Coupland. La vida después de Dios.

diciembre 14, 2007

Editorial B, 1997. 304 páginas.
Tit. Or. Life after God. Trad. Mariano Antolín Rato.

Douglas Coupland, La Vida después de Dios
Crónica del desencanto

Como buen informático, leí Microsiervos y aunque no dejó en mí tanta huella como en los autores del famoso blog del mismo nombre, pensé que el autor bien merecía seguimiento. Máxime si en el Corte Inglés vendían estos ejemplares a un euro.

Luego fui aplazando su lectura, porque el libro se compone de fragmentos cortos, muchas veces de media página, espaciados por unos dibujos de trazo simple. Se me metió en la cabeza que se trataba de una recopilación de aforismos y pensamientos y, la verdad, se me hacía cuesta arriba.

La realidad ha sido otra, se trata de un conjunto de relatos cuyo hilo común podría ser el desencanto, el tocar fondo. El momento de nuestras vidas tan sin esperanza que necesitamos de una mano que nos ayude a salir del bache. Los personajes de las historias andan sin rumbo -quizá porque han perdido a Dios, o nunca lo han tenido.

En general está bastante bien, aunque el final del último relato -que da título al libro- casi me provoca urticaria. Nada que ver con informáticos al borde de un ataque de nervios. Spleen a raudales, búsqueda del sentido de la existencia y una constatación de que la vida es, incluso en un país como los Estados Unidos, una lucha constante.

Escuchando: Coro de mujeres – Rey Esteban o. 117. Beethoven.


Extracto:[-]

Ya eres lo bastante mayor para disfrutar con las narraciones, de modo que, cariño, deja que te cuente una. Deja que te explique una historia sobre Gettysburg, donde estuvimos de viaje de novios. Trata de un hombre de ciudad que fue, llamado a filas días después de la batalla, para eliminar los restos. Se remangó la camisa y reunió los cuerpos despedazados, hilera tras hilera, cavó tumbas en una fila interminable, hizo hogueras con los caballos y muías reventados, y respiró nubes de moscas y vapor de sangre y tierra, mientras enterraba y desenterraba, enterraba y desenterraba las hileras de cuerpos y miembros la jornada entera, durante muchos días seguidos.
Al volver a su casa, incapaz de hablar, se sienta junto al fuego. Sus hijas le rodean pero la madre las manda callar. Las niñas se dan cuenta de que su padre antes no era así. Susurran:

—¿Por qué no habla papá?

Y la madre contesta:

—Porque así lo quiere.

Ella también está preocupada, pero ¿qué le podría decir?

Manda temprano a la cama a sus hijas, que dejan los juguetes en el suelo, y luego también ella se va a dormir, tras dirigir una larga mirada a la habitación principal, donde el marido aún permanece junto al fuego, todavía en silencio.

Pasa la noche y las niñas se despiertan. Corren al piso de abajo y allí, mientras fuera cantan los pájaros y el viento sopla por una ventana abierta, encuentran al padre dormido en la butaca junto a las brasas de la chimenea. Y se alegran de que esté descansando y van a desayunar. Sólo más tarde, cuando se disponen a jugar, notan que hay algo diferente, pero no saben exactamente qué, y por eso no vuelven a pensar en el asunto, y se ponen a reír mientras buscan sus peponas, que encuentran alineadas junto a la casa de muñecas.

O la historia de una viuda de la zona central de California que había litigado para conseguir que desenterraran a su marido, muerto recientemente, alegando que antes de fallecer se las había arreglado para tragarse su anillo de diamantes; y ella quería recuperar la joya. Pero al final la mujer confesó que llevaba muchísimas semanas sin dormir y que había pasado las noches encima de la tumba de su marido tratando de hablar con él, y que lo único que deseaba era poder ver su cara una vez más.

5 comentarios

  • Vigo diciembre 16, 2007en9:54 am

    Creo que Douglas Coupland es un buen contador de historias, de los que narran cosas sin un hilo muy preciso, pero que los detalles le dan a la historia un cierto aire de veracidad.
    De todas maneras lo que me llama la atención es el título del libro «La vida después de Dios» (ya conocemos bien algunas técnicas de marketing, que rizando el rizo le echan imaginación al titulo).
    Con ese título, yo me hubiera esperado un tratado de ateísmo o agnosticismo. El tema en sí me interesa. Un secreto inconfesable, en las noches de insomnio en vez de contar corderitos que saltan vallas, me dedico a meditar sobre la posibilidad de la existencia de Dios.
    Estuve parlanchín.

  • Vigo diciembre 16, 2007en9:57 am

    vaya, vaya… se me salté la valla.

  • Palimp diciembre 16, 2007en3:06 pm

    Coupland me parece curioso porque se mueve a caballo entre los altos vuelos literarios y una literatura de consumo. Algo que es más habitual en la novela norteamericana que aquí. Este libro es mucho más íntimo que Microsiervos, y en muchas ocasiones mejor -no en todas las páginas-.

  • Jeko abril 21, 2015en2:32 am

    Hola, busque este libro en formato digital por toda internet pero no lo encontré, asi que consegui el libro fisico y lo digitalizé yo mismo, les dejo el link, un gran libro:

    Version .MOBI (Para Kindle): http://www.mediafire.com/download/p22ohz77n4keth7/La_Vida_despues_de_Dios_-_Douglas_Coupland.mobi

    Version .EPUB:
    http://www.mediafire.com/download/8es1e6r8563p51d/La_Vida_despues_de_Dios_-_Douglas_Coupland.epub

  • Sebas julio 8, 2018en5:14 pm

    alquien tiene la version en EPUB de La vida después de Dios de Douglas Coupland?

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