Ediciones Destino, 2002. 99 páginas.
En enero de 1975 se reunía por segunda vez el Tribunal Russell II. Si el primero fue creado por el famoso matemático y filósofo Bertrand Russell para investigar los crímenes cometidos por las tropas americanas en Vietnam, el segundo se constituyó para investigar las violaciones de los derechos humanos en diversos países de América Latina.
Julio Cortázar fue miembro de esta segunda edición del tribunal y, temiendo que las resoluciones no tuvieran la difusión que se merecían, tuvo una idea brillante. Había estado leyendo un cómic de Fantomas, y decidió construir una especie de novela-collage, intercalando narración y páginas de tebeo. El texto es una denuncia de los abusos de las multinacionales y le sirve de escaparate para hacer llegar a todo el mundo las conclusiones del Tribunal.
Hoy, que está tan de moda el término globalización, no está de más recordar que hace más de 30 años ya se alzaban voces contra el abuso de las multinacionales sobre los derechos de los pueblos. Aunque no es lo mejor de Cortázar, su lectura es recomendable aunque sólo sea como ejercicio de memoria histórica.
Escuchando: Finlandia. Sibelius.
Pueden leer el libro entero aquí, las conclusiones del tribunal aquí y una buena reseña aquí.
2 comentarios
LA HISTORIETA MEXICANA FANTOMAS.
La historieta mexicana “Fantomas” es una historieta de culto. Como tal, abundan en la red de internet comentarios, colecciones y demás rituales de todo culto que se aprecie. Pero en todos ellos existen fallas de documentación sobre el origen de ”Fantomas” en México, errores en la atribución de su paternidad y otros detalles. El presente artículo está hecho con dos propósitos: primero, poner cada cosa en su sitio y segundo, rendirle homenaje a su creador, ya muerto.
En 1969, a Guillermo Mendizábal, frisando los 40 años de edad, se le ocurrió actualizar al personaje “Fantomas” de los folletines franceses de principio del siglo XX; quizá tomó como modelo a otro personaje similar de la historieta italiana llamado “Diabolik”, eso sólo él lo supo. En sociedad con el dibujante Rubén Lara, Mendizábal creó no tan sólo al personaje, sino toda su parafernalia: el profesor Semo sabio que lo apoyaba con sus artilugios electrónico-mecánicos, el robot C-19 creado por éste y lo rodeó de bellezas que respondían a los nombres del Zodiaco; todas estaban enamoradas de él, pero Fantomas de ninguna. Lo situó en su refugio de las inmediaciones de París y también lo dotó de otro refugio en una isla secreta de los mares del sur. Todo lo diseñaron entre ambos: características físicas y psicológicas.
Como Mendizábal carecía de los recursos económicos para publicar su historieta, acudió a la editorial Novaro (sociedad anónima), por aquella época (años 60), la primera publicadora de historietas gringas (tenía contrato con los sindicatos gringos de historietas), compraba los clichés y hacía las traducciones al español. Pero también era publicadora de historietas de origen mexicano, tenía varias series (Vidas de santos, Tesoro de cuentos clásicos, etc.). En Novaro, el responsable de las historietas mexicanas era Alfredo Cardona Peña, fino poeta y cuentista costarricense avecindado en México, quien vio en “Fantomas” buenas posibilidades. El poeta tico revisaba los argumentos, y el dibujante Moro revisaba los dibujos. Primero lo publicó como parte de la serie “Tesoro de cuentos clásicos” y al cuarto número lo sacó de ahí y le dio independencia formal. Fantomas fue un éxito rotundo. Al terminar de entregar el número 6, Mendizábal exigió sus regalías. Cardona Peña no se ocupaba de asuntos admnistrativos y lo mandó con el Jurídico. En el departamento jurídico le informaron a Mendizábal que Novaro no ofrecía regalías a sus argumentistas ni dibujantes. Les pagaba su trabajo por número y con un contrato que caducaba una vez publicado. Eso sí, pagaba bien, cosa que no hacía la competencia, la cual tampoco pagaba regalías. En esos tiempos abundaban las editoras de historietas.
No hubo arreglo y Mendizábal anunció que retiraba su personaje. Entonces el jurídico le informó que no podía hacerlo porque Novaro ya lo había registrado como propiedad intelectual suya en Derechos de Autor. De todos modos, Mendizábal y Lara se negaron a seguir trabajando para Novaro..
Entonces Cardona Peña buscó guionistas y dibujantes. El tico frecuentaba una peña literaria cuya sede era una cantina céntrica. La peña se autotitulaba LEAB (Liga de Escritores y Artistas borrachos), en realidad Cardona Peña (de unos 50 años) era el patriarca de esa liga, formada por jóvenes entre los 20 y 30 años. En la cantina “Salón Palacio”, ACP un sábado por la tarde solicitó a los presentes candidatos para guionistas de Fantomas. Dos de ellos aceptaron en el acto al oir el pago (mil pesos por número) y otros se negaron a ello aduciendo que era rebajar su intelecto. De ahí surgieron Gerardo de la Torre y Gonzalo Martré. El primero rondando los 30 años y el segundo los 40. Por otra parte, ACP había conseguido a la escritora Rosa María Philips. Para el dibujo atrajo a un ayudante de Rubén Lara, Víctor Cruz quien hizo una regular imitación del diseñador gráfico de Fantomas.
Los 3 guionistas trabajaron alternándose durante un año para Fantomas. Cruz pudo imitar con decoro el trabajo de Lara, aunque jamás lo superó. Rubén Lara en realidad era muy bueno y original.
Fantomas fue un éxito formidable desde el principio. Al cabo del primer año, Philips se retiró por enfermedad y De la Torre por hallar en la TV educativa un campo más lucrativo y Martré quedó solo como argumentista durante los siguientes 8 años. Si Mendizábal fue el “padre” creador de Fantomas, Martré fue su segundo “padre”, pues su trabajo no tan sólo nunca desmereció ante el primer, sino que lo superó –bajo los lineamientos originales-.
Martré introdujo en esa historieta algunas modificaciones de guión, tales como hacer personajes a gente famosa de la vida real, y darle a Fantomas un carácter más sarcástico. En ese tenor, en junio de 1975 a Martré se le ocurrió usar como personajes en el número 201 titulado “La inteligencia en llamas” a cuatro escritores famosos, entre ellos a Julio Cortázar. Esta es otra pequeña historia: en Novaro también trabajaba el argentino Luis Guillermio Piazza como jefe literario, quien se tomó la molestia de enviar el número titulado “La inteligencia en llamas” (título sacado de un verso de José Gorostiza en su famoso poema “Muerte sin fin”) a Cortázar. Cortázar discurrió que, puesto que a él no le habían pedido permiso para figurar en la historieta, él podría utilizar al personaje Fantomas en un trabajo suyo. Entonces escribió el folletín “Fantomas contra los vampiros multinacionales” con ilustraciones del número controvertido y se lo envió a Piazza quien se encargó de proponerlo al influyente periódico “Excélsior” y su director Julio Scherer no titubeó en publicarlo con un tiraje altísimo de 30 mil ejemplares siendo también todo un éxito (bajarlo completo en http://www.literaberinto.com/cortazar/fantomas.htm) . Sobre este folletín de Cortázar se han hecho ensayos académicos literarios, siendo de citarse el de Marie Alexandra Barataud (consultarla en Google), catedrática de la Universidad de Limoges. Debe de advertirse al lector de esta remembranza; lo que ha pasado inadvertido para todos aquellos que se han ocupado del folletín de Cortázar: si Martré no hubiese ideado ese número, Cortázar jamás hubiese replicado con su folletín.
Por ahí de 1978 Cardona Peña fue jubilado forzadamente por hallarse Novaro al borde de la quiebra debido a malos manejos financieros de su director general. Lo sucedió en el cargo Raúl Navarrete, hasta entonces secretario de ACP. Navarrete era un monaguillo reaccionario y ultraderechista a quien la línea impuesta por Martré (y aprobada por ACP) le desagradaba. .En el acto chocaron y Martré decidió retirarse de Fantomas. Lo sucedió una legión de argumentistas, pero a todos le quedaron grandes los zapatos de Martré, ninguno acertó a darle el tono y la línea que éste había impuesto al personaje durante tantos años. Por lógica, ahí comenzó la decadencia de Fantomas, agravada porque en su crisis financiera, el tamaño fue reducido a la mitad.
Finalmente Novaro fue vendida a un inversionista que de historietas nada sabía y se fue a pique y ni Fantomas pudo salvarla.
Ahora, un paréntesis respecto al dibujo. Ya se dijo que el trabajo de Víctor Cruz desmerecía junto al de Lara, un buen día a mediados de los años 70 llegó a Novaro el dibujante peruano Gonzalo Mayo quien traía la escuela de los dibujantes españoles y franceses del “cómic de arte”. . A Moro se le ocurrió sustituir a Cruz por Mayo y la diferencia fue notabilísima. Era tan superior el dibujo de Mayo, que Martré, de motu propio se empeñó en escribir argumentos para el lucimiento del dibujante. Pero ¡oh, incomprensión y falta de cultura!, el público lector estaba tan acostumbrado al dibujo plano de Cruz, que no entendió el preciosismo de Mayo y las ventas de Fantomas bajaron. Cruz regresó a Fantomas y poco después Mayo fue contratado en Nueva York por los editores de “Vampirella”. .
A fines de los 80 la editorial “Vid” compró los derechos de Fantomas e intentó revivirlo. Pero se topó con el mismo problema anterior, nadie pudo superar, ni siquiera igualar a Martré y de nuevo Fantomas desapareció como historieta en poco tiempo.
Y que quede bien claro: si bien Alfredo Cardona Peña supervisaba los argumentos de Fantomas, jamás escribió uno.
Como se sabe ahora, “La amenaza elegante” nunca se fue al olvido. Actualmente es una historieta de culto y sus fans suman miles en toda Latinoamérica. Para corroborarlo, basta con consultar “Fantomas-La amenaza elegante” en Google y leer sus 90 primeras entradas.
Gracias por el comentario.