El día del Watusi, fragmentos
Novela / diciembre 7, 2011

El juego consiste en situarse dentro de una cesta móvil con un tablero de mandos y actuar en un híbrido de autos de choque y baile frenético sobre una pista de acero. Las cestas se moverán sin cesar, mientras topamos unos con otros. El baile y la violencia. Ya estoy al mando de mi nave. Todo se vuelve oscuro, se enciende un panel, aparece la imagen de Watman, El Guardián del Límite, y nos informa: «A través de los agujeros negros de la galaxia, los shin-galines controlamos los sucesos de los mundos paralelos. Destruye a los falsos guardianes y recuerda que el bailarín siempre tiene razón». De pronto, suena la música del clásico de Los Bravos «Black is Black» y empiezo a girar y a subir y bajar, se encienden y se apagan luces estroboscópicas, intermitentes, rojas, azules y amarillas… Choco con una familia japonesa, con otra de un margen europeo con perfiles deglasnost, con un niño que exclama en catalán junto a un padre que blasfema en el mismo idioma y con la chica violeta, que guarda el equilibrio con una mano y se sujeta las gafas con la otra. Todos giramos, nos tambaleamos, chocamos, subimos y bajamos, y…

Isaac Asimov. La Edad de oro de la Ciencia Ficción I.
Ci-Fi / diciembre 7, 2011

Orbis, 1986. 224 páginas. Tit. or. Before the golden age. Trad. Horacio González Trejo. Nostalgia En primer lugar, el título es engañoso, ya que la traducción correcta sería ‘Antes de la edad de oro’. Entiendo que vende más la edad de oro que lo que había antes. Pero esta antología la prepara Asimov, que considera la edad de oro del género del 38 en adelante, la era Campbell. Pero él tenía recuerdos de cómo se aficionó a la ciencia ficción y sus relatos preferidos de entonces. En esta primera selección están: Edmond Hamilton, El hombre que evolucionó Neil R. Jones, El satélite Jameson Capt. S.P. Meek, Submicroscópico Capt. S.P. Meek, Awlo de Ulm P. Schuyler Miller, Tetraedros del espacio Clifford D. Simak, El mundo del sol rojo De los cuales aquí pueden encontrar un buen resumen: La edad de oro I, pero que a mí me han dejado más bien frío. Mucha acción, una credibilidad cientifica inexistente y poca calidad literaria. Eso sí, acompañado de fragmentos biográficos de Asimov y de alguna relación entre estos relatos y otros que él escribió después. Bastante flojo, y todavía me queda la segunda parte. En el extracto pongo los datos de donde saqué…

Roberto Bolaño. Los sinsabores del verdadero policía.
Novela / diciembre 6, 2011

Anagrama, 2011. 324 páginas. Universo Bolaño Una de las dos reseñas que voy a enlazar comienza con esta frase: Los lectores de Roberto Bolaño ya están acostumbrados a las publicaciones póstumas del autor, fallecido en 2003. Si nos descuidamos vamos a tener más libros póstumos que publicados en vida. Claro, como lector desconfías de la calidad de tanta inmersión en los papeles de Bolaño. Sin embargo esta vez, aunque compré el libro casi a desgana, reconozco que no esta nada mal. La novela se centra en Amalfitano, que ya aparecía en 2666, aunque aquí aparece desde una nueva óptica, partiendo prácticamente del descubrimiento tardío de su homosexualidad y su relación con un exalumno, Padilla, que escribe una novela llamada El dios de los homosexuales. También Arcimboldi, aunque muy distinto al libro anterior. Como novela inacabada tampoco puede decirse que haya una trama, aunque eso importe poco. Si bien es mejor que El tercer reich (que todavía no he reseñado), la calidad media es menor que El secreto del mal. Hay partes (como la última) en los que se reconoce la pluma del último Bolaño. Otros, sin embargo, parecen escritos por un imitador; no sé si porque son de un Bolaño…

Gilbert K. Chesterton. Lectura y locura.
Ensayo / diciembre 5, 2011

Ediciones Espuela de Plata, 2008. 264 páginas. Tit. Or. Lunacy and letters. Trad. Victoria León. La locura que nos hace cuerdos Sigo disfrutando con los muchos libros que encuentro ahora de Chesterton, especialmente sus artículos -de los que había leído pocos. En esta recopilación hay para elegir, y aunque algunos han envejecido bastante, y otros confieso no entenderlos por carecer del contexto adecuado, otros siguen tan vigentes. Además, como digo siempre, aunque no esté de acuerdo con lo que dice Chesterton, siempre es un placer leer sus argumentos. Al lío, una nutrida selección de párrafos para que seahgan una idea. En el artículo que da título al libro y donde ya había hablado de que quizás las pequeñas manías son las que nos mantienen cuerdos se afirma lo siguiente: Creemos que una aceptable descripción a grandes rasgos de la locura podría ser la de una preferencia del símbolo por encima de aquello mismo a lo que este representa. El ejemplo más claro lo hallamos en el maniaco religioso, para quien la fe del Cristianismo supone la absoluta negación de las ideas de rectitud y piedad que representa el Cristianismo. Pero hay otros muchos. El dinero, por ejemplo, es un símbolo:…