Astiberri, 2014. 112 páginas. Segunda obra que leo de Álvaro Ortiz, y cada vez me gusta más. Un joven aspirante a escritor viaja a un remoto pueblo para hacer una venta muy peculiar: los dos gatos de su tío que devoraron parcialmente su cadáver. La Murderabilia hace referencia al coleccionismo de objetos relacionados con sucesos y asesinatos truculentos. Por casualidad acabará trabajando en un motel y estableciendo amistad con el coleccionista al que le vendió los gatos. Siguiendo su estilo de dibujo particular, el fuerte está en la historia, muy bien estructurada y con un final sorprendente e impactante. Destacable el retrato de las relaciones del protagonista con la gente del pueblo, su novia y el coleccionista, así como el ambiente de sabor norteamericano -ya presente en Cenizas. Muy disfrutable. Otras reseñas: Murderabilia y Murderabilia (Álvaro Ortiz). Calificación: Muy bueno.
Astiberri. Los autónomos lo pasamos mal en todas partes. Es una de las cosas que he deducido de este cómic, da igualq ue estés en España o en Australia, en la inglaterra isabelina o el el siglo XXIII. La cosa se pone peor en las épicas de crisis, que suelen estar presentes siempre. Está estructurado en dos partes. La primera incorpora elementos autobiográficos y nos explica su relación con el dinero, lo mal que se pasa cuando no se cobra, y que incluso Shakespeare sufrió lo suyo -ya que estamos, un servidor también-. La segunda es una especia de enayo sobre la isla de Yap, muy estudiada por los economistas por su peculiar visión del dinero, que se anticipó en algunas cosas a los modelos financieros actuales. Hay momentos realmente geniales, como el cabezazo de Shakespeare al productor, y el apartado documental también es muy interesante. Más reseñas aquí: Mi libro sobre el dinero. Esa cosa maravillosa y horrible (Eddie Campbell). y [Novedades] Mi libro sobre el dinero, de Eddie Campbell, aquí muchos escaneados de las páginas: Mi libro sobre el dinero – Eddie Campbell Calificación: Bueno.
Astiberri, 2014. Tenía muchísimas ganas de hincarle el diente a este cómic. La adaptación del poema épico de Beowulf a manos de Santiago García y David Rubin tenía, a priori, una pinta estupenda. Por una vez el resultado supera, con mucho, las expectativas. El argumento no se aparta del clásico: Beowulf es un héroe que derrota al monstruo Grendel, pero luego la madre de Grendel (más fiera) viene para vengarse y la derrota también. Por fin es coronado rey y mucho tiempo después tendrá que luchar contra un dragón junto a su sobrino. La planificación de las viñetas, exquisita. Las frases del guión, enmarcables (¿Por qué vienes a morir tan lejos de tu casa? Por la gloria eterna, señor. El oro se gasta, la vida se acaba, sólo la gloria es eterna). El dibujo, impactante. Cómics como este seguirán haciendo indispensable el papel, porque en ningún formato electrónico se pueden apreciar las inmensas páginas dobles (bueno, quizás con tablets de 30 pulgadas). Un lujo para la vista. Más reseñas: “Beowulf”, de David Rubín y Santiago García. y Beowulf (Santiago García y David Rubín) Calificación: Muy bueno.
Astiberri, 2013. 192 páginas. Tit. Or. Le guide du mauvais pêre. Trad. María Serna Aguirre. Delisle tiene la fama ganada gracias a sus cómics de viajes del que ya comentamos aquí su Pyongyang. Aquí en vez de documentar el extraño comportamiento de lejanos paises documenta su propia vida con el mismo desparpajo y humor gamberro. En su casa el ratoncito pérez se olvida de traer el regalo ¡dos noches seguidas! y el autor considera una buena broma hacerle creer a su hijo que se ha cortado la mano con una motosierra. Un comportamiento poco ejemplar pero divertido y que, reconozcámoslo, todos como padres hemos hecho algo parecido. No es una gran obra como las que le han dado fama, pero es tierna, divertida, y retratando con gracia su día a día hace que nos sintamos identificados. Más reseñas aquí: Libros molones para papás (1): Guía del mal padre, de Guy Delisle y Guía del mal padre, de Guy Delisle. No lo intenten en casa (¿o sí?)
Astiberri, 2008. Tit. Or. Great lies to tell small kids. Trad. Óscar Palmer. Andy Riley se ha hecho famoso por sus conejitos suicidas, y ese humor negro un punto absurdo se encuentra también en las páginas de estas mentiras. Se equivoca quien lo compre para leer a los niños, pero acertará quien los tenga y se imagine diciéndolas a sus hijos. Se lee en un suspiro, con una sonrisa en la boca y hay momentos de verdadera carcajada. No se ha hecho famoso el autor por nada. Sólo un pequeño apunte; hay una viñeta con un texto encriptado que no está traducida, posiblemente porque a nadie se le ocurrió que había un texto escondido. Delicioso. Más reseñas y, lo que es más importante, escaneos de las viñetas, aquí: Grandes mentiras para niños pequeños, Andy Riley: Grandes Mentiras para Niños Pequeños y Grandes Mentiras Para Niños Pequeños. Calificación: Muy bueno.