Lucrecio. De rerum natura.

diciembre 14, 2021

Lucrecio, De rerum natura

Explicación de las ideas científicas de la escuela de Epicuro en verso. Algo que era inaudito en su día e inimaginable hoy, aunque estaría bien que nos explicaran la mecánica cuántica tal que así:

Por eso te digo -y esto es la monda-
que partícula es, y a la vez onda

Los puntos fuertes son la teoría de los átomos, que son lo que conforman toda la materia, que los dioses ni están ni se les espera, que no debemos tener miedo a la muerte (y leyendo estos párrafos en vez de tranquilizarme me dio un ataque de angustia tremendo) y que todas las cosas de la naturaleza tienen una explicación, digamos, racional.

Evidentemente aquí no hay nada de método científico y las explicaciones son para mear y no echar gota. Basándose en suposiciones mentales va demostrando como las cosas tienen que ser como él dice, y ya nos podemos imaginar que hay más fantasía que observación empírica. Lo cual no quita para que de vez en cuando diga cosas bastante razonables, como algo parecido a supervivencia del más apto. Quizás la mejor parte es la explicación de los rayos. Siempre que hay rayos hay nubes, por lo tanto no son cosas que lancen los dioses sino un fenómeno natural que pasa a explicar con rozamientos de las masas de aguas. Un empujoncito más y ya podríamos tener un premétodo científico.

Se me ha hecho un poco largo pero tiene su curiosidad.

Y la Tierra aún entonces se esforzaba
Por sacar animales de figura
Y de disposición extraordinaria: 1190
Se vio el hermafrodita monstruoso,
Que teniendo la forma de ambos sexos,
Igualmente difiere de uno y otro;
Cuerpos sin pies, sin manos y sin boca

Y sin ojos salieron; también otros

Cuyos miembros lo largo que tenían

Al tronco íntimamente se pegaban;

Los cuales no podían manejarse,

Ni dar un paso, ni evitar un riesgo,

Ni buscarse el sustento necesario. 1200

Viéronse además de éstos otros monstruos

Y otros prodigios, pero inútilmente,

Porque Naturaleza les quitara

El poder ir creciendo y avanzando

Hacia la edad florida; no pudieron

Encontrar su alimento, ni ayuntarse

Con los lazos de Venus: es preciso

Para que se propaguen las especies

El concurso de un número infinito

De circunstancias, y primeramente 1210

Los alimentos son indispensables:

Es preciso que estén diseminadas

Las fecundas semillas por los miembros,

Y los conductos por do vengan éstas

Desde cualquiera parte de los miembros:

Por último, en los órganos externos

Tal proporción, que puedan macho y hembra

Ayuntarse entre sí con mutuos gozos.

Y entonces fue preciso perecieran

Muchas especies, y que no pudiesen 1220

Reproducirse y propagar su vida;

Porque los animales existentes

Que ves ahora, sólo se conservan

O por la astucia, o fuerza, o ligereza

De que ellos al nacer fueron dotados


No es piedad el dar vueltas a menudo,

Tapada la cabeza ante una piedra, 1730

Ni el visitar los templos con frecuencia,

Ni el andar en humildes postraciones,

Ni el levantar las manos a los dioses,

Ni el inundar sus aras con la sangre

De animales, ni el cúmulo de votos:

Que la piedad consiste en que miremos

Todas las cosas con tranquilos ojos;

Porque cuando hacia arriba los alzamos

A contemplar las bóvedas inmensas

Y todo el estrellado firmamento; 1740

Cuando reflexionamos la carrera

Del Sol y de la Luna, se despierta

Entonces en el pecho de repente

Una inquietud, que al parecer habían

Los otros males de la vida ahogado,

Y el hombre se pregunta si por dicha

Hay alguna deidad omnipotente

Que estos resplandecientes globos mueve;

Pues la misma ignorancia de las causas

Hace que ande el espíritu dudoso:

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