Tras el éxito de El miedo a volar, donde explicaba la historia de su padre, que se suicidó en la residencia, Altarriba nos muestra aquí la vida de su madre. Dos visiones de una época de miseria económica y moral, donde no era fácil sobrevivir.
Su padre estuvo a punto de matarla nada más nacer, por considerarla culpable de la muerte de su madre. Sólo le rompió un brazo, que ya no recuperó la movilidad. Una infancia desgraciada, sirvienta de sus padres y hermanos. Una vida al servicio de los demás, soportando necesidades económicas, desplantes y humillaciones.
El guión es -quizás- menos emotivo que en el cómic anterior, pero aprovecha para ilustrarnos sobre los opositores que el régimen de Franco tenía en su seno; conspiradores monárquicos que acabaron mal. El dibujo de Kim se aleja de su estilo habitual de El jueves y es, en mi opinión, cualitativamente superior al primer álbum.
Un díptico imprescindible.
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