John Stuart Mill. Sobre la libertad. Capítulos sobre el socialismo y otros escritos.

septiembre 2, 2005

Mill Sobre Libertad

Liberalismo socialista

El segundo libro que aparece en esta bitácora dentro del programa que me he impuesto: ‘aprenda economía y política en un tris y sin moverse de casa’. Para conocer mejor que se esconde detrás de la pérfida mente liberal ¿Qué mejor que ir directamente a las fuentes? Dicho y hecho; John Stuart Mill al canto.

Pero ¿Dónde está el liberal comeniños? En ningún lado. Tenía que haber leído con más interés las entradas de The Happy Butcher y hubiera sabido de antemano que el concepto actual de liberal no se corresponde con lo que pensaba John.

El tomo que presento se compone del ensayo ‘Sobre la libertad’ quizá el más famoso de sus escritos, acompañado de varios escritos breves sobre el socialismo. Los comentaré brevemente por separado.

Ya en el prólogo nos advierte el autor de que el tema a tratar no es el del libre albedrío, sino el conflicto entre libertad y autoridad. ¿Hasta que punto puede el Estado inmiscuirse en la libertad individual? Cuanto menos, mejor. Textualmente, es deseable que en los asuntos que no conciernan primariamente a los demás, sea afirmada la individualidad. Por ejemplo, debería permitirse la libertad religiosa y la libertad de expresión.

La mayor preocupación de Mill es algo que todavía tenemos pendiente: la tiranía de la mayoría. Si el estado tiene poder para decidir sobre la felicidad del individuo, por regla general decidirá conforme a la opinión mayoritaria. ¿Qué podrán hacer, pues, los que no se adapten a la norma? ¿Debe ‘papá estado’ decidir por nosotros -por ejemplo, prohibiendo fumar-? El análisis detallado y práctico de estos temas son el centro del ensayo. Mill cree que el estado cumple una función beneficiosa, pero que si no se limita su poder obtendremos lo contrario; un gobierno ineficaz y mediocre. Estas son las últimas palabras de su ensayo:

El mal comienza cuando, en lugar de estimular la actividad y las facultades de los individuos, y de las instituciones, los sustituye con su propia actividad; cuando, en lugar de informar, y aconsejar, y si es preciso, denunciar, él los somete, los encadena al trabajo o les ordena que desaparezcan, actuando por ellos. El valor de un Estado, a la larga, es el valor de los individuos que le componen; y un Estado que pospone los intereses de la expansión y elevación intelectual de sus miembros en favor de un ligero aumento de la habilidad administrativa, en detalles insignificantes; un Estado que empequeñece a los hombres, a fin de que sean, en sus manos, dóciles instrumentos (incluso para asuntos de carácter benéfico), llegará a darse cuenta de que, con hombres pequeños, ninguna cosa grande podrá ser realizada; y que la perfección del mecanismo al que ha sacrificado todo acabará por no servir de nada, por carecer del poder vital que, con el fin de que el mecanismo pudiese funcionar más fácilmente, ha preferido proscribir.

En los escritos sobre socialismo podemos ver que Mill se interesó mucho por las diferentes corrientes socialistas de su época. Si bien puede resultar un tanto polémico llamarle ‘socialista’ en estos escritos queda patente su simpatia hacia el socialismo e incluso la crítica al sistema capitalista de la competencia:

Lo siguiente recoge uno de los argumentos del señor Newman acerca de la competencia:

La verdad es verdaderamente simple, pero necesita ser reforzado que la competencia, a pesar de que es a menudo severa, como todas las leyes de la naturaleza, sin embargo, resulta beneficiosa al mismo tiempo que constituye un proceso necesario. Si deseando tener cavado mi jardín, estoy dispuesto a pagarle a un hombre cuatro chelines por su trabajo diario, meramente porque estoy habituado a pagar esa suma; si, no obstante, antes de convenirlo con él, se ofrece otro hombre a realizar el mismo trabajo sólo por tres chelines y seis peniques, cabe presumir que el último se halla en gran necesidad y, a menos que yo me halle en alguna relación moral previa con el primero, que tenga que respetar, realizaré una acción más humana empleando al de tres chelines seis peniques que al de cuatro chelines (pág. 12).

La Humanidad puede constituir una razón para emplear al hombre que aceptaría tres chelines y seis peniques, pero no para pagarle solamente tres chelines y seis peniques. La Humanidad dicta preferir al más necesitado, pero ¿debe dictarlo aprovechándose de sus necesidades? En una correcta situación moral, ¿no pagaría cualquier persona tanto como pudiera pagar al hombre que lo necesita menos? Si cuatro chelines son el salario adecuado y apropiado por un día de cava constituye un mal que la competencia reduzca los salarios por debajo de esa cantidad. El señor Newman puede decir que no hay manera de decidir lo que es un salario adecuado y apropiado; pero no puede pretender que la competencia lo decida. La cuestión se resuelve, pues, en la posibilidad de determinar mediante el derecho qué salarios puede permitirse conceder la sociedad a quienes hacen su trabajo. Lo que se diga aquí respecto a la dificultad de decidir o de forzar la decisión no se aplica empero a los socialistas; en sus comunidades no existirían tales dificultades; no existiría allí ninguna duda sobre lo que podrían dar o sobre lo que deberían dar. Los socialistas no dicen que la competencia pueda hacer caso omiso de la sociedad tal como es. Sino que constituye un gran defecto de la sociedad, que sólo pueda trabajar mediante un instrumento semejante.

Una crítica que hoy en día mantiene también toda su fuerza. También -y esto es algo de lo que debería tomar nota cualquier liberal- era totalmente opuesto a la herencia; iba totalmente en contra de su idea de igualitarismo.

Ha sido una sorpresa agradable leer este libro. Todo un clásico.

(Un día, un libro 144/365)
Escuchando: El ángel Simón. Nacho Vegas.


Antes que yo e incomparablemente mejor reseñaron sobre Mill The Happy Butcher y Cristina. A continuación, sus reseñas:

La reseña de Cristina del mismo libro (Para que aprecien lo que es una buena reseña)

El análisis de las teorías económicas de Mill y el liberalismo moral(Por nuestro posteador residente THB)

25 comentarios

  • The happy butcher septiembre 3, 2005en12:15 pm

    Yo hace tiempo que le dediqué algún que otro post.

    Para entender a Mill, hay que entender su vida, lo que va desde su padre, hasta por quién fue educado, su juventud y con quién se casó.

    Para la mayoría de los liberales, este liberal es uno de los más mamoncetes que tenemos, porque depende del periodo de la vida en que le cojas. Primero fue liberal, después se casó con una socialista y, cuando murió, renunció a buena parte de las ideas que adquirió con ella. Como reto intelectual, me quedo antes con el original antes que con las copias que pululan por ahí. Mill es el principal baluarte que ha tenido durante mucho tiempo la socialdemocracia… en tanto establece de modo muy evidente la división entre el utilitarismo y el iusnaturalismo.

    Muchos liberales han reformulado aplicaciones de las teorías de Mill, para poder mantener el máximo de libertades con el mínimo de oportunidades.

    Por cierto, ¿Cómo vamos en nuestro pique particular?

    Saludos.

  • Magda septiembre 3, 2005en6:40 pm

    Palimp, te envié un correo-e para comentarte lo de un proyecto.

    Un beso, que tengas feliz fin de semana.

  • Palimp septiembre 5, 2005en10:33 pm

    Je, je, je es un mamoncete porque es de los pocos que reconoce algunos fallos en el sistema liberal ¿eh? Me encanta la crítica al sistema de competencia porque lo hace desde un lado que nadie parece tener en cuenta: la moral. ¿Algo que decir a la crítica del amigo Mill? ¿O lo de siempre, que es peor que no tenga trabajo? En el pique creo que vamos empate a dos, o que me ganas tres a dos, no llevo muy bien la cuenta.

    Magda, recibí el mail. Gracias y un beso para ti también.

  • The happy butcher septiembre 5, 2005en11:15 pm

    Je, je, je es un mamoncete porque es de los pocos que reconoce algunos fallos en el sistema liberal ¿eh? Mucho debieras profundizar en el liberalismo y en los liberales, amigo Palimp, para estar seguro de tal frase… Ya se verá el día que profundices… 😉

    Me encanta la crítica al sistema de competencia porque lo hace desde un lado que nadie parece tener en cuenta: la moral. ¿Algo que decir a la crítica del amigo Mill? Si tanto insistes, Mill confundía moral y ética… La moral es personal, la ética no. La filosofías han de ser éticas, no morales. 😉

    Saludos.

  • Palimp septiembre 5, 2005en11:35 pm

    Espero que no me pase como con la Biblia. Ya era ateo, pero cuando profundicé, me volví más. El libro de Friedman me lleva por el mismo camino.

    Llámalo moral o ética, el problema es el mismo. ¿Alguna respuesta?

  • The happy butcher septiembre 6, 2005en8:06 am

    No voy a convencerte de nada… Palimp. Si te sirve de consuelo, he comenzado a leerme un libro de Stiglitz y otro de Lenin… y tampoco me están convenciendo de mucho…

    Sobre la ética y la moral… bueno… los textos quedan muy bonitos en la teoría, pero hay que revisarlos con la práctica. Teóricamente, la teoría marxista suponía la llegada de la felicidad del proletariado, mientras que las aplicaciones prácticas de tal ideología supusieron la muerte de 100 millones de personas…

    Ahora bien: Si lo que te preocupa es que, por ejemplo… «La cuestión se resuelve, pues, en la posibilidad de determinar mediante el derecho qué salarios puede permitirse conceder la sociedad a quienes hacen su trabajo», creo que no tienes las repercusiones que tienen una intervención en los salarios (dado que lo que alude es a la idea del salario mínimo). Ahora mismo el salario está en (voy a poner un número al azar) 600€/mes. Si el salario es superior al que cobraba antes, encarece el producto y pierde posibilidad de competencia; mientras que si cobraba menos, la ley es inútil. Dado que la segunda la descartamos, nos centramos en la primera. ¿Y por qué no el doble de salario mínimo? ¿O el triple? Pues lo mismo.

  • Palimp septiembre 6, 2005en9:16 am

    Si el salario es superior al que cobraba antes, encarece el producto y pierde posibilidad de competencia
    Eso no es del todo cierto; encarece el producto, pero también el de la competencia puesto que todos tienen que partir del mismo salario base. La ventaja adaptativa no recaerá en el sueldo del empleado. Friedman tenía otra crítica a esto que comentaré en su momento; tampoco me pareció correcta.

  • Cristina septiembre 6, 2005en12:12 pm

    Je, yo también le dediqué su post en su día y prometiste entonces leerlo y reseñarlo. Fantástica la reseña. Ahora, que lo que más me agrada es que hayas descubierto al gran Mill, y que haya supuesto tan grata sorpresa 🙂

  • The happy butcher septiembre 6, 2005en12:19 pm

    Eso no es del todo cierto; encarece el producto, pero también el de la competencia puesto que todos tienen que partir del mismo salario base. Más a mi favor: Aumenta la inflación, luego los salarios reales de toda la población disminuyen.

  • Palimp septiembre 6, 2005en5:20 pm

    Eso tampoco es del todo cierto: si la empresa quiere mantener los precios -y tiene motivos para hacerlo- deberá ser más productiva. Yo conozco empresas que sólo son productivas a costa de explotar a los empleados: hacerles trabajar mucho y pagarles poco. Esa es su ventaja adaptativa. Un salario mínimo y normativas sobre las horas extras acabarían con ello.

  • Palimp septiembre 6, 2005en5:21 pm

    Sí, Cristina. Voy a actualizar la información.

  • The happy butcher septiembre 6, 2005en7:56 pm

    En tal caso, tendría que compararse con lo que quieren ver con los accionistas. A lo mejor, estos quieren mantener su margen de beneficios, que para eso han puesto el dinero. Si mantienen los precios y aumentan los salarios caben dos posibilidades, o los trabajadores aumentan su productividad o los accionistas reducen su margen.

    Una vez dicho esto, empresarios caras, los hay en todas partes. Como también hay trabajadores caras. En cualquier caso, la decisión de pagar X y X -2 depende de lo que considere el empresario como rentable. Hay gente que estima como muy alto el riesgo de su dinero y gente que no tanto. Se trataría de fomentar el aumento de empresas, para lo que tendrías que flexibilizar el mercado laboral y eliminar riesgos para su creación…

    Me pregunto qué diría Mill de esto…

  • Palimp septiembre 8, 2005en5:03 pm

    Lo que no pueden hacer es aumentar el margen a costa de los salarios -y eso es una práctica muy habitual- es más fácil reducir o congelar salarios que invertir en productividad.

    Hay empresarios ‘caras’ y trabajadores ‘caras’ pero sin una mínima regulación de salarios extra empresarial se acabaría pagando una miseria. La única solución para que esto no pasara sin tener una regulación de salarios -tal y como quieren los liberales- sería que no tuvieramos que trabajar. Mientras haya más gente que puestos de trabajo los salarios irán a la baja. La prueba está en que en los oficios como el mío cobra bien hasta el gato.

    Mill quizá se decidiera por algo pragmático, pero supongo que le parecería mal pagar a alguien un sueldo de tres chelines y seis peniques si se merece cuatro.

  • The happy butcher septiembre 9, 2005en3:50 pm

    Lo que no pueden hacer es aumentar el margen a costa de los salarios -y eso es una práctica muy habitual- es más fácil reducir o congelar salarios que invertir en productividad. Es que lo otro es mucho más complicado.

    sin una mínima regulación de salarios extra empresarial se acabaría pagando una miseria. Tal idea no la avala la experiencia. Si fuese así, todos los empresarios pagarían el salario mínimo a todos los trabajadores, independientemente de lo que hagan. Esto, por supuesto, no es así.

    Mientras haya más gente que puestos de trabajo los salarios irán a la baja. Para ello, tendrías que favorecer la creación de empresas, es decir, eliminar riesgos y no estorbar.

  • Palimp septiembre 9, 2005en3:55 pm

    Entonces, si no es así ¿Qué problema hay en que haya un salario mínimo?
    Por favorecer la creación de empresas no van a aparecer tantas.

  • The happy butcher septiembre 9, 2005en10:06 pm

    Cuando impones un salario mínimo, lo que estás haciendo es poner un precio superior al empresario que empieza y que no puede permitírselo. Por el contrario, con la facilidad en la creación de empresas, a la larga, los salarios crecen, a medida que se ha desarrollado la empresa.

    En segundo lugar, el salario mínimo, a quien acaba perjudicando, es a los más pobres. La razón es muy sencilla: Si yo tengo a un señor que produce X a cambio de 10, el salario mínimo supone que tenga que pagar 12 por la misma producción X. Es decir, que el empresario pierde. Si se quiere mantener, ¿qué hará? Contratar a alguien que sea capaz de producir X + 2. Por lo general, esta será una persona mejor cualificada, es decir, la medida es contraproducente para aquellos a quienes pretendía ayudar: a los más pobres.

    Saludos.

  • Palimp septiembre 9, 2005en10:41 pm

    Ese argumento ya lo he visto en Friedman, y no me lo creo. Ya lo comentaré en su momento…

  • Palimp septiembre 9, 2005en10:42 pm

    Además, que el salario mínimo es tan mínimo que no se me ocurre ningún trabajo por el cual pagarlo.

  • The happy butcher septiembre 10, 2005en9:35 pm

    Sobre el argumento de Friedman, pues qué quieras que te diga… a mí me parece terriblemente lógico…

    Sobre el salario mínimo, pues son 600 euros (impuestos incluídos). En España. En otros sitios es superior.

  • Palimp septiembre 11, 2005en12:06 am

    Ya hablaremos cuando postee el de Friedman que tendremos para largo y tendido. Quizá el argumento es lógico pero ¿Es verdadero, o sólo plausible?

  • The happy butcher septiembre 11, 2005en9:50 am

    Es que la economía no es una ciencia exacta, sino más bien muy imperfecta. Está muy bien para valorar los efectos a posteriori… pero de ahí a establecer consecuencias perfectas… hay un mundo. Podemos tirarnos los trastos a la cabeza todo lo que queramos, que no resolveremos nada… Es mejor coger y emborracharse.

    Un abrazo.

  • Palimp septiembre 12, 2005en9:33 pm

    Al contrario, Happy, al contrario. Tirándonos los trastos a la cabeza quizá descubramos como arreglar el mundo. Eso creo, y creo que tú también.

    Un abrazo.

  • The happy butcher septiembre 12, 2005en10:13 pm

    El mundo se arregla con sexo y cerveza… No hablando de política…

  • Palimp septiembre 13, 2005en7:37 am

    Prefiero el kalimocho. 🙂

  • Mari mayo 12, 2009en4:46 pm

    sexo sobre todo..

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