Mario Benedetti. El césped y otros relatos.

marzo 12, 2010

Bibliotex, 1993. 94 páginas.

Mario Benedetti, El césped y otros relatos
Cronista

Malo si realmente te gusta Benedetti. En ambientes progres parecerá un sucio truco para ir de sensible ante las chicas (aunque si cuela, cuela). En ambientes intelectuales directamente te mirarán mal. Pero ¿qué le vamos a hacer? Me gusta (los lectores habituales ya conocen mi vena sentimental)

Estos libros editados por un periódico tenían una buena selección y se encuentran baratos (por sus pocas páginas). Tan baratos que muchas veces -como ha sido mi caso- son gratis. En este caso una colección de los siguientes relatos:

Los Pocilios
Familia Iriarte
La noche de los feos
Miss Amnesia
Tules y Jim
Puentes como liebres
Triángulo isósceles
El césped

¿Me ha gustado? Sí. ¿Veo los defectos y carencias? También, pero me da igual. Pondré un ejemplo en el que cuento un poco de argumento. El cuento El cesped. Por el tema, la inclusión de elementos ligeramente fantásticos y la prosa parece un cuento de Cortázar. Pero Cortázar nunca utiilzaría como nudo de trama algo tan obvio como dos amigos, uno portero y otro delantero centro, rota por un gol del segundo en circunstancias claves. La prosa, por otro lado, no está mal pero si Cortázar inventó, Benedetti la sigue de cerca, pero no experimenta caminos nuevos. Sin embargo la historia, sencilla, algo fácil, logra conmoverme y el final -un tanto efectista- funciona.

Como siempre digo y seguiré repitiendo en El Bulli no ponen huevos fritos, pero que a gusto nos los comemos cuando son frescos y recién hechos.


Extracto:[-]

En verdad, en verdad os digo que yo ignoro si hacen eso, pero me lo imagino. Es decir, tengo que imaginarlo así, porque una cosa son las instrucciones del entrenador, que por supuesto trato de cumplir si no son demasiado absurdas, y otra cosa son las instrucciones que yo me doy, verbigracia vamo vamo número ocho hay que aguarle la fiesta a ese presidente cogotudo, jactancioso y mezquino, que viene al estadio con sus tres o cuatro nenes que desde ya tienen caritas de futuros presidentes cogotudos. Bueno, no sé ni siquiera si tiene hijos, pero tengo que imaginarlo así porque soy el número ocho, insustituible titular de un Club Chico y, ya que cobro poco, tengo que inventarme recompensas compensatorias y de esas recompensas inventadas la mejor es la posibilidad de aguarle la fiesta al cogotudo presidente del Grande, a fin de que el lunes, cuando concurra a su Banco o a su banca, pase también su vergüenza rica, su vergüenza suntuosa, así como nosotros, los que andamos en la segunda mitad de la tabla, sufrimos, cuando perdemos, nuestra vergüenza pobre. Pero, claro, no es lo mismo, porque los Grandes siempre tienen la obligación de ganar, y los Chicos, en cambio, sólo tenemos la obligación de perder lo menos posible. Y cuando no ganamos y volvemos al barrio, la gente no nos mira con desprecio sino con tristeza solidaria, en tanto que el presidente cogotudo, cuando vuelve el lunes a su Banco o a su banca, la gente, si bien a veces se atreve a decirle qué barbaridad doctor porque ustedes merecieron ganar y además por varios goles, en realidad está pensando te jodieron doctor qué salsa les dieron esos petizos. Por eso a mí no me importa ser número ocho titular y que no me pidan autógrafos aquí en la playa ni en el cine ni en Dieciocho.


Es incómodo hacer el amor en un ferrocarril, pero mucho más incómodo es no hacerlo. El jadeo del tren se funde con el nuestro, es un compás como el de un barco. Fuera el viento golpea como hace tantos años golpeaba el río como mar, y en realidad es mi adolescencia la que penetra alborozada en los quince años de mi único amor.

2 comentarios

  • Nachoville marzo 14, 2010en12:42 pm

    hola,soy seguidor de tu blog y, con el permiso de benedetti, solo quería mandarte un saludo, agradecer tus reseñas y, ya que esto es un espacio literario lanzar una pequeña despedida al maestro. DELIBES D.E.P.

    P.D. soy tan novato en esto de escribir en blogs que este comentario lo dejé antes en tu anterior entrada creyendo que era la última 🙁 menos mal que en la red hay espacio de sobra 🙂

  • Palimp marzo 17, 2010en8:30 pm

    Queda apuntado por partida doble. No he dedicado ninguna entrada porque otros medios se han hecho eco de mejor manera.

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