Emilio Salgari. La defensa de Chipre.

mayo 5, 2008

Ediciones Orbis, 1987. 192 páginas.

Emilio Salgari, La defensa de Chipre
Piratas y espadachines

Como muchos de mi generación, conocí la obra de Salgari a través de la colección Joyas universales de Bruguera, que parece que están reeditando -aunque no he encontrado información en su web. También por la serie de televisión Sandokán, de la que no guardo mucho recuerdo. He tenido que esperar a ser mayor para leer sus libros. No hace mucho leí Los tigres de Mumpracén, que pensaba que tenía reseñado en este Cuchitril, y ahora le toca el turno -cosas del Reto 2008- a esta Defensa de Chipre.

Esta novela pertenece al ciclo del Capitán tormenta, un extraordinario espadachín que se enfrenta nada menos que al mismísimo León de Damasco y lo vence en buena lid. Sólo que el capitán Tormenta es una mujer -de armas tomar- que intenta liberar a su amado, preso en Chipre en manos de Haradja, una malvada mujer que intenta tirarle los trastos a Tormenta, lo que resulta en unas escenas de alto contenido erótico entre dos mujeres. Justo lo que busca la chavalería 🙂

Las novelas de Salgari son todo acción, ideales para adaptarlas a tebeo o películas. Puede que ese sea hoy en día un defecto; los jóvenes de ahora ya ven argumentos similares en las películas. Incluye escenas truculentas como los pescadores de sanguijuelas, dónde los cristianos presos sirven de cebo en pantanos hasta que están completamente cubiertos de sanguijuelas, muy buscadas en la época.

Por lo visto la vida del autor no fue precisamente un camino de rosas. En la siguiente página:Salgari, tigre y corsario podemos leer un párrafo como el siguiente:

Salgari era un alcohólico hosco, perverso, probablemente sifilítico, y su esposa fue ninfómana. En 1909 intenta el suicidio arrojándose sobre una espada. Finalmente lo logra, dándose de navajazos, en 1911, seis días después de la muerte de su esposa internada en un manicomio.

Para el lector, al final, sólo queda la obra. Una obra que merece la pena recuperarse.

Reto 2008: Chipre.

Escuchando: The Stranger. Billy Joel.


Extracto:[-]

EL INCENDIO DE LA GALERA
En tanto que en el camarote acontecía la escena ya descrita, el tío Stake, confinado en la sentina de la galera, se dedicaba a enviar al diablo a Mahoma y a todos sus sectarios.

El iracundo lobo de mar lanzaba insultos de continuo.

—¡Apresado! —clamaba, golpeándose en la cabeza y mesándose las barbas—. ¿Nos habrá abandonado la cruz de Jesucristo? ¡Es excesivo! ¡Ya va siendo hora de que la suerte cambie para los turcos! ¡Esto es imposible que siga así, o acabaré volviéndome turco! ¿Qué opináis, señor Perpignano?

El teniente, que se hallaba sentado al lado de El-Kadur, no consideró adecuado responderle.

—¡Por mil ballenas, reventadas, comidas y asadas! ¿Estáis todos muertos? ¿Permitiréis que os conduzcan a Hussif y que os empalen en aquellas puntas de hierro que hay en las torres? ¡Yo, desde luego que no, por cien mil bombas! ¡No me apetece lo más mínimo terminar mis días empalado!

—¿Y qué pensáis hacer, tío Stake? —indagó el teniente, abandonando el decaimiento que le dominaba.

—¡Yo! —barbotó con fiera entonación el tío Stake—. ¡Hacer volar la galera con todos los bribones que la tripulan y Ponernos a salvo nosotros!

—¡Pues hacedlo! —repuso El-Kadur con acento irónico.

-¿Acaso, pedazo de alquitrán, consideras que no soy capaz de prender fuego al polvorín? ¡Tú no eres veneciano, ni dálmata, y te tengo lástima!

-Soy un hombre que vale tanto como otro, y en Famagusta he dado pruebas de ello.

-¿Y yo no? —inquirió el tío Stake—. ¡Yo hice volar una torre que estaba a punto de ser tomada por los turcos y los mandé a todos al otro mundo! ¡Unos fueron directos al paraíso, otros al infierno y los demás a ver a sus hermosas huríes! ¿Imaginas, trozo de pan moreno, que un marinero vale menos que un soldado de tierra como, por ejemplo, tú?

El-Kadur estaba a punto de responder de bastante mala manera, cuando Perpignano cortó la discusión preguntando al irascible contramaestre:

-Hablad, tío Stake: ¿qué queréis intentar?

-Enviar al diablo esta galera antes que llegue a Hussif -repuso el viejo marino.

—Eso también quisiera hacerlo yo, pero no veo la forma.

—¡Hay que buscarla!

-¿Tenéis algún proyecto?

-Sí; pero no tengo las herramientas.

-¿Cuáles?

-Algún escalpelo, unas pinzas… Cualquier cosa, en suma, que sirva para practicar un agujero en la cala por donde Penetre el agua.

—No disponemos siquiera de cuchillos.

—¡Desgraciadamente, señor Perpignano!

-Yo tengo una idea tal vez más buena —intervino en aquel momento Nikola, que los había estado escuchando sin pronunciar una palabra.

4 comentarios

  • Apolo mayo 5, 2008en2:38 pm

    Es curioso lo que comentas de la chavalería porque justo esa acción y ese erotismo es lo que buscábamos con las aventuras de Salgari de pequeño. Tengo vagos recuerdos de sus lecturas pero después de leer tu reseña me he puesto a buscar en estanterías llenas de polvo para encontrar dos obras, «La reconquista de Mompracem» y «Al asalto de Varauni» que nos regaló mi padre. Aún recordaba esos lomos verdes de la Editorial Orbis (la edición es del 87) pero lo que a mí realmente me llamó la atención eran las ilustraciones de su interior que acompañaban al texto. Nostalgia, que diría Adrian Veidt 🙂

  • Palimp mayo 6, 2008en1:11 pm

    Yo al leerlo en las versiones de Bruguera me temo que me perdí el erotismo 🙁

  • tomas junio 27, 2008en1:15 am

    njesecito el resumennnn

  • Palimp junio 30, 2008en10:19 am

    A loro con la palabra:

    njesecito

    Ole y ole.

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