Cátedra, 2000. 640 páginas. Seis jornadas, seis días en los que la protagonista explica, primero a una amiga y después a su hija, sus aventuras como monja, casada y puta en primer lugar y cómo convertirse en una buena profesional en el segundo. La primera jornada, en la que Nanna, la protagonista, ingresa en un convento, es lo más parecido a ver una película porno en un libro. Pero no esas películas con trama en la que se intercalan episodios picantes. No, de las del tipo ‘hola soy el fontanero’, ‘pues desatáscame el agujero’. Escenas subidas de tono, una tras otra, en las que el autor despliega un talento inimaginable a la hora de llamar a las cosas por otro nombre. La mitad de los pies de página con un escueto ‘Metáfora sexual’ que a veces es bastante evidente y otras supongo que se pierde por la traducción. La parte de las casadas es más de lo mismo, con infidelidades sin fin. Y aunque de vez en cuando hay alguna ocurrencia en general se me hizo bastante cansino. La parte de las putas, sin embargo, es la que menos abunda en escenas sexuales y más en los diferentes engaños que…