Daniel Nesquens. Arlindo Yip.

diciembre 14, 2016

Daniel Nesquens, Arlindo Yip
Casals, 2012. 78 páginas.

¿Puede la vida de un funcionario gris de correos ser interesante? Cuando se añaden unas gotas de ternura, un poco de café sorpresa y una personalidad peculiar, la respuesta es sí.

Un libro original, a mitad de camino de la realidad y el sueño. Ideal para pequeños lectores.

Aquí quien me lo recomendó: Arlindo Yip

-Aquí Yip.
-Es usted el señor Yip. Y-i-p -dijo una voz masculina.
-Yes. Yes -respondió.
-¿Cómo dice? -le preguntó la voz.
-Que sí, que soy el señor Yip.
-Ah, mucho gusto, señor Yip. Le llamo para darle una gran alegría: usted ha sido el afortunado ganador de…
-No me interesa -le interrumpió Arlindo Yip.
-Pero, señor Yip, si ha ganado un…
-Es que nunca he ganado nada. Y desconfío. Además, no recuerdo haber participado en ningún concurso en toda mi vida. Y ya voy camino de medio siglo. Hay que ver cómo pasa el tiempo…
-Creo que se equivoca, señor Yip. Hace justo cinco días rellenó usted un boleto que metió en una urna de metacrilato después de hacer su compra en los almacenes Gran Bazar. Tengo la papeleta delante de mí, plegada por la mitad. Si llevase la papeleta a la Policía Científica seguro que encontrarían sus huellas dactilares.
-Oh, es verdad. No me acordaba. Compré un sacacorchos, un par de calcetines blancos y tres calzoncillos que en seguida me llamaron la atención.
-Ya le digo.
-¿Y qué premio es ese que me dice, caballero?
-El premio es un crucero por el río Nilo en pensión completa.
-¿Por el Nilo?
-Eso he dicho.
-En el río Nilo hay cocodrilos. Les tengo horror a los cocodrilos. Esos dientes tan afilados, esa mirada fría y asesina…
-Pero los cocodrilos van por el agua y usted, señor Yip, irá en un maravilloso barco con servicio de cinco estrellas. Plácidamente sentado en una silla, o tumbado en una hamaca, disfrutando de…
-Mire… lo siento, pero no me interesa. Regálele el viaje a otra persona. Además, seguro que en ese barco no tienen bocadillos de chorizo. Seguro que solo hay caviar, ostras, milhojas de anguila, foie y crujiente de faisán. Y a mí eso no me gusta. Por no hablar de los enjambres de avispas…
-En el Nilo no hay enjambres de avispas, señor Yip.
-Ya le he dicho todo lo que tenía que decir. Y ahora, si me disculpa… tengo cosas que hacer -dijo, y continuó su paseo como si tal cosa.

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