Donald Ray Pollock. Knockemstiff.

julio 30, 2014

Donald Ray Pollock, Knockemstiff
Libros del silencio, 2011. 302 páginas.
Tit. Or. Knockemstiff. Trad. Javier Calvo.

Muy buen libro de relatos; empezaré como siempre poniendo la lista, después criticaré el prólogo, seguido por una alabanza de los relatos y para acabar una reflexión sobre el epílogo al hilo de un comentario de Portnoy. La lista:

La vida real
El Hoyo de la Dinamita
Knockemstiff
El destino del pelo
Pildoras
Gigantomaquia
El puente de Schott
Manteca
Barritas de pescado
Bactine
Disciplina
Asaltantes
Domingo de lluvia
Hondonada
Empiezo desde cero
Bendecido
Honolulú
Los combates

Kiko Amat se marca un prólogo de 30 páginas que sobra totalmente. Se dedica a elogiar sin medida los relatos y de paso a contarnos el final de muchos. Por suerte los cuentos están a la altura, pero no veo ninguna utilidad a vendernos un libro que ya hemos comprado; eso estaría bien para una reseña en una revista, pero ¿aquí? Aunque me he ido saltando los spoilers alguno se me ha colado y si bien el conocimiento del final no estropea la lectura, te quita parte de la sorpresa. Para acabar también es excesiva la defensa de la traducción. Javier Calvo hace un buen trabajo y no tengo ninguna queja ni en este libro ni en otros que he leído (que son bastantes). Pero de ahí a decir que si no lo hubiera traducido él el libro se hubiera transformado en una bobada llena de canastos y jodida grifa va un abismo.

Mi consejo: vayan directamente a los cuentos. Excelentes. Retrato del lumpen de Estados Unidos, la basura blanca, personajes que están más cerca del infierno que del sueño americano. Miserables y mezquinos, drogadictos, borrachos, bestias… sin ninguna esperanza no ya de redención, sino de escapar de su destino. Nadie sale de la hondonada. Muy bien escritos, además.

Es difícil escoger alguno La vida real nos pone rápidamente en situación, la violencia se transmite de padres a hijos, en una rueda del destino implacable. Disciplina, otro padre que impone a su hijo su propio destino de culturista me dejó temblando. Los personajes van pasando de uno a otro cuento vistos desde diferentes perspectivas.

Portnoy tenia una reseña que no publicó, como cuenta aquí: El diablo a todas horas, de Donald Ray Pollock . Pero el epílogo, donde el autor dice lo siguiente:

“En primer lugar me gustaría aclarar que, a pesar de que los relatos de este libro fueron inspirados por un lugar real – Knockemstiff, Ohio -, todos los personajes que aparecen son ficticios. Yo crecí en la hondonada, y mi familia y nuestros vecinos eran buena gente que nunca dudó en ayudar a nadie en caso de necesidad”

En su opinión:

Un sencillo párrafo que manda a la mierda todo un libro.

Después de describirnos el infierno el autor nos dice que todo es fruto de su imaginación, y uno no sabe si puso eso como excusa para que no le linchen cuando vuelva por casa, o si realmente se lo inventó todo. Personalmente me da un poco lo mismo. Curiosamente en la solapa de este libro se anuncia el libro de Javier Avilés (Portnoy) Constatación brutal del presente.

Lectura muy recomendable. Otras reseñas: Donald Ray Pollock: Knockemstiff, Knockemstiff de Donald Ray Pollock , esta última fue la que me lo puso en el rádar.

Extracto:
Tenía el pelo canoso tan tupido y áspero como un estropajo de níquel, y las luces fluorescentes le arrancaban de la piel un brillo negro como de alquitrán húmedo. Siempre que hablaba en las reuniones, contaba cómo solía recorrerse los bares de las inmediaciones de la fábrica de papel buscando copas gratis, con los ojos rojos y oliendo a meados, fingiendo que era sordomudo. A cambio de una pinta de Thunderbird dejaba que los blancos intentaran romperle los dientes. Ahora conducía un Cadillac color jade y era propietario de una empresa de jardinería con tres cuadrillas de trabajadores. Se tomaba muy en serio todo lo que tenía que ver con Alcohólicos Anónimos, y como antiguo fanático cristiano que era podía llegar a ser un auténtico coñazo, aunque eso ya le había permitido pasarse quince años sin probar la bebida.
Le eché un vistazo y me acordé de los últimos dos años que yo había pasado bebiendo. Mucha gente tiene la impresión equivocada de que tocar fondo tiene algo de romántico o trágico. De vez en cuando llamaban desconocidos a mi puerta y me amenazaban con arrearme una paliza por algo que decían que había hecho. A veces me escondía en un rincón, sin atreverme ni a respirar, y otras veces les pillaba la mentira. Un día un detective me detuvo por violación y tuve que admitir en la sala deinterrogatorios que lo cierto era que no me acordaba. Gracias a Dios que después decidió que no era la clase de pervertido que estaban buscando. Me quedé en la ruina, cogí ladillas y me rompí la nariz contra la acera. Acosé a mi ex mujer y falté tantos días al trabajo en la fábrica de papel que hasta el sindicato se hartó de defenderme. Unos meses después de quedarme en el paro, me desperté en una clínica de desintoxicación de la beneficencia, envuelto en una manta del ejército. Mi compañero de habitación era un viejo vomitón infestado de llagas amarillas. Se llamaba Hobo, y en algún momento había tenido un ojo de cristal, pero lo había perdido. Cogí miedo y empecé a ir a las reuniones.

3 comentarios

  • Cities: Walking julio 30, 2014en8:23 am

    Para que te hagas una idea yo ignoré este libro en el momento de su publicación precisamente por la campaña de promoción que se marcó Kiko Amat desde todos los canales posibles. Como me fio muchísimo más de tí que de él, y además la basura blanca norteamericana me parece que da mucho juego, lo anoto de inmediato.

  • Palimp julio 30, 2014en8:28 am

    Creo que te gustará. En la línea de Trilobites, que me estoy leyendo ahora mismo gracias a tu recomendación 🙂

  • jose diciembre 14, 2014en8:12 pm

    en lo del prólogo coincidimos.
    Relatos brutales, narrados con dureza, frialdad, donde no hay (casi) belleza, donde no hay (casi) poesía, ni sentimientos, ni esperanza, con un estilo casi de informe policial

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