Jamaica Kincaid. En el fondo del río.

mayo 10, 2017

Jamaica Kincaid, En el fondo del río
Txalaparta, 2007. 110 páginas.
Tit. Or. At the bottom of the river. Trad. Alejandro Pérez Viza.

Incluye los siguientes relatos:

Chica
En la noche
Al fin
La casa
El patio
Sin alas
Vacaciones
La carta de casa
Qué he estado haciendo últimamente
Oscuridad
Mi madre
En el fondo del río

Relatos con un fuerte componente onírico y un lenguaje muy trabajado y poético. Imágenes que se van deslizando como el río del título y que emergen del fondo para agarrarnos y pegarnos un chapuzón. Uno de mis preferidos es el que les dejo como muestra. Merece la pena asomarse a estas páginas.

Chica
El lunes lava la ropa blanca y déjala sobre la pila de piedra; el martes lava la ropa de color y ponía a secar en el tendedero; no andes a pleno sol con la cabeza descubierta; fríe los buñuelos de calabaza en aceite de oliva muy caliente; pon en remojo tus paños menores en cuanto te los quites; cuando compres algodón para hacerte una bonita blusa, asegúrate de que no lleva acrílico, pues al lavarlo perdería la caída; antes de cocinarlo, deja el pescado salado en remojo durante toda la noche; ¿es verdad que cantas benna en la escuela dominical?; come siempre de forma que a nadie se le revuelva el estómago al mirarte; los domingos, intenta caminar como una señora, y no como la guarra en la que tienes tanta tendencia en convertirte; no cantes benna en la escuela dominical; no debes hablar con esos golfos, ni siquiera para increparles; no comas fruta por la calle: las moscas te perseguirán; «pero si yo nunca canto benna los domingos, y mucho menos en la escuela dominical»; así se cose un botón; así se hace un ojal para el botón que acabas de coser; así tienes que arreglar el dobladillo de un vestido cuando veas que empieza a descoserse para evitar tener el aspecto de la guarra en la que sé que te convertirás si no dominas tus inclinaciones naturales; así debes planchar la camisa caqui de tu padre para que no quede ni una arruga; así debes planchar los pantalones caqui de tu padre para que no quede ni una arruga; así se cultiva el kimbombó: lejos de la casa, pues el árbol del kimbombó constituye un excelente cobijo para las hormigas rojas; cuando cultives taro, asegúrate de que tiene siempre agua en abundancia, de lo contrario te picará la garganta al comerlo; así se barre un rincón; así se barre toda la casa; así se barre un patio; así se le sonríe a alguien que no te gusta demasiado; así se le sonríe a alguien que no te gusta en absoluto; así se le sonríe a alguien de quien te gusta todo; así se prepara la mesa para tomar el té; así se prepara la mesa para la cena; así se prepara la mesa para una cena a la que asistirá un invitado importante; así se prepara la mesa para el almuerzo; así se prepara la mesa para el desayuno; así hay que comportarse en presencia de hombres que no te conocen demasiado bien, de ese modo no notarán de inmediato que eres la guarra en la que ya te ad-
vertí que no debes convertirte; asegúrate de lavarte todos los días, aunque sea con tu propia saliva; no te pongas en cuclillas para jugar a las canicas: tú no eres un chico, eso ya lo sabes; no aceptes flores de la gente: podrían contagiarte algo; no les tires piedras a los mirlos, pues puede que en realidad no se trate en absoluto de mirlos; así se hace un pudín de leche y pan; así se hace la doukona»; así se prepara un pimentero; así se hace una medicina buena para el resfriado; así se hace un buen medicamento para desembarazarse de un niño antes de que siquiera se haya convertido en un niño; así se pesca un pez; así se devuelve al agua un pez que no te gusta, pues de esa forma evitarás que ninguna maldición caiga sobre ti; así se intimida a un hombre; así te intimidan a ti los hombres; así se ama a un hombre, y si eso no funciona, existen otras formas, y si éstas tampoco funcionan, no te sientas demasiado mal por tener que renunciar a él; así se escupe al aire si te apetece hacerlo, y así de rápido hay que moverse para que tu propio escupitajo no te caiga encima; así se consigue que el dinero llegue a fin de mes; aplasta siempre el pan para comprobar que es tierno; «¿y si el panadero no me deja tocar el pan?»; ¿me estás diciendo que, después de todo, vas a convertirte realmente en el tipo de mujer a la que el panadero no deja ni acercarse al pan?

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