Xavier Uriarte. Los peligros de las vacunas.

mayo 20, 2009

Editorial Atica, 2002. 262 páginas.

Xavier Uriarte, Los peligros de las vacunas
Falsos peligros

Los que sigan con asiduidad esta bitácora o me conozcan personalmente saben mi postura frente a las mal llamadas medicinas alternativas. Como ya decía en la entrada de John Diamond, L’Escandol de la medicina alternativa creo que ninguna ha demostrado su pretendida eficacia. Pero tampoco soy un apostol de la medicina ¿cómo llamarla? ¿no alternativa? Que cada cual se gaste los cuartos donde quiera y haga de su capa un sayo.

Pero hay un tema que me preocupa bastante, y son grupos como Vacunación libre que se oponen a que los niños sean vacunados. Que un adulto haga lo que quiera, pero jugar con la salud de los niños me parece casi un delito.

Soy de los que opinan que el progreso científico nos ha dado un mundo mejor. Antes opinaba así todo el mundo, aunque ahora hay gente que reniega de tanto adelanto. Stephen Jay Gould argumentaba que sólo por la reducción de la mortalidad infantil ya merece la pena el desarrollo tecnológico. Los cementerios antiguos están llenos de lápidas; las familias tenían diez o doce hijos de los que sobrevivían tres o cuatro con suerte.

Comentaba en Eureka que si hace treinta años un transplante de corazón era casi ciencia ficción hoy es rutinario. Pasteur o Jenner verían maravillados como se ha erradicado la viruela o la práctica desaparición de la tuberculosis. Pero los ojos se les saldrían de las órbitas si escucharan a personas como el autor de este libro porque ¿Quién en su sano juicio no querría evitar estas enfermedades a sus hijos?

Podría pensarse que quienes se oponen a la vacunación deben tener argumentos de peso. Las ventajas son evidentes y las disfrutamos todos, así que veamos que tiene que decir el autor.

Para empezar, el título del libro es engañoso. De los 26 capítulos del libro sólo tres hablan de los efectos adversos de las vacunas. Los siete primeros explican qué son las vacunas, cómo se producen y cual es su dinámica en el organismo. El octavo explica lo que es el bloqueo posvacunal y la hiperestimulacion posvacunal sin dar datos de frecuencia ni estudios del tema. El capítulo 10, titulado de las contraindicaciones de las vacunas expone en que casos debe valorarse administrar o no una vacuna. El 13 y 14 hablan de los efectos adversos de las vacunas en general y según el tipo de la vacuna. En ningún caso hablan de estudios, porcentajes, etcétera. El resto informa de calendarios de vacunación, situación legal y servicio de farmacovigilancia. El capítulo 22 detalla todas las enfermedades vacunables y los efectos adversos de cada una de las vacunas. Para ser objetivos, tendrían que haber hablado también de los efectos adversos de sufrir la enfermedad.

En definitiva, el libro no aporta ningún estudio ni tasas de incidencia para saber realmente cual es el peligro real de administrar una vacuna. Enumerar una lista de efectos adversos sin indicar si es probable o improbable sufrirlos es meter miedo, no informar. Pero la falta de credibilidad no es sólo una opinión mía. En la página 147 hablan de que cuatro muertes subitas pueden haberse debido a la administración de una vacuna, pero tal y como dicen en el libro:

Tampoco La Asociación Muerte Súbita del Lactante mostró nunca el más mínimo interés por informar sobre el tema ni revisar la opinión expresada por nosotros.

Revisando bien el libro los únicos argumentos en contra realmente fundados son los de una partida de vacunas en mal estado y que el mercurio utilizado como conservante en muchas de las vacunas provoca efectos adversos -algo que se está empezando a eliminar en las vacunas. El primer caso no es algo achacable a la vacuna en sí, y el segundo tampoco. El resto son afirmaciones sin pruebas, sin estudios y sin tasas de incidencias. No vale decir que la vacuna de la tuberculosis puede causar meningitis sin indicar la fuente y la probabilidad del peligro.

¿Por qué, entonces, la gente cree que las vacunas son peligrosas? Este es un caso típico de post hoc ergo propter hoc, es decir, que lo que sucede después de algo parece que es es su consecuencia. Si vacunamos a un niño y después enferma, entonces la vacuna es la culpable -aunque no tenga nada que ver. El ser humano es así, y es difícil sustraerse a esta falsa causalidad. Pero para eso están los estudios, para comprobarlo.

Mientras estos movimientos no tengan muchos seguidores no hay peligro; el resto de vacunados impiden la transmisión de la enfermedad. Pero si cobran fuerza pueden resurgir enfermedades que estaban olvidadas. Así pasó en Japón y Reino Unido hace unas décadas; tras un auge de estos movimientos se detectaron niveles anormalmente altos de incidencia de las enfermedades contra las que no se vacunaron.

Como decía al principio no me importa lo que cada uno haga con su vida. Utilicen Feng Shui, consuman homeopatía, pero, por favor, respeten la salud de los niños.

Actualización: En Magonia hablan del tema: Las víctimas de la campaña antivacunación de Jenny McCarthy

64 comentarios

  • Hugz noviembre 16, 2011en12:10 pm

    Desde hace un tiempo he estado revisando un poco este tema (de esa manera pude acceder a este foro) y me he encontrado con diversas posturas: (1) las personas y grupos irracionalmente contrarios a todas las vacunas, (2) las personas y grupos irracionalmente a favor de todas las vacunas, (3)los que no saben ni buscan información y (4) aquellos que buscan información, y que dentro de sus posibilidades, sacan conclusiones.

    En la mayoría de los casos, la gente termina engrosando cualquiera de los tres primeros grupos. Normalmente los irracionalmente a favor e irracionalmente en contra de todas las vacunas, no suelen realizar un análisis crítico de la información a la que acceden.

    Existe bastante gente con formación en salud tradicional (médicina, enfermería, etc) que pertenece al grupo de los irracionalmente a favor de todas las vacunas (las probadas científicamente como útiles y las que no cuentan con información suficiente). Ello se debe sin duda a la medicalización actual de la sociedad y a aunque parezca extraño, a una defensa también irracional del grupo del que forman parte. Lo que en pocas palabras significa defender el grupo a toda costa. Para ello buscan evidencia científica que apoye su postura sin contrastar información y sin comprobar criterios de calidad de esta información (en no pocos casos eso de debe a falta de conocimientos de búsqueda y lectura de material científico).

    Ahora bien, las personas irracionalmente en contra de todas las vacunas hacen exactamente lo mismo: acceden a información sesgada, generalmente no científica y si bastante subjetiva, justificada con estadísticas parciales que no demuestran asociaciones (ejemplo: vacuna como causa de autismo), basadas en casos particulares no generalizables (un caso de muerte supuestamente asociado a vacunación no significa que TODAS las vacunas maten, así como una muerte supuestamente asociada a acupuntura no significa que la acupuntura sea mortal) y sobre todo, información claramente parcializada y poco contrastada.

    Fíjese usted que el peligro resulta de la imposibilidad de realizar una discusión positiva y útil cuando la contraparte es irracional. Quizás es más fácil llegar a conclusiones con los irracionalmente a favor de todas las vacunas debido a que resulta más fácil refutar la información científica en la que se apoyan. En el caso de los irracionalmente en contra de todas las vacunas es casi imposible un cambio de criterios debido a que su postura se basa en gran medida en creencias y en pseudocientífica. Dicho de otra manera, es muy difícil discutir sobre pseudociencia porque sus postulados se basan en creencias.

    Creo que lo que sería más útil es realizar educación sanitaria a la población en general, tomando como referencia aquella información más imparcial y contrastada disponible.

    Gracias y disculpas por lo extenso de mi aportación

  • Palimp noviembre 16, 2011en12:28 pm

    Al contrario, gracias a usted por sus aportaciones.

    Coincido con usted cuando afirma que es imposible una discusión si la otra parte es irracional. En el caso de los antivacunas para mí es difícil enconrtar el origen de ese odio, porque me parece bastante claro que razones objetivas no hay. Si nos guiamos por los estudios científicos -y hablo de lo que podríamos llamar vacunas contrastadas- la evidencia a favor es abrumadora. Pero ellos se fijan en algunos estudios dudosos, y descartan los demás. En ese caso, mejor no creer en ninguno y guiarse por la fe.

    Entiendo que algunos defensores a ultranza de las vacunas puedan estar motivados por este extremismo de conmigo/contra mí. Yo no soy irracional, pero si tuviera sólo dos opciones, vacunas siempre o vacunas en ningún caso, elegiría el primero, aun siendo consciente de que no todas las vacunas son útiles.

    Salvo en casos experimentales no hay ninguna vacuna en el mercado que suponga un riesgo para la salud, así que si hay vacunas poco o nada eficaces el único perjuicio es económico, no de salud. Sin embargo, dejar de vacunar a un niño puede poner en peligro su salud, y si la moda se extendiera, la de todos.

    Pienso que no sólo sería útil sino indispensable esa educación sanitaria, y yo la ampliaría a una cultura científica, que permita a los ciudadanos buscar y contrastar información.

  • hugz noviembre 16, 2011en8:21 pm

    De acuerdo, la educación sanitaria es muy importante pues a todos nos interesa nuestra salud. También creo que debe haber una cultura de acceso y evaluación objetiva de la información por parte de la población. Lamentablemente en internet podemos encontrar información tan dispar, que no sorprende la confusión de muchos ciudadanos en cuanto a temas sanitarios.

    Si me permite hacer un poco de abogado del diablo, puedo tratar de aclarar la razón del rechazo de mucha gente a las vacunas y en general a la medicina tradicional. En gran medida la culpa la tenemos los profesionales que nos encargamos de la salud puesto que la vida moderna ha deshumanizado enormemente la profesión ligada a la medicina y la enfermería. Por factores varios y complejos, existe una limitación de la calidad de la atención humana que se brinda al paciente; ello incluye la oferta deficiente de información sobre temas de salud y la consecuente disminución de la confianza en este tipo de medicina. Por otro lado, es cierto que el mundo empresarial ligado a la farmacéutica es bastante oscuro y también que el círculo profesional ligado a la investigación científica se ve motivado más por aspectos relacionados al prestigio elitista (también esto crea desconfianza).

    Por el contrario, frecuentemente la oferta que plantea la medicina alternativa incluye un trato más cercano y más humano (independientemente que sea efectiva o no). No es difícil comprender entonces la adhesión de muchas personas a este tipo de medicina, todos necesitamos creer en algo y más si de alguna manera nos sentimos decepcionados. El problema radica cuando esta adhesión se convierte en militancia incondicional e irracional. Visto de esa manera, las vacunas se convierten en un símbolo a destruir aunque no se puedan probar científicamente sus supuestos efectos secundarios graves y ello no importa pues todo lo científico se convierte en perverso para ellos. Eso precisamente los hace víctimas de sí mismos.

    Finalmente, quizás algo que no sabemos actualmente, y es uno de los argumentos «bandera» de los antivacunas, es que se desconocen los efectos secundarios de la gran mayoría de las vacunas a largo plazo (efectos científicamente probados). Actualmente no hay evidencia científica de calidad que pruebe efectos secundarios graves a largo plazo y tampoco evidencia que pruebe lo contrario, es decir, que no ocasionen efectos secundarios graves a largo plazo. Sin embargo, tampoco hay pruebas científicas que prueben que el reiki, las flores de Bach, la acupuntura, la homeopatía, etc, no produzcan efectos secundarios graves a largo plazo. Y finalmente, SI existen pruebas científicas sobre las potenciales consecuencias graves de la mayoría de las enfermedades prevenibles con vacunación. Por lo tanto, lo lógico es el uso de las vacunas en estos casos.

    Creo que nome queda mucho más por decir.

    Nuevamente gracias.

  • Palimp noviembre 18, 2011en11:41 am

    Sin duda las razones que indicas influyen, pero hay otras. Hace poco leía en un blog que además de la medicina la esperanza de vida actual también se debe a avances en la química: disponer de un agua libre de microorganismos, ambientes más higiénicos, alimentos mejor conservados. Sin embargo la gente prefiere agua embotellada -que muchas veces tiene peores controles que la del grifo- y alimentos naturales -y no puedo dejar de pensar lo que pasó en Alemania con la soja contaminada.

    Hay una querencia por lo natural injustificada en muchas ocasiones, pero real.

    Además en el caso de las vacunas hay una relación causa efecto que no es evidente a simple vista. Si estoy enfermo y tomando un antibiótico me curo, por muy amante de lo natural que sea el efecto es muy claro. Pero si no te vacunas sólo te expones a enfermarte, y si pasa será mucho después de la edad de vacunación. Sin embargo una vacuna puede producir fiebre y otras reacciones que sí pueden dar miedo a unos padres primerizos.

  • Ayax Perrella abril 20, 2012en8:31 pm

    Leo con tristeza un montón de críticas al libro del Dr. Uriarte. Tristeza no por lo que expresan, porque, como dice el último en la serie, cada quien hace de su capa un sayo, sino porque ningun crítico ha tenido el valor de poner su firma para saber de quien se trata.
    Uriarte ha publicado y todos saben quien es. Ha tenido y tiene el valor de firmar lo que escribe.
    El anonimato es equivalente de cobardía.
    Aparte todo esto, les recomiendo que lean un poquito más, no se atengan a lo que dicen en las universidades y los laboratorios farmacéuticos (que dictan ley en las universidades), y luego prueben a decir algo un poco más sensato. Ganaríamos todos.
    Ayax Perrella

  • Palimp abril 25, 2012en11:53 am

    Me parece muy osada la afirmación de que el anonimato es equivalente de cobardía. En cualquier caso el autor de la reseña (o sea yo) tiene un enlace a su página personal donde están nombre, apellidos y hasta curriculum.

    Parece que la única virtud del señor Uriarte es firmar con nombre y apellidos, porque sus argumentos son muy escasos.

    Yo también recomiendo leer más, sobre todo a los que se oponen a las vacunas. Abran su mente, por favor.

  • Noemi enero 25, 2013en7:29 pm

    ¿Los que no vacunamos a nuestros hijos tenemos que abrir la mente? Disculpe pero que absurdo comentario. Soy joven y tengo una mente muy abierta, y por eso, antes de vacunar a mi hijo me he preocupado de informarme de los pros y los contras de las vacunas en libros, médicos naturistas, homeópatas, en la medicina tradicional… eso es tener la mente abierta. Y no ir al médico y como este dice que le tengo que poner la vacuna A,B,C,D y E se la pongo y punto! Sin preocuparnos ni si quiera para que sirven o de que contienen. De verdad creen que es necesario vacunar a un bebé de paperas? o del sarampión? No matan estas enfermedades, unos días de cama y listos! Y lo se por propia experiencia. ¿Y yo tengo que abrir la mente? Por favor…

  • Palimp enero 27, 2013en9:58 pm

    Si es abierta de mente como dice, lea el libro En defensa de las vacunas, donde le informarán muy bien de los pros.

    El sarampión, según la enciclopedia médica (http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/001569.htm) tiene riesgo de encefalitis en uno de cada mil casos. A mí no me gustaría jugar a esa lotería con mis hijos, desde luego.

  • grissel febrero 12, 2013en5:48 pm

    Hola,
    Si a un hijo vuestro le da un shoc anafilactico a las pocas horas de la vacunación, si tiene convulsiones a las pocas horas…por poner ejemplos de los más graves e inmediatos… que pasaria?’
    Conozco casos, sin embargo no se habla de ello, pero a la familia que le ha tocado se siente sola porque nadie la va apoyar. No es ético negar los efectos adversos , que por otra parte vienen reflejados en el propecto mismo del medicamento. Creo que hay que informarse´más. Pueden tener su lado positivo, pero las vacunas no son inocuas como no lo es ningún medicamento. Hay un estudio, que buscaré y pondre enlace, sobre la salud en Estados Unidos de los no vacunados frente a los vacunados. Es sorprendente!!!
    ¿Por qué hay médicos que no vacunan a sus hijos??? LOS HAY.
    En fin es sólo una opinión, pero a todos nos falta leer más y preguntar a profesionales de la medicina.

  • Palimp febrero 14, 2013en8:21 pm

    Pregunte a los profesionales y verá lo que le dicen:

    http://vacunasaep.org/que-es-el-cav
    El Comité Asesor de Vacunas (CAV) de la Asociación Española de Pediatría es el el organismo responsable y portavoz oficial de la Asociación Española de Pediatría en todo lo relacionado con las vacunas. El CAV está formado por pediatras de reconocido prestigio en el campo de la infectología y vacunología.

    http://vacunasaep.org/familias/efectos-secundarios-de-las-vacunas

    Los efectos adversos más graves (reacciones anafilácticas o encefalopatía) son muy poco frecuentes (aproximadamente 1 caso de cada millón de vacunas puestas) y, como se explicó previamente, mucho menos frecuentes que los producidos por la propia enfermedad que protegemos.

  • Palimp febrero 22, 2013en7:10 pm
  • Sylvia octubre 5, 2013en8:19 am

    Me alegra muho leer mas de este tema. Cada vez estoy mas convencida de que este es el
    Camino a seguir. Pero tengo una pregunta.
    Mi chiquito tiene 3 meses y ya le puse sus primeras dosis a los dos meses
    Pero ya no quiero hacerlo mas. Existe algina contraindicacion al respecto?
    Sera que por tener solo una de las dosis y no las otras es contraproducente?
    Gracias por este espacio tan importante!
    Sylvia

  • Carmen abril 22, 2018en10:18 pm

    Exponer a un niño o niña a determinadas sustancias sin tener ni idea que reacciones genera en su organismo a corto, medio o largo plazo, también es «Jugar» con su salud»
    Cualquier profesional de la medicina es persona sujeta a errores, con interese, creencias, experiencias limitadas que requieren, para su avance, de revisiones continuas.
    La vacunación no admite cuestionamientos y eso la convierte en un dogma médico que se tiene que acatar y punto. La medicina natural (mal llamada alternativa) es la base de toda medicina «moderna» que ahora «desconfía» de la naturaleza vital corporal y su capacidad de auto regeneración.
    Vacunar a niños y niñas recién nacen es una autentica barbaridad por mucho que se plantee como algo «normal y necesario» Necesario ? Para quien?
    Viendo el descomunal negociado que hay al rededor de la salud, diría que las vacunas son un instrumento más de lucro y que muchos profesionales de la salud son parte en ese negocio. No es coincidencia que laboratorios y farmacéuticas hayan superado a los bancos en beneficios. y «compensen» la labor de quienes «apoyan» sus productos.
    Los ensayos clínicos sobre «nuevas vacunas» se hacen en paises de Sudamérica, en poblaciones recónditas para «evitar» que se propague la noticia de muertes de criaturas por reacciones adversas al medicamento (Argentina, Bolivia…) y que tanto cuesta después demostrar la responsabilidad de las «marcas» implicadas.
    Mas de 300 muertes relacionadas con la «campaña de vacunación» para el papiloma humano. La excusa para no investigar a fondo es el «éxito» obtenido sobre 65 millones de vacunas aplicadas hasta el momento. ¿Éxito? ¿Que tipo de seguimiento se hace una vez puesta la vacuna?
    La iatrogenia afecta a casi el 10% de pacientes (solo en España) y ya se empieza a hablar de los riegos que ocasiona el abuso de aplicar una medicina «defensiva»
    Hay profesionales de la salud con muchos años de práctica sobre sus espaldas que cuestionan el SISTEMA de vacunación (la vacunación sistemática como protocolo aplicado a todo el mundo por igual) Se basan en datos e investigaciones ¿Por que no se les escucha con la misma vehemencia que a quienes defienden la vacunación con los mismos argumentos de hace décadas?

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