451 editores, 2007. 110 páginas. La idea de partida me resultaba muy interesante, versionar el cantar del Mío Cid en los tiempos modernos. Incluso en el prólogo Orejudo plantea un esquema de posible cuento (está en el final) que tenía muy buena pinta. Me costó horrores conseguir el libro. Y una vez leído, decepción total. Los tres escritores al cargo son solventes y esto es, con toda seguridad, lo peor que he leído de ellos. Historias sin ninguna gracia escritas de una manera correcta pero gris. No sé si es que no les apetecía mucho el proyecto o que les pagaron poco. Malo. Sí, eso es: les va a poner una demanda, un juicio con un tribunal. Yo lo veo así: a los pijos del Rosales, nosotros podemos partirles la cara si nos la juegan, ¿verdad? Sí, pero al final no vamos a ser nada más que los macarras del colegio público. Los pijos del Rosales nos seguirán partiendo la cara una y otra vez, durante toda nuestra vida, cuando les dé la gana, nos partirán la cara cada vez que no podamos comprar un piso, cuando nos pongan en lista de espera para operaciones en la Seguridad Social, en…
Tusquets, 2017. 254 páginas. El autor mezcla los recuerdos de su infancia con las lecturas de los cinco, el presente, su cambio de rumbo de escritor de izquierdas a inversionista en busca del beneficio, con una supuesta novela de Reig sobre los cinco de adultos, que a veces son trasuntos de ellos mismos de mayores. No es mala idea y no está mal ejecutada. Tiene algunas páginas brillantes y su lectura me ha tenido entretenido. Cuando hace sátira social no cae en los excesos maniqueos de aquel Menudo reparto que me horrorizó. Pero…. para que lo voy a negar, Orejudo es uno de mis escritores preferidos y este libro es, de largo, el peor que he leído de él. Me ha pasado como con aquel ¡Mio Cid! que partía de una buena idea pero con un desarrollo muy flojo. Este libro, escrito por alguien desconocido, me hubiera hecho gracia. Pero yo esperaba más. Aún así, se puede recomendar. —Ahora es el turno de Toni —dijo Ismael. Yo había escrito lo que quería decir, para que no se me olvidara nada: «Te engañé», leí, «para que fueras feliz, para que siguieras creyendo que te habías casado con un hombre virtuoso. Me…
Tusquets, 2011. 160 páginas. Sigo leyendo los libros de Antonio Orejudo, de quien ya defendí su calidad con una rima fácil. Este, si no me equivoco, su primer libro (me equivoco, el segundo), y ya apuntaba maneras. Un encuentro en el tren entre una mujer que acaba de ingresar a su marido en un sanatorio, y un -aparentemente- psiquiatra del mismo nos conducirá por una serie de historias en las que se hará difícil averiguar que es verdad o ficción ¿Son los basureros una policía orwelliana? ¿Los orfanatos de Yugoslavia vendían niños para ser utilizados en prácticas aberrantes? ¿Hasta donde llega el ser humano en los juegos de sumisión? Desde el comienzo nos introduce el autor en una serie de historias dentro de historias que encajan muy bien con el tono general de la narración como creación de una verdad alternativa. Los relatos, además, tienen mucha calidad individual, en ocasiones desasosiegan bastante. El humor -bastante negro en este caso- está muy presente, como en otros libros del autor. Además es cortito (parece que tuvo una buena poda). A JJ no le gustó, y a Rubén Díaz mucho, en este caso coincido con éste último: una joya que merece ser publicitada….
Tusquets 2005. 272 páginas. Orejudo es cojonudo. Antonio Orejudo es un escritor de una gran calidad. Después de leer Un momento de descanso, que veo que no tengo reseñada por aquí -pensaba que sí, un momento ahora me pongo- me he encontrado con otro excelente libro, a medio camino entre la novela histórica y la reflexión social. En Münster, en 1543, se montó una buena. Los anabaptistas tomaron el control de la ciudad e instituyeron un cristianismo comunista. La cosa acabó mal, y el protagonista, Rothmannv que está en el origen de la rebelión, cambia de nombre y de vida. Convertido en grabador y tipógrafo, recibirá el encargo de buscar a un hereje peligroso, que no es otro que Miquel Servet. Rigor histórico mezclado con mucha imaginación, no es la idea que uno se hace de una novela histórica. Está más emparentada con Lo que se de los vampiros, utiliza un momento histórico para exponer su pensamiento. En una época en la que la inquisición velaba por la ortodoxia mucha gente murió por defender sus ideas. Iluminados y locos. No es casual que el protagonista trabaje de grabador; la imprenta dinamitaría el control férreo de la iglesia sobre las ideas….
Se la regalé a un amigo estas navidades, y yo me la leí de un tirón. Estrcturada en tres partes muy diferenciadas y jugando con la autoficción, pone en solfa las universidades americanas, españolas y hasta la guerra civil. Como ando de tiempo muy corto, les emplazo a leer otras reseñas: Antonio Orejudo: Un momento de descanso, Un momento de descanso – Antonio Orejudo , UN MOMENTO DE DESCANSO. Antonio Orejudo y Un momento de descanso, de Antonio Orejudo . Algunas más entusiastas que otras. A mí me gustó mucho. Calificación: Muy bueno. Un día, un libro (247/365)