Un artefacto es robado y el alguacil, montado en su libélula de combate, intenta atrapar a los ladrones pero le es imposible porque se escapan por el agujero del mundo, un sitio frío donde no pueden sobrevivir. La Regidora de la villa y el astrólogo se lanzarán en su búsqueda y sufrirán mil desventuras. El libro es entretenido y se lee con facilidad e incluso con gusto. Pero he leído por ahí elogios desmedidos que se pasan tres pueblos. En general todo el mundo alaba el worldbuilding, es decir, la construcción de un mundo en el que los humanos conviven con una ecología basada en insectos gigantes y una simbiosis muy particular. El propio autor se siente muy orgulloso al respecto (leído en una entrevista). A mí no me ha impresionado demasiado, sinceramente, e incluso desde el principio adivinas en qué consiste la simbiosis (todos hemos visto Futurama). Las aventuras en general bien pero a mí me dejaban muchas preguntas sin responder y hay detalles que me sacan del texto. Por ejemplo, una particularidad lingüística de esa sociedad es el uso del prefijo ‘puto’ tal y como se usa ahora (no te puto pilles). Y suele decirse que nada envejece…
Valdemar, 2015. 326 páginas. Incluye los siguientes relatos: Vecina Tras una persiana veneciana Lamphead La resaca de ella Abuela Innsmouth, Massachusetts Controller Barrer, quizás soñar De lobos y hombres Cartero de medianoche Dial Del vértigo en un hospital En falta las palabras La próxima vez que desate la tormenta Al garete Me sigue desde hace rato Bola de mierda El hombre revenido Entre los cuales no hay ninguno malo, Emilio tiene oficio y sería difícil que lo fueran. Pero me ha dado la impresión de ser una recopilación de inéditos y cosas sueltas que viene bien para tener todo lo del autor pero de calidad desigual. Algún lector antes de mí en la biblioteca marcó sus relatos preferidos y coinciden casi con los míos. El mejor Barrer, quizás soñar un relato soberbio sin ningún pero. De altura. Después Bola de mierda, pese a que en el prólogo el autor lo califica de primerizo tiene más garra que muchos de los otros. Abuela también me ha gustado con su punto de surrealismo. El resto no me han llamado excesivamente la atención. Pongo como ejemplo de mis quejas el último El hombre revenido. Buen ambiente, descripciones pesadillescas de un pueblo sumido en…
Valdemar, 2014. 288 páginas. Emilio Bueso se atreve con el universo de Lovecraft, en mi opinión con desigual resultado. En las calles del Cairo habitan multitud de niños con unas vidas miserables. Un grupo de ellos se verá involucrado en la organización de un extraño ritual que tiene como fin traer a los antiguos dioses a la tierra. La parte que describe la vida en las calles del Cairo, o la dificultad de la arqueología en Sudán, en general bien. La mezcla con los dioses primigenios en mi opinión flojilla. Como el libro en general, que se deja leer pero nada más. Lo mejor la escena final, bastante trepidante. Se incluye un epílogo escrito en alfabeto meroítico, para que lo descifre el lector. Me he tomado la molestia y adjunto el resultado para facilitar la labor a la gente. En un monólogo de Piedrahita este recordaba como antaño rebobinábamos las cintas con un bolígrafo. Esto se lo cuentas a un joven de ahora y te dice que ninguna canción merece ese esfuerzo. Creo que ningún texto merece el esfuerzo de pasarse una hora descifrándolo. Esta mañana no coge un autobús de línea sino una especie de furgoneta gigantesca que hace…
Salto de página, 2012. 282 páginas. Me lo recomendó una amiga avisando Da mucho miedo. Y lo da, pero no de susto, que aparece un espectro y te come. Miedo de que la parte de verdad de lo que se cuenta nos lleve si no al mismo sitio, a uno cercano. Que se acabe el combustible y los recursos naturales y nos quedemos con el culo al aire en el colapso de la civilización. En la ecoaldea de Drestal se han juntado unos cuantos supervivientes, que siguieron en su momento las proclamas y advertencias que éste había colgado en su blog y que, cuando llegó el momento, estaban preparados. No ha sido un camino fácil, han tenido batallas, pero de momento aguantan. Pero los peligros no se acaban nunca… Sinceramente me ha parecido peor que Diástole, y la veo más como una novela juvenil que de terror. Tiene sus cosas buenas, no está mal escrita, la trama avanza bien y el desenlace está bien conseguido. Pero, dejando de lado el terror psicológico de la catástrofe ecológica, no hay nada excesivamente destacable, como sí lo había en su anterior novela. Eso sí, se lee bien, lo que no deja de ser…
Salto de página, 2011. 236 páginas. Colmillos radioactivos Segundo de los libros encadenados, completamente diferente al de ayer. Aquí no hay ternura; hay sangre y radioactividad. Jerome es un adicto a la heroína, pero antes fue pintor. Y tiene un encargo curioso, pero bien pagado. Pintar en cuatro noches consecutivas el retrato de un extravagante anciano que vive en una casa congelada en lo alto de una colina. No hace falta decir que no todo es lo que parece… Es difícil describir el libro sin destripar nada. Empecemos diciendo que es una novela de género (terror, no especifico más). Que es absolutamente original, demostrando que en contra de lo que pueda parecer, todavía no se ha escrito todo. Y que en contra de las últimas revisiones -edulcoradas- del tema hay personajes que todavía pueden personificar el mal como es: sucio, sangriento y -signo de los tiempos- radioactivo. He disfrutado mucho leyendo Diástole. Porque tiene un ritmo trepidante, y te agarra de la oreja como intentes salir de sus páginas. Porque al contrario de lo habitual en estas novelas, está bien escrito, con un lenguaje que crea muy bien la atmósfera necesaria. Y porque me gusta el arte. Aquí la reseñan…