Ed. Club Brugera. 1ª Edición. 1982. © 1951. 323 páginas. Galería de imágenes. Si tu madre es una de esas personas a la que le ha dado por coleccionar libros, con el consiguiente paso del tiempo en sus hojas, no dudes ni un solo segundo en leerlos. Hay varias razones. La primera es que ella misma se habrá encargado de hacer una selección, y que habrá regalado los libros malos a gente que no le caía demasiado bien (hoy lo que hacemos directamente es ponerles la etiqueta de bookcrossing, que queda más alternativa). Y una segunda razón, esta mucho más personal, es que el envejecimiento les da un aroma y un color especiales, como le pasa al buen vino o al café. Las tapas duras comenzaban a estar gastadas, y por dentro he comenzado he marcado algunas páginas que me han parecido especialmente interesantes en esa página inicial dejada para que te la firmen (… y sí, hasta he llegado a anotar el teléfono de una chica que me gustaba mucho… no tenía otro sitio donde apuntarlo)… pero ello no afecta a la conservación del aroma, ni lo hace feo para una siguiente lectura. Quizás mis hijos y nietos tengan…
Editorial bruguera, 1981. 254 páginas. Cierre de un ciclo Siempre me ha parecido sorprendente, o cuando menos injusto, que existan excelentes escritores que, sin embargo, sean relativamente desconocidos. Este es el caso de Juan Carlos Onetti, uno de mis escritores preferidos. Si alguien piensa que exagero, le propongo un juego. Vayan al google, escriban el nombre de un escritor, y vean cuantas páginas encuentra. Los resultados no son científicos, pero dan que pensar. Vean aquí una muestra: Gabriel Garcia Marquez 511.000 Mario Vargas Llosa 255.000 Alejo Carpentier 92.200 Juan Carlos Onetti 27.900 Sin querer provocar enfados en los muchos admiradores de los dos primeros, en mi humildísima opinión los dos últimos tienen una calidad literaria superior. Pero así están las cosas. En la portada de este libro cuentan que fue candidato al nobel en 1980. Otra oportunidad perdida para dignificar el premio. Heredero, al igual que Benet, de Faulkner, sus cauces literarios también son distintos que los del maestro. Faulkner dejó discípulos, pero no imitadores, y si Benet escogió el depurar el camino del estilo, Onetti prefiere ahondar en los sentimientos y nos deja una galería de personajes sórdidos y atormentados. Si Faulkner tuvo su Yoknapatawpha, y Benet su Region,…