Siruela, 2014. 506 páginas. Cuando era un joven punkarra epataba a mis compañeros declarando mi amor por la Zarzuela y demostrándolo cantando fragmentos. Ahora que voy camino de los cincuenta sigue siendo raro, pero ya no sorprendo a nadie (lo hago estando a la última de grupillos indies). La Zarzuela, que nació con la pretensión de ser popular -y lo consiguió- hoy en día está muy denostada. Sin embargo muchos músicos y directores de orquesta ensalzan su valía. La cosa se mueve entonces entre el desprecio general, que ejemplifica esta nota al pie del libro: Nunca me olvidaré de una reunión de junta directiva en el madrileño Círculo de Bellas Artes, en la que uno de los principales pintores españoles, muy disgustado por el, a su juicio, poco nivel de las últimas exposiciones que se habían encadenado en nuestra sala, se dirigió a mí y me dijo con vehemencia: «Pues claro que estoy indignado: tú imagínate que un día terminamos aquí haciendo… no sé… ¡zarzuela!; ¿qué te parecería?». Fue el sustantivo más despectivo que creyó encontrar. Y el halago que funciona de epílogo a la obra y que reproduzco al final, donde José María Martín Porras, maestro de generaciones y…
Siruela, 2003. 414 páginas. Juan Filloy fue todo un personaje, como se desvela en el epílogo final. Trabajo de juez toda su vida sin salir de Córdoba, Argentina. Sus primeros libros se los editaba el mismo y los repartía entre sus amigos. A pesar de todo la calidad de su prosa lo hizo tan conocido como para aparecer en un lugar destacado en Rayuela. También era un hombre de muchas manías. Todos los títulos de sus obras tenía siete letras, y un libro suyo se compone de nada menos que 2000 palíndromos. Anécdota del epílogo: Metódico obsesivo como Óptimus, su célebre personaje de Op Oloop (1934), Filloy se trazó un plan literario original: publicar un libro por año, que sólo podrían leer sus amigos o colegas a quienes él enviara ejemplares por correo. Y después de esos siete libros se llamó a silencio y se mantuvo casi tres décadas sin publicar. Entre 1939 y 1967 hay una enorme pausa en su bibliografía, aunque él no dejó de escribir ni un solo día y fue guardando su obra inédita en la caja fuerte de su despacho. Durante todos esos años su labor como magistrado lo forzó al recato y le impidió…
Ediciones Siruela, 2006. 150 páginas. Cartero de muñecas Primer libro que leo de Sierra i Fabra y casi de casualidad; se lo regalaron a mi mujer y yo lo pillé en un descuido. Está inspirado en un artículo de César Aira basado a su vez en un hecho real de la vida de Kafka. El artículo no lo encuentro en Babelia pero está reproducido en varias bitácoras, por ejemplo aquí: La muñeca de Kafka. El núcleo de la historia es éste: En 1923, viviendo en Berlín, Kafka solía ir a un parque, el Steglitz, que todavía existe. Un día encontró a una niñita llorando, porque había perdido su muñeca. Kafka inventó al instante una historia: la muñeca no estaba perdida, sólo se había ido de viaje, para conocer mundo. Y le había escrito a su dueña una carta, que él tenía en su casa y le traería al día siguiente. Y así fue: esa noche se dedicó a escribir la carta, con toda seriedad. (Dora Diamant, que cuenta la historia, dice: “Entró en el mismo estado de tensión nerviosa que lo poseía cada vez que se sentaba a su escritorio, así fuera para escribir una carta o una postal”). Al…
Ediciones Siruela, 2006. 130 páginas. Tit. Or. H.P. Lovecraft. Trad. Encarna Castejón. Contra el mundo, contra la vida Ya comenté en la entrada sobre Los mitos de Cthulhu mi admiración por Lovecraft y sus creaciones. No podía dejar escapar una biografía escrita por el polémico Houellebecq. Breve, de apenas esbozos, pero interesante. Más que una biografía al uso se parece a la que ya comentamos aquí sobre Philip K. Dick: Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos, pero sin tanto detalle. Lo que provoca que te quedes con ganas de más. Lovecraft fue todo un personaje: introvertido hasta la enfermedad, racista visceral… pero todo un genio capaz de inventar un mundo nuevo. Como destaca Houellebecq su terror no viene de lo sobrenatural, sino de lo material. No hay fantasmas ni aparecidos, sino seres probablemente extraterrestres -o de otros universos- que llegan aquí a través de portales dimensionales inspirados en geometrías relativistas. En muchos casos sus relatos son informes asépticos que desvelan el horror en un lenguaje técnico. La descripción forense puede aplicarse a algo sin forma. No sé si se pueden encontrar en castellano otras biografías de Lovecraft, pero este libro me ha dejado con el gusanillo; Lovecraft debía ser…
Ediciones Siruela, 1998. 314 páginas. Tit. Or. Mirrorshades: the cyberpunk anthology. Trad. Andoni Alonso e Iñaki Arzoz. Gafas de espejo Soy amante del Punk y del Ciberpunk, aunque sean dos cosas que no tienen nada que ver. Mirrorshades es una antología mítica del género escrita en 1986 y que he leído veinte años después. Contiene los siguientes relatos: El Continuo De Gernsback. William Gibson. Ojos De Serpiente. Tom Maddox. Rock On. Pat Cadigan. Cuentos De Houdini. Rudy Rucker. Los Chicos De La Calle 400. Marc Laidlaw. Solsticio. James Patrick Kelly. Petra. Greg Bear. Hasta Que Nos Despierten Voces Humanas. Lewis Shiner. Zona Libre. John Shirley. Stone Vive. Paul Di Filippo. Estrella Roja, Órbita Invernal. Bruce Sterling Y William Gibson. Mozart Con Gafas De Espejo. Bruce Sterling Y Lewis Shiner. Leer antologías punteras con decadas de retraso no ayuda mucho a evaluarlas objetivamente. Me pasó con Visiones peligrosas que no me lo parecieron tanto, y me ha pasado con esta antología. Hay relatos bastante flojos. Pero otros -algunos de los cuales ya había leído en otras antologías- son soberbios.