La bestia equilátera, 2013. 220 páginas.
Tit. or. This is not a novel. Trad. Laura Wittner.
Esto no es una novela, ya lo dice el título. Son aforismos, datos sobre muertes y otras cosas salpicados con breves frases de un escritor empeñado en escribir un texto que no tenga trama ni nada parecido, que sea:
No lineal. Discontinuo. En forma de collage. Un assemblage.
Lo suficientemente autoevidente como para casi no necesitar que el Escritor lo diga.
Obstinada en sus referencias cruzadas y de críptica sintaxis interconectiva.
Aquí tal vez menos que autoevidente para los menos que atentos.
Y con tanta muerte en danza conforma un especial:
El Libro de los muertos egipcio. Hecho de papiros e inscripciones en las pirámides que datan incluso de 1580 a.C.
O una variante contemporánea del mismo, si el Escritor lo dice.
El Escritor aquí, ya que estamos, haciendo lo posible –hasta donde se lo permite su memoria– por no repetir cosas que incluyó en obras anteriores.
Es decir, en esta instancia, tampoco las cuatrocientas cincuenta o más muertes que fueron mencionadas en su último libro.
¿Genialidad o tomadura de pelo? La propuesta es original pero me ha parecido un monumental aburrimiento. No es lo segundo porque el autor cree en el texto, pero yo como lector no he creído en él. Por ahí comentan que hay que unir los puntos. Yo debo ser muy tonto porque no los he unido o lo que he unido (esa especie de totem funerario) me ha parecido pura paja.
Lo leí recomendado en lo de Olmos y me confirma que además de estar en las antípodas ideológicas también solemos estarlo en las literarias. Aunque coincidamos de vez en cuando. Lean el extracto, lo multiplican por cien y tendrán el libro.
No me ha gustado.
Gladstone leyó la Ilíada treinta veces.
Defoe, sobre la misma obra:
La fábula de un cantante de baladas para ganarse un centavo. Todo por el rescate de una puta.
Benny Goodman murió de un ataque al corazón mientras practicaba Mozart.
Eleonora Duse murió de neumonía. En Pittsburgh.
No existe bahía frente a China, para que de allí surja la aurora como un rayo, en ningún lugar cerca de ningún camino a Mandalay.
Primo Ruddy.
Yo tenía veinticinco y él se acostaba con todas las mujeres, y a los veinticinco eso no se tolera, ni siquiera de un poeta.
Dijo Marie Laurencin de una ruptura con Apollinaire.
Esto es incluso un poema épico, si el Escritor lo dice.
Sin que se requiera la corroboración de nadie.
Thomas Hardy trataba mal a los sirvientes.
Tolstoy peor todavía.
Esfuerzo, envidia, carencia, el mecenas, la cárcel. La sinopsis que hizo Samuel Johnson de la vida del poeta.
Desánimo y locura. El resumen que hizo Wordsworth del final de la misma.
Una vez Henry James se escondió detrás de un árbol para evitar tener que pasar un rato con Ford Madox Ford.
La actriz en la vida de Dickens fue Ellen Ternan, veintisiete años menor que él. Dickens le dejaría mil libras en su testamento.
Prácticamente todos los hogares de la Norteamérica puritana tenían una versión de El progreso del peregrino.
¡Dejad que el padre de la criatura junte los frutos por vos!
Todas las tardes, durante cuarenta años, Bernini iba caminando hasta el Gesù para rezar.
Cranmer vio cómo quemaban en la hoguera a Latimer y a Ridley no más de cinco meses antes de que a él mismo le dieran muerte de la misma manera.
Head Tide, Maine, donde nació Edward Arlington Robinson.
Cuchulain es ilegítimo.
Arturo es ilegítimo.
Gawain es ilegítimo.
Roland es ilegítimo.
¿Cómo se llama ese castillo que se alza aquí cerca?
Lo llaman Agincourt.
2 comentarios
Yo también piqué por culpa de Olmos (creo que a veces defiende algunas obras solo porque le parecen rompedoras o innovadoras, por la performance que suponen desde el punto de vista de la escritura, o por el concepto que tienen detrás, más que por el disfrute que se obtiene de ellas). Yo abandoné el libro porque las continuas referencias a las causas de la muerte de escritores famosos me empezaron a dar muuucha aprensión.
Alguna recomendación de Olmos ha sido un fiasco y además ni siquiera era rompedora. Yo ya no me fío. Lo de las muertes sí que da un poco de yuyu, pero peor es el aburrimiento 🙂