Meetup In vino veritas
Noticias / abril 10, 2018

El pasado sábado, 7 de abril, celebramos el primer encuentro literario In vino veritas, un taller de escritura creativa en vivo con diferentes secciones y retos. Asistieron 12 personas -límite de aforo- y contamos sucesos vergonzosos, escribimos sobre personajes en paisajes con sentimientos, hicimos bibliomancia y una serie de continuar la historia. Todo esto regado por unas copitas de vino o de refrescos. Nos lo pasamos muy bien. A mí me tocó escribir sobre un callista birmano bizco adicto al kick boxing, en una casa con corral y con sentimientos lascivos. El resultado fue el siguiente: Parafilia Yo quería ser campeón de Kick-boxing. O, por lo menos, ganarme la vida como profesional. Pero no pudo ser. Claro, era incapaz de fijar la atención. Tenía buena pegada, casi mortal, pero no acertaba casi nunca. Ahora sólo lucho para mantenerme en forma. Acabñe de callista porque en este país, si eres oriental, sólo puedes dedicarte a los pies. Fue una suerte. El primer pie femenino que traté me volvió loco. Se me puso dura como el acero. Cada chac de la piedra era un espasmo en mi entrepierna. Aquí mis ojos son una ventaja. Con uno me deleito en el pie, y…

Pilar Pedraza. Arcano trece.
Cuentos / abril 10, 2018

Valdemar, 2000. 440 páginas. Incluye los siguientes relatos: I. LA CARRETA DE LAS OSAMENTAS Mater Tenebrarum Tristes Ayes del Águila Mejicana Las novias inmóviles II. EROS MELANCÓLICO Anfiteatro Balneario El mejor abono ¿Qué demonios? Días de perros Artículos de piel Mascarilla III. LA MUERTE SOBRE RUEDAS Amigo del hombre Los ojos azules La chica de la moto La autora es una maestra a la hora de dibujar unos paisajes oscuros y asfixiantes, y unos personajes que se mueven entre la crueldad y el miedo. Quizás el único defecto es que a las tramas les falta algo de cierre, pero cuando el relato es redondo (pienso en El mejor abono) el resultado es impresionante. Muy recomendable. —¡Sí, como una vieja…! Tú debías haberte hecho novio de la Martina, que a ésa, con tal de pescar marido, no le hubiera importado nada. ¡Bien que lo demostró, la mosquita muerta! Oí el golpe seco de una bofetada y un sollozo. Por la rendija vi que la chica se separaba de él y echaba a correr. Él no la siguió. Se quedó quieto un momento, y luego se dejó resbalar hasta quedar sentado en el suelo, con la cara entre las manos. Lloró largo…