Carlos Galindo. La ouija del diablo.
Ensayo / mayo 19, 2014

Ediciones B México, 2013. 172 páginas. Muchas veces he oído que el pensamiento mágico, aunque equivocado, no es más que una superstición inofensiva, e incluso útil a veces. En efecto, no es nada peligroso que te echen las cartas, hasta que se toman malas decisiones por este motivo o, peor aún, te cobran una millonada por quitarte el mal de ojo. No pasa nada por tomar homeopatía cuando tienes un resfriado, pero si se usa para tratar una infección la cosa cambia, y no digamos cuando se abandona el tratamiento de una enfermedad más grave, como un cáncer, por estas pseudomedicinas. Que el zahorí del pueblo nos diga dónde hay que cavar un pozo no pasa de anecdótico, pero cuando la misma técnica se usa para detectar explosivos o contrabando de drogas las consecuencias pueden ser desastrosas. Parece increíble, pero no lo es. Existen no uno sino varios modelos de detectores moleculares capaces -según su publicidad- de localizar los más variados compuestos químicos: Becerril también explicó el funcionamiento de este asombroso detector molecular, aunque el lenguaje técnico resultaba incomprensible. Según su reportaje, el GT200 trabaja a través de la localización de «campos diamagnéticos» y «paramagnéticos» emitidos por químicos, plásticos, acetato…