Antología de poemas de Jesús Lizano, del que conocía su famoso Mamíferos que pongo al final y que me había llamado suficientemente la atención como para sacar este libro de la biblioteca. Pero debo confesar que no me ha gustado nada.
Imagino que este tipo de poemas tendrán su público, pero no soy yo. Estando de acuerdo en la defensa de la acracia los temas tratados me parecen bastante infantiles, de trazo grueso, y la estructura formal de los poemas parece pensada para ser declamada más que para ser leída. Lo único que me ha gustado algo han sido los sonetos, el resto se me hicieron soporíferos. La razón y las líneas rectas y los poderes muy malos muy malos y lo curvo y la fantasía muy buenísimos. Hasta al de mamíferos le encuentro pegas. En fin.
Decepcionante.
Yo veo mamíferos.
Mamíferos con nombres extrañísimos.
Han olvidado que son mamíferos
y se creen obispos, fontaneros,
lecheros, diputados. ¿Diputados?
Yo veo mamíferos.
Policías, médicos, conserjes,
profesores, sastres, cantautores.
¿Cantautores?
Yo veo mamíferos…
Alcaldes, camareros, oficinistas, aparejadores
¡Aparejadores!
¡Cómo puede creerse aparejador un mamífero!
Miembros, sí, miembros, se creen miembros
del comité central, del colegio oficial de médicos…
Académicos, reyes, coroneles.
Yo veo mamíferos.
Actrices, putas, asistentas, secretarias,
directoras, lesbianas, puericultoras…
La verdad, yo veo mamíferos.
Nadie ve mamíferos,
nadie, al parecer, recuerda que es mamífero.
¿Seré yo el último mamífero?
Demócratas, comunistas, ajedrecistas,
periodistas, soldados, campesinos.
Yo veo mamíferos.
Marqueses, ejecutivos, socios,
italianos, ingleses, catalanes.
¿Catalanes?
Yo veo mamíferos.
Cristianos, musulmanes, coptos,
inspectores, técnicos, benedictinos,
empresarios, cajeros, cosmonautas…
Yo veo mamíferos.
A LA MIERDA
Mierda, yo te saludo complacido
cuando sales patética y caliente
luego de abandonar en el crujiente
y alimentado cuerpo tu sentido.
Nada, sin tu calor, se ve nacido
ni sin verse en tu espejo es inocente,
mierda, pues nuestro fin es tu presente,
desecho, no, sino vivir cumplido.
Es tu fermento el que transforma en huerta
un universo lleno de intestinos,
danza de lo cocido y de lo crudo,
porque sin ti la tierra es tierra muerta,
solos y muertos todos los caminos.
¡Mierda, madre común, yo te saludo!
Bomba en la academia
¡Yo puse aquella bomba en la Academia!
¡Ardía como ardió la vieja Roma!
El fuego terminó con su carcoma
que a toda imagen viva era blasfemia.
Ya no fija ni limpia, esplende o premia
y su vano dominio se desploma.
De sus cenizas vuela una paloma
ebria de libertad y de bohemia.
Monumento a la losa, al privilegio,
a la letra que duerme y que delira,
rata de sueños y prisión del juego.
Destrúyase, por fin, el bodrio regio,
que lo mismo valdrá, oh hermosa pira,
arder ahora o consumirse luego.
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