Marcela Serrano. Nosotras que nos queremos tanto.

enero 28, 2008

Suma de letras, 2000, 2001. 438 páginas.

Marcela Serrano, Nosotras que nos queremos tanto
Mujeres de hoy

En los Encantes -de los que hablaremos en el Cuchitril- hay libros amontonados. Rebuscando, rebuscando, algo sale. Mi mujer me compró este libro junto con otros tres. Ya había leído el más famoso de Marcela Serrano, El albergue de las mujeres tristes.

Cuatro mujeres maduras se reunen en una especie de casa de campo para pasar sus vacaciones. Cada una es diferente, aunque el amor, el desengaño y las vicisitudes políticas las han marcado a todas. Sus conversaciones nos darán la clave de la historia de su vida.

La mujer ya no es una esposa sumisa que aguarda en casa al marido; tiene una vida propia, su propio trabajo y, sobre todo, sus propias ideas. Algo que todavía hoy le cuesta mucho entender a según que hombres. No es un libro militante o feminista; describe, simplemente, cuatro modelos de mujer que, a pesar de los años transcurridos y los kilómetros de distancia, todavía pueden reconocerse.

Una prosa agradable y unas historias reales, tiernas y sinceras. ¿Alta literatura? Quizá no, pero a mí me ha gustado.

Escuchando: Night of the Thumpasorus Peoples. Parliament.


Extracto:[-]

De esta pareja nacieron tres hijas mujeres: Magda, María y Soledad.

Las «niñitas», como solía referirse a ellas su madre, estaban destinadas a cumplir un brillante itinerario: la educación básica y media en un buen colegio particular, católico y de habla inglesa. La educación superior —era bueno que la tuvieran, no necesariamente que ejercieran— sería en la Universidad Católica. Ojalá una pedagogía o algo relacionado al concepto de servir al prójimo (pero sin rebajarse, no Enfermería). Esto les daría una base intelectual y cultural que les ayudaría a batírselas bien en cualquier circunstancia. Podrían elegir entre los mejores hombres de la sociedad para desposarse, pues también contaban entre sus atributos con una buena dote. Serían socialmente cotizadas, no les faltaría savoirfaire en la vida mundana y terminarían siendo importantes apoyos para las carreras de sus maridos. Heredarían la belleza y sociabilidad de su madre, la inteligencia y disciplina de su padre. La elegancia era un don de todas las mujeres de la familia y con ella sabrían conquistar el espacio que les correspondía. Casi por sangre, habría acotado la abuela. Ojalá los maridos fuesen abogados, médicos o ingenieros. Había algunas prohibiciones, pero mínimas. No deberían casarse con un ex cura, con un sociólogo o con un funcionario de Relaciones Exteriores. Se miraría con muy buenos ojos que alguno resaltara en la política, hubo tantos en la historia de la familia. Quizás otro sería embajador: ¡qué bien harían ese papel las niñitas! Y si alguno entendía de agricultura, bienvenido sería para hacerse cargo de las tierras familiares en el futuro.

Pero también las niñitas debían ser buenas. Amar a su prójimo como a sí mismas. Nunca ostentarían riqueza pues ello no era piadoso, aunque de paso, eso también era característica de los nuevos ricos y considerado «siútico» en la familia. La caridad debería estar siempre presente y cada una elegiría su manera de hacer el bien según su situación en el mundo. (Doña Marita cargaba con una serie de protegidos, por lo cual nunca faltó una mano extra en la casa.) Serían los bastiones de sus familias, sabiendo situarse siempre en segundo lugar, sin opacar a los maridos ni haciéndoles ver cuánta fuerza tenían.

El matrimonio y la maternidad las realizaría de tal manera que no cabrían en sus vidas las turbulencias del espíritu ni el desasosiego. Y si por alguna circunstancia de la vida —nadie puede ignorar su posibilidad— los matrimonios les deportaran dolor, la maternidad lo sublimaría. Debían estar muy atentas a la elección del esposo, pues tendrían sólo uno. Para ello, la señora Marita era liberal: que tuviesen mucho tiempo y libertad en la edad de pretender.

7 comentarios

  • Elena febrero 2, 2008en10:09 pm

    Hace poco leí una reseña de este libro que me gustó. No siempre hay que estar pendientes de leer obras maestras. Hay muchos libros como este que seguro merecen nuestra atención.

    Un saludo

  • Palimp febrero 4, 2008en9:54 am

    Efectívamente, muchos libros pueden gustarnos aunque no sean excelentes. Incluso más que otros supuestamente mejores.

  • Carrie mayo 5, 2008en11:17 pm

    He leído este libro muchas veces, tantas que ya perdí la cuenta y aun asi no dejo de encantarme con sus personajes, con sus historias… Marcela Serrano es mi nueva heroína, sus otras obras tabien son buenisimas, lo recomiendo de todas maneras…

  • daniela junio 8, 2008en7:49 pm

    La novela cuenta la historia de 4 mujeres chilenas que se refugian en casa de una de ellas y empiezan a recordar trazos de sus vidas, de sus amores. hace tiempo que lo leí, pero creo recordar que una de ellas es viuda y otra divorciada. Entre las 4 se …
    …de sus novelas, es una historia de mujeres pero no feminista. La mujer es la protagonista pero no se olvida al hombre ya que para las 4 éste es fundamental, yo diría que su apoyo, tanto que no sben vivir sin él, lo añoran si no está cerca. Esta novela también tiene de bueno que está centrada en el Chile de los últimos años de Pinochet, a lo largo de las protagonistas, Marcela Serrano nos va contando cuál es la situación del país, cómo está afectando …

  • Margarita solitaria mayo 12, 2009en5:15 am

    Me gusto muchismo, lo disfrute. Y tambien lo recomiendo

  • marina marzo 9, 2011en9:43 pm

    necesito conseguir el libro por favor ,me lo pueden enviar al texto via correo electronico..gracias.

  • yanira junio 20, 2011en12:32 am

    donde puedoo leer el libro nosotras que nos queremos tantoo

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