Gigamesh, 2017. 350 páginas. Tit. or. Kirinyaga. Trad. Ramón Peña. Koriba es un mundumugu, el brujo o chamán de los kikuyus e intenta crear la utopía perfecta en un mundo artificial cedido por el gobierno mundial. Allí intentará que las antiguas tradiciones se recuperen por completo, y que nada de los europeos -medicina, tecnología, cultura- contaminen su proyecto. Lo que yo he entendido de la lectura es que Koriba es un fanático que intenta algo imposible: vivir en un pasado que ya no existe y que su pueblo permanezca ajeno a la medicina moderna o las comodidades tecnológicas. También mantener costumbres atroces como la de asesinar a un niño por nacer de pie. Y lo debo haber entendido bien porque en el epílogo el autor así lo dice. Pero ¡oh sorpresa! que esté contado en primera persona por Koriba ha hecho que muchos críticos confundan autor con personaje y lo acusen de machista, racista y mil cosas más. Y es que parece que la capacidad de la humanidad para entender las cosas complejas está de capa caída. El libro en sí está entretenido y funciona bien, mejor en la primera parte donde la ingenuidad de Koriba se ajusta a su…
Gigamesh, 2003. 320 páginas. Tit. or. Jromaya sud’ba. Trad. Justo E. Vasco. Articulado en dos tramas, un relato interno con más aires de ciencia ficción donde un escritor se va enterando de lo que existe en realidad detrás de los gafudos que sufren una enfermedad parecida a la lepra y parecen estar convirtiendo a los jóvenes de la ciudad en algo más grande. Y un relato externo sobre las tribulaciones de un escritor con la burocracia y una máquina que es capaz de predecir el número de lectores que tendrá una obra. Para decirlo corto: aquí ciencia ficción poca y tangencial. Pero para decirlo claro: esto es una obra como la copa de un pino que se disfruta por el lenguaje, por esos diálogos entrecortados, por un ambiente que en cada página parece la descripción de un sueño. Las tribulaciones del escritor del relato externo, escondiendo su carpeta azul, su obra preferida que nunca muestra, que malvive de reseñas y minucias y del éxito de sus ‘Cuentos infantiles modernos’, cercanos a un Bradbury que no había leído. Y las andanzas del escritor del relato interno, defendiendo la justicia caiga quien caiga, aunque no sea devoto de la religión del futuro…
Gigamesh, 2016. 190 páginas. Tit. Or. The deceivers. Trad. Cristina Macías. Hace poco leía El ladrón cuántico y comentaba que era una novela de aventuras con terminología de ciencia ficción. Esta novela es madre de aquella. En los 80 se experimentó con nuevos formatos, más libres en temas e intenciones y este libro es un ejemplo. Rogue Winter es el producto de un extraño experimento y fue criado por los maoríes de Ganímedes. Tiene la habilidad de reconocer patrones en todo lo que le rodea. Encontrará a su pareja ideal en una polimorfa de Titania, capaz de asumir cualquier forma. Pero su idilio será interrumpido por una serie de contratiempos: intentos de asesinato, secuestros, persecuciones, mafias, contrabando y una serie interminable de carreras. Acción trepidante y mucho buen humor que conforman una novela entretenida y refrescante pero que no va más allá. La capacidad sinérgica de Rogue Winter no respondía ante todas las pautas y constructos; tenía curiosos puntos ciegos y sordos, la mayoría triviales, pero alguno importante. Más grave era el hecho de que reaccionaba a pautas de tres idiomas, pero solo era consciente de dos. Eso fue lo que lo abocó al desastre. Winter hablaba solarverbal porque era…
Gigamesh, 2016. 124 páginas. Regalo del día del libro por parte de la editorial Gigamesh. La Fibonacci es una nave espacio temporal que se dedica a rescatar pecios perdidos. Al encontrar una nave que no debería estar ahí se pondrá en marcha una serie de acontecimientos que incluyen el pasado y futuro remoto . Entretenida sin pretensiones y de fácil lectura. Es lo que es, un regalo para pasar el rato. Yatta es el oficial de integridad de la nave. Integridad en el sentido de que no haya fugas de aire, por ejemplo. Pero también se ocupa de la seguridad, por lo que es el primero en abordar las naves que recupera la Fibo; uno no puede transportar alegremente máquinas del tiempo al 2776 sin antes inspeccionarlas. Además, Yatta ha sido condicionado (de lo cual sus compañeros de tripulación son conscientes, aunque Hornero no debería serlo), sí, condicionado para impedir cualquier visita no autorizada a la Tierra del pasado en caso de que Hornero la consintiera o la iniciara. Yatta es mayormente japonés-español y se encarga de que se hagan las cosas. Es bajito, moreno y fornido, y tiene unas cejas semejantes a un par de orugas de polilla gigante…
Gigamesh , 2015. 192 páginas. Trad. Raquel Marqués. Algún relato de baja calidad o mala traducción había leído de los Strugatski y los había dejado de lado. Pero tanto y bueno se hablaba en la red de este Stalker que dejé de lado prejucios. Menos mal. Mucho se ha escrito sobre los primeros contactos, pero poco tan original. Los extraterrestres han visitado la tierra, sí, pero nos han ignorado por completo. Pero los puntos de contacto ha quedado modificados: las llamadas Zonas son sitios peligrosos en los que se pueden encontrar restos de tecnología alienígena pero también trampas mortales. Hay investigación internacional, pero también personas individuales, los stalkers, que se arriesgan a entrar por su cuenta en las Zonas para vender lo que puedan encontrar. Centrado por completo en el efecto que tiene la disrupción en el entorno y en lo duro que puede ser la vida para un stalker el único fallo que le he encontrado a la novela es que se hace corta. Historia muy bien construída y sugerente. Mira, en aquella casa de ladrillo vivía nuestro maestro de aritmética, ese al que llamábamos el Coma. Era un pelmazo y un infeliz. Su segunda mujer lo dejó justo…