Strindberg. Strindberg.
Ensayo / mayo 3, 2017

Nordica, 2012. 104 páginas. La figura del dramaturgo Strindberg me sigue fascinando. Me impactó cuando leí una obra suya cuando tenía 18 años, y ahora, casi cuarenta años después, todavía sigo descubriendo cosas sobre él que me rompen la cabeza. Como que era un pintor cuando menos curioso que se adelantó veinte años a las vanguardias con las que comenzaría el siglo XX de una manera personal que sigue teniendo ahora la misma fuerza. Aquí: Strindberg además de hablar de este mismo libro se reproduce ‘La noche de los celos’, un cuadro que no parece posible que se pintara en 1893. El libro incluye fragmentos de escritos, cartas, láminas con algunos de sus cuadros y fotografías. Una pequeña delicia. De Correspondencia, Carta a Siri von Essen, 12 de marzo de 1876, fragmento i Querida mía! Cree usted que no tiene talento; cree que tener talento es tener buena cabeza, inteligencia —de ninguna manera—; yo no tengo la inteligencia más aguda, pero sí el fuego: mi fuego es el mayor de Suecia y, si usted quiere, yo le prenderé fuego a toda esta guarida miserable.

Carlos Arniches. Del Madrid Castizo.
Teatro / mayo 2, 2017

Cátedra, 1981. 168 páginas. A pesar del éxito del que disfrutó en su momento la posteridad no se ha portado muy bien con Carlos Arniches. Con razón, creo yo, porque es un autor algo menor, con una visión del mundo un tanto reaccionaria y cuya prosa no ha envejecido tan bien como las de otros contemporáneos suyos. Pero eso no es razón para negarle reconocimiento: tenía un ojo excelente para el retrato, se ocupó de describir unas clases bajas a las que poca gente hacía caso y tenía un verdadero talento para los juegos de palabras -algo que ahora ha jugado en su contra. Los sainetes que aquí se recogen son de una calidad excelente. Valle-Inclán decía que era uno de sus autores preferidos y en estas páginas se puede detectar que hubo influencia, aunque la prosa de don Ramón pertenece a una esfera muy diferente. Pero Arniches en ocasiones también roza la perfección, el parnaso de las obras merecedoras de ser recordadas. Valga como ejemplo La pareja científica, del que dejo un fragmento y que es para quitarse el sombrero. Muy bueno. El Sardina.—Hombre, ésas son cosas de la juventud. Seña Angustias.—Cosas de cafres… Si tuvíás tú un hijo…

Emilia Pardo Bazán. La madre naturaleza.
Novela / mayo 1, 2017

RBA Continuación de su obra más famosa, Los Pazos de Ulloa. Los niños han crecido y existe una atracción entre ellos, que ignoran que son hermanos. Un primo joven con demasiadas cosas en la cabeza viaja a los pazos con la intención de casarse con su sobrina y enfrentar al marqués sin saber lo que se va a encontrar y que con su llegada abrirá los ojos a los jóvenes. Sigue siendo excelente en el retrato de personajes, ese primo atolondrado por excesivas lecturas y teorías y poca práctica, ese paisaje rural que está detrás de todo. Pero la historia me ha resultado menos interesante que los Pazos. —¡Allá en los pueblos se educa a las muchachas de un modo y por aquí las educamos de otro!… Allá queréis unas mojigatas, unas mírame y no me toques, que estén siempre haciendo remilgos, que no sirvan para nada, que se pongan a morir en cuanto mueven un pie de aquí a la escalera de la cocina… y luego mucho de sí señor, de gran virtud y gran aquel, y luego sabe Dios lo que hay por dentro, que detrás de la cruz anda el diablo, y las que parecen unas santas……