Rosa Segura. Ediciones TBO digame.

noviembre 8, 2016

Rosa Segura, Ediciones TBO digame
Marré, 2006. 242 páginas.

Siempre he sido más de Bruguera que del TBO, pero tenía curiosidad por conocer los entresijos de esta publicación, que contaba con buenas firmas. Este libro no sirve para ese propósito.

Me sabe mal decirlo, pero es un libro muy flojito. Las anécdotas son en el mejor de los casos simpáticas y en general, intrascendentes. La escritura es bastante básica, y no le hubiera venido mal una corrección de estilo. Una manera de escribir para niños de posguerra.

Decepcionante.

Vi al señor Sánchez-Juan, para que, en su momento, nos diera el visto bueno y, en consecuencia, la pertinente autorización de publicar una revista tan inocente como el TBO. Él era siempre muy educado con todos los que exponían sus creaciones a las tijeras que manejaba. En su caso, y dada su condición de poeta, debían ser de plata.
Salí y subí hasta la plaza Cataluña, para cruzar en dirección a la Universidad. Al hallarme a punto de pasar hacia Pelayo, se escucharon algunas voces, seguidas de aplausos de los viandantes.
«¡Vaya!», pensé, con una sensación de felicidad. «Sabía que esto me sucedería un día u otro. ¡Ya me he hecho famosa!».
Pero, al volverme para comprobarlo, ¡Oh, desilusión! Un sencillo fraile, iba saludando con la mano a los transeúntes que habían advertido su presencia y estaban detenidos, aplaudiéndole cariñosamente. «¡Mira, es José Mojica!» decían. Yo también le reconocí enseguida. Sí, era el ex actor y cantante mejicano, canoso ya a sus años, pero con aquellos ojos negros y sonrisa inolvidable, que enamoraron a medio mundo femenino. Y, al otro medio, no, porque posiblemente sus películas no habían llegado tan lejos.
¿Por qué precisamente le encontré tan cerca del cine Capítol? Aquella sala tenía para él entrañables recuerdos. Su primera película «El Precio de un Beso», sólo se había proyectado inicialmente en los cines de los barrios más modestos y populares, pero fue tal el éxito alcanzado que, enseguida, los locales de estreno solicitaron sus películas. Precisamente el Capítol, estrenó su segunda película «Ladrón de Amor», y en la noche de aquel acontecimiento, el propio Mojica asistió a la proyección. De su visita, existe un documento: una fotografía, en la puerta del cine, con un grupo numerosísimo de público y el actor entre ellos, celebrado por sus admiradores
El día 11 de enero de 1931, el actor-cantante llegó a actuar en nuestrc Gran Teatre del Liceu en la ópera «El barbero de Sevilla», con poca fortune todo hay que decirlo. Sin embargo, en la ópera de Chicago, en donde le
había introducido la soprano Mary Garden, era un tenor muy apreciado, Años después, con el advenimiento de la TV, el periodista Federico Gallo,
le dedicó uno de sus programas, que llevaba por título «Esta es su Vida». Sirva esta anécdota de aquel encuentro fortuito, como recuerdo a un
actor que, mimado por el renombre y la fortuna, lo dejó todo para entrar en la vida religiosa, en la que, en su origen, fue la más humilde de las
órdenes: la del «Poverello» de Asís.

No hay comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.