Santillana, 2012. 202 páginas. Todo lo que leía por ahí en antologías de Manuel Vilas me gustaba, así que con este libro me quitaba la espinita. Un libro de relatos aunque se venda como novela. La lista es tan larga que la dejo para el final. El primero me ha parecido malísimo y el segundo buenísimo. El resto, oscilando entre esos dos extremos sin llegar a tocarlos, tirando más para lo bueno. Hay, además, mucha originalidad. Una lectura apasionante que me anima a seguir con más del autor. Calificación: Muy bueno. Extractos: a lo insoportable y todo su ser se consumía caóticamente ante la presencia de lo insoportable, y la visión imaginaria de su madre le producía una mezcla de ternura destructiva y dolor medianamente constructivo. —Habla, capullo —dijo la mujer. Hubo un silencio. Manuel estaba como desmayado, como hipnotizado tal vez, con la cabeza hacia el suelo. Tal vez se echara a gritar. Si lo iban a matar, por qué le insultaban. Le insultaban porque al degradarlo matarlo sería más fácil. En ese sentido, Manuel hubiera deseado estar en manos de asesinos más profesionales, que no necesitasen insultar al reo para darse valor. Si gritaba, no le oiría nadie….
Santillana Ediciones, 2008. 556 páginas. La grandeza no tiene tamaño Este libro fue un regalo de un escritor excelente al que aprecio mucho, y me dolió perderlo (la anécdota la conté aquí: Crítica literaria en las cajas de ahorros). Además, porque como pasa últimamente con las ediciones de bolsillo, tenía una serie de extras que quería despedazar. El libro cuenta la historia de Espiridiona Cenda, alias Chiquita, un personaje real bastante curioso. Con sólo 66 centímetros hizo una deslumbrante carrera como cantante y actriz en los teatros de Nueva York, además de realizar bastantes giras por Estados Unidos y Europa. Con mimbres reales e imaginarios se van desgranando las peripecias de tan diminuta vedette. El autor se escuda bajo dos máscaras; la de la propia Chiquita, autora de las supuestas memorias y la de Cándido Olazábal, que las transcribió y puso de su cosecha. Además de los datos reales y de todo relleno imaginativo que en estas biografías noveladas se da por supuesto, se incorporan elementos fantásticos (amuletos mágicos, adivinadoras, viajes astrales). El autor expresa su sorpresa en el prólogo por la concesión del premio; casi estuve tentado de creer que realmente no había amaño. En los extras que ahora…
Santillana, 2006. 128 páginas. Empecé a leer este libro sin grandes expectativas, quizás una crónica del Medellín violento, lectura ligera. Pero no, también es un gran libro, muy bien escrito. Un escritor que comparte nombre con el autor regresa a una Colombia donde la violencia es la dueña de las calles, donde se mata o se muere por unos tenis (zapatillas) y alquilar un sicario para matar a alguien es más barato que llamar al plomero. Allí tiene una apasionada relación con el joven Alexis, sicario y Ángel de la Muerte. Cuanta belleza en este torrente de palabras, cuanta fascinación puede provocad la violencia gratuita, las muertes por nada, las barriadas sin ley donde es imposible entrar sin arriesgar tu vida, vida que no vale nada en un Medellín sangriento, pero trufado de iglesias. Pasión y muerte se combinan con un lenguaje caudaloso como la lluvia de Medellín. Magnífico. Calificación: Muy bueno. Un día, un libro (260/365) Extracto: A mi regreso a Colombia volví a Sabaneta con Alexis, acompañándolo, en peregrinación. Alexis, aja, así se llama. El nombre es bonito pero no se lo puse yo, se lo puso su mamá. Con eso de que les dio a los pobres…
Santillana, 2007. 140 páginas. Quien me proporcionó el libro ya me avisó de que era malo, pero tozudo de mí me empeñé en leerlo. Es peor. La protagonista se pierde en el bosque de los lamentos y tiene que encontrar la salida del laberinto de la felicidad. Autoayuda levemente disfrazada de ficción, con un mensaje tan claro como inane. Por si acaso se pierden las enseñanzas la prota las va apuntando en un cuadernito con letra bien grande. No aguanto los libros de autoayuda, por favor no contaminen la literatura con ellos. Calificación: Infame. Un día, un libro (190/365) Extracto: El explorador se puso de cuclillas, fijó bien su monóculo y, apoyado en su cazamari-posas, explicó con voz suave: —Por qué estoy aquí no tiene importancia: lo único que cuenta es que busco la salida del Laberinto. Digamos que viajé muy lejos para encontrar algo que en realidad tenía muy cerca. ¿Lo entiendes? —No del todo. —Te lo explicaré con una historia que me contó un lama que conocí en un monasterio del Tíbet: Un hombre cumplió su sueño de viajar a la Luna, pero, durante el alunizaje, el cohete se averió sin remedio. El siempre había deseado ir hasta…
Santillana, 2004. 134 páginas. Meandros Libro que llegó hasta mis manos gracias a la generosidad de una amiga; cuando me ofrecen libros voy corriendo, soy un tío Gilito del papel. En Una tumba un antepasado con abundante carisma sigue manifestando su influencia desde el ataud. En Numa un guardián de un bosque cumple su tarea con un celo casi sobrenatural. Siempre me ha gustado Benet, heredero de Faulkner, incluso en exceso tales como Saúl ante Samuel. Pero en este caso su estilo me ha resultado cansino, excesivamente retorcido. Al contrario de lo que opinan aquí: Recaredo Veredas recomienda “Una tumba, Numa”, de Juan Benet, yo no recomendaría este libro para empezar con Benet. Y eso que la trama detrás de las historias sí que me ha gustado. ¿Qué me ha pasado? Pueden ser varias cosas. Que realmente no sea de lo mejo del autor. Que mis gustos hayan cambiado. Que como ahora Benet me cae mal -he escuchado entrevistas suyas- sea todavía menos objetivo que antes. Cuando vuelva a leer otra cosa del autor les cuento. Calificación: Regular. Un día, un libro (103/365) Extracto: Lo sabía antes de ocupar la guardería y durante sus primeros años en el ejercicio de…