Begoña M. Rueda. Servicio de lavandería.

marzo 31, 2023

Begoña M Rueda, Servicio de lavandería
Hiperion, 2021. 78 páginas.

La autora tiene, según la contraportada de este libro, otros seis poemarios, cada uno con su premio. Éste ganó la edición XXXVI del prestigioso premio Hiperión. Yo creo que no es difícil ver que hay talento y además de verdad. Porque la autora trabaja en el servicio de lavandería de un hospital no tiene padrinos ilustres y lo que tiene se lo ha ganado a pulso.

Muchos de los poemas fueron escritos en la pandemia, y que duda cabe que estar trabajando en un hospital en esos momentos es un lugar privilegiado y terrible para poder hablar del dolor. Pero no esperen textos sensibleros, puede que crudos en ocasiones, como lo fue la realidad. Una realidad en la que al tener por primera vez guantes ya no se podrá dar cuenta de que las sábanas llegan calientes a sus manos.

Ni a ella ni a sus compañeras les aplaudían a las ocho de la tarde y como dice en otro poema ni los médicos te daban los buenos días. Y es que cuando está presentando un libro se extrañan de que no sea profesora y tenga un oficio humilde, y cuando sus compañeras de trabajo se enteran de que ha escrito libros de poemas la llaman intrusa. Pero a la autora le encanta estar en esa tierra de nadie.

Me ha encantado.

Es complicado describir qué se siente
el primer día que se entra a trabajar en la lavandería de un hospital, poco a poco
una se acostumbra a planchar la ropa
del que hasta aquella misma noche
estaba vivo, no sé bien cómo pero
se percibe en los dedos
el sufrimiento y la paciencia
de todos los enfermos
que se cubrieron con la misma sábana,
causa impresión de primeras, como digo
encontrarse un pijama empapado de sangre,
un cordón umbilical o una jeringuilla
entre la ropa, después
el cuerpo termina por acostumbrarse
y da más lástima que angustia
frotarse las manos con jabón
hasta el enrojecimiento
con tal de eliminar el olor a orina.


Nada podemos hacer
sino continuar planchando las batas de los médicos
que cuando se cruzan con nosotras
se creen demasiado dignos
como para rebajarse a darnos los buenos días.


El día de la presentación de mi libro
hay quien se acerca a preguntarme
a qué me dedico, si soy profesora.
No es la primera ni la última vez
que a la gente le sorprende
que trabaje en una lavandería,
como si por ello
me convirtiera en peor poeta.
Creía que eras
una mujer con aspiraciones,
es lo más delicado que me responde
una chica en la presentación de mi libro,
me ha mirado tan por encima del hombro
que ha debido de hacerse
daño en las cervicales.

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