Susie Hodge. 50 cosas que hay que saber sobre arte.

febrero 8, 2017

Susie Hodge, 50 cosas que hay que saber sobre arte
Ariel, 2012. 216 páginas.
Tit. or. 50 art ideas you really need to know. Trad. Gemma Deza.

No sé dónde vi recomendado este libro; la divulgación sobre arte parecía a priori interesante. Error.

No es que el libro esté mal, es que va dirigido a un público que no soy yo. Son 50 secciones que describen y catalogan diferentes estilos artísticos. Se explica un poco el meollo del estilo, se citan a los autores más importantes, sin dar muchos detalles y se pone una frase final. Ideal para adolescentes que tengan que estudiar, pero totalmente insuficiente para quien quiera aprender un poco. De lo que me resultaba familiar no me ha gustado el tratamiento, y de lo que no conocía no me he enterado de nada.

Mención aparte merece el material gráfico. No deben tener licencia para reproducir nada, así que lo poco que ponen no son obras relevantes. Hay casos sangrantes, como cuando hablan de Pollock y en lugar de mostrar un cuadro suyo muestran el de otra artista que homenajea al autor.

Dejo muestra para que juzguen ustedes mismos, a mí no me gustó.

Desde las alturas
El nombre de «ukiyo-e» procedía de la sen’ sación de cernirse sobre los mundos representados en el arte. Las imágenes se retrataban con la intención de transmitir a los espectadores la idea de estar contemplando y disfrutando la cara amable de la vida, sin tomar parte real en ella ni desobedecer al sogún. En este sentido, las imágenes ukiyo-e suelen incorporar perspectivas insólitas, con vistas a transmitir al espectador la sensación de estar sobrevolando un paisaje o un acontecimiento. Aunque en su mayoría las imágenes se produjeron antes de la invención de la fotografía, a menudo presentan encuadres muy fotográficos y transmiten la sensación de captar una estampa instantánea, en lugar de una imagen general. Estas composiciones inusitadas engendraban nuevas fantasías oníricas. A menudo las imágenes estaban atravesadas por diagonales que imprimían movimiento y realzaban la lisura del papel. No se intentaba simular texturas ni tonalidades: las imágenes eran imágenes y no pretendían emular la realidad. La armonía era importante, de manera que entre las zonas abarrotadas de colores y estampados densos se intercalaban espacios en blanco.
Tinta impresa
El ukiyo-e era muy popular entre un público muy amplio, gran parte del cual no podía costearse adquirir pinturas. Las primeras obras se crearon con tinta china, que resultaba muy cara. Pero a partir de 1670, Hishikawa Moronobu (1618-1694), conocido como el padre del ukiyo-e, experimentó con la impresión monocroma con planchas de madera. Esta técnica de la xilografía cobró popularidad rápidamente, pues permitía producir imágenes en serie y a precios más asequibles. Algunas de estas estampas se retocaban con pinceladas de tinta de color hasta 1765, cuando Suzuki Harunobu (1724-1770) concibió una técnica para imprimir a todo color. Se trataba de un método preciso gracias al cual, a partir de entonces, las estampas ukiyo-e lucieron vivos colores, cosa que complementaba sus llamativos diseños, y se tornaron aún más populares. Okomura Masanobu (c. 1686-1764) fue otro influyente artista de ukiyo-e en la época. Muchas impresiones de ukiyo-e, obra de artistas como Kitagawa Utamaro (c. 1753-1806) y Tóshüsai Sharaku (activo entre 1794 y 1795), se crearon inicialmente como carteles para anunciar actuaciones teatrales y Inndeles o bien eran semblanzas de
actores, cortesanos y geishas. Hacia el siglo xix se incorporaron imágenes de la cultura urbana y paisajes. Artistas como Katsushika Hokusai (1760-1849) y Ando Hiroshige (1797-1858) crearon efectos gráciles, sensibles y diestros de clima, perspectiva y aspectos del mundo natural.
El japonismo
Entre 1639 y 1854, los japoneses solo comerciaron con los holandeses y los chinos.
Pese a tal aislamiento, los holandeses difundieron en tierras niponas las ideas y los descubrimientos científicos occidentales y a su vez llevaron noticias de Japón a Europa. Tras la restauración Meiji de 1868, Japón restableció los lazos comerciales con el resto del mundo. Ideas occidentales como la fotografía y la perspectiva lineal influyeron en los artistas japoneses y poco a poco el ukiyo-e se antojó demodé y las estampas perdieron su valor. Empezaron entonces a utilizarse como papel de embalaje para los productos exportados. En Europa, no obstante, su descubrimiento causó sensación. Los artistas europeos cayeron rendidos ante aquellas ideas, con su uso de temas cotidianos, puntos de vista inusitados, perspectivas inclinadas, colores lisos y llamativos y contornos marcados. Tales ideas jamás se habían visto en Occidente y se convirtieron en fuente de inspiración para algunos de los más destacados artistas y diseñadores impresionistas, posimpresionistas y art nouveau. En Francia, aquella moda se conoció como Le Japonisme.

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