Ángel Ganivet. Cartas Finlandesas. Hombres del norte.

enero 9, 2008

Espasa-Calpe, 1940, 1943, 1945, 1955, 1961, 1971. 194 páginas.

Ángel Ganivet, Cartas Finlandesas
El norte está lleno de frío

La colección de clásicos universales Planeta se encuentra de saldo en muchas librerías, y allí encontré en un solo volumen las obras Los trabajos del infatigable creador Pío Cid y La conquista del reino Maya, que leí con gran placer. No hace mucho leía en Solodelibros la reseña de estas Cartas Finlandesas y he tenido la suerte de encontrarlas en la colección Austral -y a un precio económico.

Con un prólogo perfectamente olvidable de Ortega y Gasset, estas cartas son artículos que desde Finlandia fue escribiendo Ganivet describiendo usos y costumbres de las tierras del norte. Con tanto ingenio y sentido del humor están escritas que algunos párrafos me arrancaron verdaderas carcajadas. Otros, sin embargo, han quedado bastante obsoletos. Le sorprende al autor que las mujeres trabajen y tengan vida propia… ¡que no pensaría si levantara la cabeza! El caso es que muchos de los adelantos que le sorprenden son cosas que ahora nos parecen perfectamente normales -como el morir en un hospital- lo que viene a demostrar que en Finlandia vivían bastante avanzados para su tiempo.

El libro acaba con una serie de biografías de escritores suecos y noruegos. Siempre es ineteresante ver como juzgaban a los que ahora consideramos clásicos sus contemporáneos. A excepción de Jonas Lie, que hoy no es considerado tan importante, Ganivet coincide bastante con el juicio de la posteridad.

Un libro divertido que nos informa tanto de las costumbres de Finlandia como de las españolas de la época. No en vano este género -recordemos las Cartas Marruecas– es excelente para criticar los usos sociales. Un ejemplo más de que los clásicos son entretenidos.

Escuchando: Classic Cars. Bright Eyes.


Extracto:[-]

Mejor un artículo que mil informes:

Para que nadie tenga nada que agradecerme, diré que yo vivo en este país a costa de España, y_que aunque no haya ningún artículo de reglamento que me obligue a escribir a mis paisanos tampoco ninguno que me lo prohiba; de suerte que soy libre para pensar como pienso que estoy obligado, y, con el sueldo que me pagan, pagado. —Otro uso nuevo, dirán mis discípulos.— No tan nuevo, contestaré yo, puesto que los célebres agentes políticos que las repúblicas italianas enviaban al extranjero, los tan decantados venecianos y florentinos, no eran más que corresponsales de periódico, habilísimos gacetilleros, injertados en políticos sutiles, que escribían sobre todas las cosas con la mayor libertad y desenfado, y nos dejaron cuadros admirables de los países en que habitaban, mientras que los i diplomáticos que se consideraban «seres superiores» < escribían despachos apelmazados y hueros, útiles sólo, en general, para que los roan los ratones erilos arhivos. Nada hay más hermoso en el mundo que la llanefa y la naturalidad, y en gran error viven los que se rodean de misterios, que el tiempo se encarga de aclarar y de presentar ante nuestros ojos como envoltura de ridiculas vulgaridades. Las ideas que los hombres tenemos deben ser como piedras, y los cargos que ejercemos como cántaros: ocurra lo que ocurra, debe romperse el cántaro. Cargos hay muchos e ideas pocas; respetemos la pureza de nuestras ideas y no la alteremos en beneficio de los fugaces intereses de nuestro medro personal, exagerado o mal comprendido. Las viudas en Finlandia: Un hecho que me llamó la atención a poco de estar aquí fué la abundancia de mujeres viudas. Como el estado de viudez es en cierto modo el estado ideal para una señora culta, llegué a pensar si habría de por medio algún misterio grave. La causa, sin embargo, es sencilla e inocente. Con el sistema moderno de los escalafones, un hombre no puede sostener decorosamente una familia hasta que se acerca a la vejez, y aquí con mayor motivo, por ser la vida más costosa y mayores las exigencias de las mujeres. Por otro lado, la mujer finlandesa es muy práctica y no se conforma con amar a secas; aquí no tiene aplicación el «contigo pan y cebolla», entre otras razones porque no se crían cebollas; y luego el clima conserva mucho a las personas, y para los efectos del matrimonio un hombre a los cincuenta años representa lo que en España uno de treinta y cinco a cuarenta. Las mujeres finlandesas no les hacen ascos a los viejos, y bueno es que la noticia circule. Un señor de cincuenta a sesenta años y en posición desahogada, puede aspirar a la mano de una muchacha, y lo que es más bello, a inspirar un verdadero amor, si es amor lo que aquí recibe ese nombre. Estas uniones desiguales tienen además la ventaja de que el viejo galán suele perecer pronto en la aventura y dejar a su joven esposa con medios para vivir independiente y en condiciones admirables para divertirse y ser ornamento de la sociedad. Hay un sacrificio un tanto doloroso: el de que se muere; pero la comunidad sale altamente gananciosa. Los orígenes del esquí: Y ya que he hablado de patinación, voy a dar a conocer en España un género de patinación nuevo y curioso, que podrá ser practicado en Granada si llega a cuajar mi proyecto de «Finlandia andaluza». La nueva patinación es muy popular en el norte de Finlandia, y en Ulcabog, ciudad importante en lo alto del golfo de Botnia, hay todos los años carreras de velocidad que despiertan gran interés. Aquí ha llegado también la moda, y los patinadores se aprestan a cambiar los antiguos patines de hierro por los modernos de madera. Éstos tienen dos, tres y hasta cuatro metros de largo, y quedan sujetos a los pies por una abrazadera colocada hacia el centro. Figurémonos un hombre de pie, con sus dos extremidades inferiores apoyadas sobre dos largos rails móviles, como un tren humano que va a ponerse en marcha: ya no hay más que empujar para que los ralis corran sobre la nieve. Para dar impulso, lleva el hombre-locomóvil dos largos bastoncillos, cuya contera está provista de una rodaja con objeto de que no se claven demasiado en el suelo; inclínase hacia adelante, y como si fuera a remar, empuja con ambos bastoncillos a la vez o alternativamente, y corre con tan extraordinaria velocidad que se queda el espectador pensando que a la humanidad le han salido corrientes eléctricas en las patas. La muerte en Finlandia: Es frecuente leer en las esquelas mortuorias que a diario trae la prensa, que personas de buena posición social se han muerto en éste o en aquel hospital o «sjukhus». Y según el desarrollo que van tomando las industrias curativas, pronto se morirán todos los individuos en la casa de salud que por clasificación les corresponda. Es cierto que la localización de los enfermos en edificios apropiados es útil para la curación de las enfermedades, y más útil aún para la salud pública cuando se trata de enfermedades contagiosas. A nosotros estas razones no nos decidirán nunca a enviar a nuestros enfermos a los hospitales; pero aquí basta saber que la idea es práctica para que se la acepte: con este sistema un enfermo es un gasto fijo; pero no es una molestia ni un estorbo, y la familia del paciente puede continuar la vida ordinaria. Si un niño tiene la desgracia de romperse un brazo o una pierna, se le lleva a una «bracería» o «pernería» (las palabras no están aún inventadas, pero las inventarán), y se le recoge cuando tiene compuesto el miembro roto. Hay señoras muy distinguidas que van a dar a luz a las casas de Maternidad. el mismo modo que se va a casa del dentista a sacarse un diente, se va a casa de una comadrona a salir del paso, y a los pocos días se regresa con el diente entre pañales. En cuanto a la enfermera de aquí, no tiene nada que ver con la hermana de la caridad ni con los enfermeros de nuestros hospitales. La «sjukskoterska» suele ser una señorita decente que, después de ciertos estudios y prácticas, obtiene un título y desempeña su cargo en la misma forma y con igual consideración social que si fuera maestra de un colegio o escribienta en una oficina. Yo no he visto morirse a ningún finlandés, y aunque lo hubiera visto no iba a ser tan descorazonado que sometiera al moribundo a una «interview» in articulo mortis. Pero hay mil detalles que bastan y sobran para suplir la observación directa, y voy a dar a conocer algunos. La muerte es apacible y serena y un tanto solemne, y por raro contraste es anunciada con derroches de lirismo funerario, del que sólo hallamos ejemplos análogos en las Repúblicas sudamericanas. En los anuncios de defunción se dice casi siempre que la muerte fué tranquila y suave, y los entierros son una de las fiestas más animadas del país. Desde la casa mortuoria hasta la iglesia donde la inhumación tiene lugar, está tapizada la calle con ramas de pino; las comitivas son numerosas, marchando a la cabeza la familia del muerto, hombres y mujeres, llevando coronas. No es tampoco fácil que entierren a nadie vivo, porque el muerto está muchos días en casa. Hay sepelios que se celebran ocho o diez días después de la defunción.

6 comentarios

  • Magda enero 10, 2008en3:47 am

    Fui una de las que votó por la lectura de este libro :), tengo interés de leerlo y que mejor después de conocer tu reseña. Ahora veo que hay demasiado Borges para votar, pero no me agrada mucho que digamos 🙁 Lo bueno que hay otros 😉

    ¿Podrías decirme cual fue el libro de GP que encontraste? muero de curiosidad 😛

  • Palimp enero 10, 2008en1:17 pm

    Borges es uno de mis escritores preferidos, en parte por eso me compré estas obras completas.

    El libro que encontré es Imagen primera, y muy barato, por cierto.

  • Magda enero 10, 2008en5:45 pm

    Ah, es el primer libro de cuentos de García Ponce, lo escribió en el 63 en la Editorial de la Universidad Veracruzana. Justamente acaba de salir una Edición de ‘Imagen Primera’ conmemorativa, se celebró el cincuenta aniversario de la Universidad. Grandes escritores publicaron por primera vez sus obras aqui en la Editorial de la UV, y ahora que en la Feria Internacional del libro de esta ciudad se celebró este aniversario, publicaron las primeras ediciones de estos escritores. Tuve la fortuna de que me encargaran el Prólogo de esta Edición conmemorativa de ‘Imagen Primera’, para mi fue un honor (aun estoy emocionada).
    Ojalá te gusten estos cuentos, son muy sencillos.

    A mi Borges me gusta, pero poco, no es de mis preferidos. Lo importante será leer tus reseñas 🙂

  • Palimp enero 11, 2008en12:27 pm

    Seguro que me gustan; ya me gustaron sus ensayos. Ahora sólo falta meterlo en el esclavo lector.

  • Ernesto febrero 9, 2008en1:36 am

    Sin duda, Ganivet es uno de los grandes y perfectos desconocidos. La actualidad de su visión sobre Finlandia ha hecho que todos los que hemos visitado Finlandia nos viésemos identificados en sus opiniones, por ejemplo al analizar el gusto de los finlandeses y finlandesas por el teléfono (ahí está Nokia para demostrarlo) o la afición al alcohol, la libertad femenina, etc. Tuve la suerte de hacer mi tesis doctoral sobre Ganivet y me alegra que otras personas descubran su obra, tal vez porque así tenga algo más de sentido la mía. Sin embargo, donde se ponga Borges, no creo que pueda ponerse Ganivet, con todo mi amor, mi cariño y mi respeto a quien me robó cuatro años largos de vida y a cambio me dio tantos buenos ratos, tantos buenos amigos y la posibilidad de conocer el norte de Europa e incluso cambiar mi orientación profesional.

  • Palimp febrero 11, 2008en12:12 pm

    En la literatura hay muchas estaturas, y aunque haya monstruos de la talla de Borges o Cortázar no por eso hay que dejar de recordar a otros grandes. Ganivet me encanta y me extraña que sea tan desconocido.

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