Alfaguara, 2002. 224 páginas.
Tit. Or. Verstörung. Trad. Miguel Sáenz.
Dos estupendas reseñas: Trastorno y Trastorno
El libro pega un salto de la primera a la segunda parte en la que un narrador toma las riendas se aleja de narrativas tradicionales y encadena un discurso fresco, chispeante y rocambolesco que te marea como una copa de buen vino.
La sonrisa de las mujeres que despiertan de su sueño y saben que no tienen salvación, cuando comprueban que todavÃa están en un mundo de sufrimientos, está hecha sólo de espanto.
Pienso una y otra vez que estoy abandonado. Y siento esa idea como la más repugnante de las ideas: estar abandonado. La soledad es el camino de los hombres hacia la repugnancia. La vejez es una gran repugnancia. La juventud es un asco, pero la vejez es repugnante. Mis parientes deambulan como muertos y a veces tengo ganas de llamarlos y gritarles a la cara que dejen de estar muertos.
«En la alta sociedad, la baja parece útil; en la baja, la alta parece inútil», dijo el prÃncipe, y luego: «los hombres, cada uno por sà solo, pueden concebirse muy bien como folletines que diariamente continúan, impresos en la Naturaleza. En la redacción, sin embargo, reina una espantosa arbitrariedad a la que, como puede verse, el mundo da cotidianamente la mayor importancia. Y los poetas», dijo el prÃncipe, «utilizan la verdad que no pueden utilizar los filósofos». PodrÃa explicarnos todos los alrededores, dijo el prÃncipe cuando, desde hacÃa rato, caminábamos lentamente por las murallas exteriores, «incluso en la oscuridad», dijo. «Sin embargo, si lo intentase, el placer serÃa sólo para mÃ, de manera que no se los explicaré. Únicamente la oscuridad permite que andemos ahora por donde andamos», dijo, y luego: «A menudo oigo que viene mi hijo y pregunto a sus hermanas y a mis hermanas si lo oyen también; les digo que lo oigo claramente. Ellas no lo oyen. Voy una y otra vez a la ventana y miro afuera para ver si viene. Sé que no llegará hasta dentro de cuatro o cinco horas, pero desde mucho antes empiezo a mirar por la ventana. Lo oigo venir durante todo el dÃa. Venir hacia mà durante todo el dÃa, mientras cada vez me defrauda más. Mi muerte la veo también claramente desde hace años y, lo mismo que poco a poco mi muerte imaginaria se convierte en real, también la llegada imaginaria de mi hijo se va convirtiendo en real. Contemplo durante horas la calma que aquà reina. Sé que esa calma ha reinado aquà siempre, es una calma totalmente inalterada que me ha alterado, que me altera, que nos ha alterado a todos. El tiempo,
doctor, es la calma misma contra la Naturaleza. Una vez», dijo el prÃncipe, «atrasé poco a poco todos los relojes de Hochgobernitz una hora diaria, hasta que de pronto tuvimos un retraso de tres dÃas. Hubiera podido muy bien retrasar los relojes de Hochgobernitz varios dÃas, semanas y años. Me divirtió hacerlo. El que cada dÃa vive algo más, aunque sólo sea unos segundos, consigue al final toda una vida», dijo el prÃncipe. «Durante años, hasta hoy, he conservado la costumbre de quitar de las paredes, una vez por semana, todos los cuadros de Hochgobernitz y cambiarles el orden, siguiendo un sistema que yo sólo conozco: cuatro delante y dos detrás, y luego seis delante y ocho detrás. Me aparezco a mis hermanas y a mis hijas; les parezco loco cuando me ven. Pérfido escarnio de la perfidia», dijo el prÃncipe, «con el material docente visual, siempre idéntico, de que disponemos en Hochgobernitz. Cuando pienso en los muchos bailes de disfraces, bailes de máscaras, fiestas en el jardÃn, fiestas en el pabellón de recreo y comedias que hemos organizado, que hemos visto… En los miles de personas que han subido y que han vuelto a bajar… Las oigo de cuando en cuando llegar, marcharse, aparecer y desaparecer; las veo con mi ritmo senil. Las oigo reÃrse. Las oigo morirse mientras rÃen. La risa es ahà arriba, muy claramente, la del hombre primitivo»
Un comentario
Interesante análisis, un primo me lo recomendó y la verdad tengo muchas ganas de leerlo, gracias por compartir tu análisis, saludos.