Acantilado, 2017. 140 páginas. Tit. or. L’usage des ruines. Trad. José Ramón Monreal Salvador. Comienza por un prólogo en el que se cuestiona la propia autoría del libro atribuyéndosela a Vila-Matas y acaba con un epílogo que nos da pistas sobre el adjetivo obsidional y nos cuenta una historia extra. Entre medio, una serie de artículos sobre ruinas, sitios de ciudades e historias magníficamente narradas y realmente absorbentes, con ecos de Borges. Así se nos habla de la montaña de escombros que sepulta una construcción nazi y, paradójicamente, lo oculta y resignifica. De ciudades destruidas por el cambio del cauce de un río. De cómo las murallas, para algunos pueblos, son una vía para ablandar el carácter y es mejor no tenerlas. Mientras que otros, si su ciudad es sitiada, la desmontan con calma y se preparan la batalla. Algunas construcciones militares se convierten en obsesiones artísticas para sus arquitectos. Otros, para salvar ciudades de la destrucción, interpretan literalmente la frase ‘quemar por las cuatro esquinas’ limitándose a incendiar los cuatro edificios situados en esas esquinas, y otros se conforman con poner una bandera -puesto que lo habían jurado- sin asaltar ni destruir. Es una delicia de libro, de principio…
Acantilado, 2002. 88 páginas. Breve historia en tono poético de un preadolescente, el verano, y el amor que arrasa sin miramientos. Pensaba que era un libro actual pero es del año 1952 y sigue manteniendo la misma fuerza en el lenguaje, en la situación intimista, que nos resulta hoy en día igual de fresca y evocadora. En goodreads se repite mucho la palabra bonito y eso puedo hacernos huir por miedo a encontrarnos con algo ñoño y pasado de moda, y nada más lejos de la realidad. Conmueve por lo cotidiano, por lo bien escrito que está, y porque hay emociones que siempre serán las mismas, pasen los años que pasen. Muy bueno. Por la tarde la playa estaba llena de sol color naranja y había nubes blancas y olía a tortilla de patata. Y había cangrejos que se escondían entre las peñas y los niños éramos los encargados de enterrar las botellas de sidra entre la arena húmeda para que no se calentasen. Y todos decían: «Qué tarde más preciosa», y los novios se sentaban apartados y cuando empezaba a oscurecer y todo estaba lila y morado estaban con las caras muy juntas sin hablar nada, como confesando. Pero…
Acantilado, 2008. 1174 páginas. Trad. Miguel Temprano García. Enorme recopilación de todos los cuentos del padre Brown, un cura que resolvía crímenes mediante paradojas, análisis del carácter y, según los envidiosos, porque se lo chivaba dios al oído. Huyendo de pistas mundanas como cenizas, pasteles con olor a almendras o perros que no ladran, el padre Brown siempre se pregunta por las cosas que no se preguntan los demás porque él -como los detectives más famosos de la historia- también sabe desde el principio donde hay que mirar. He echado un poco de menos algún prólogo o un mínimo aparato crítico, porque estas ediciones de Acantilado suelen venir muy bien arropadas, pero no hay nada. No me quejo, porque aunque Chesterton ha sido muy editado en nuestro país no siempre ha estado bien traducido y tener todos los cuentos, más algunos inéditos, recopilados en un solo volumen es algo de agradecer. Sobre los cuentos en sí los amantes como yo de Chesterton disfrutarán de volver a encontrarse con tan peculiar personaje. Baste decir que yo quería haberlo leído poco a poco, intercalando otras lecturas entre los diferentes libros y prácticamente lo he devorado de un par de sentadas. Una cosilla…
Acantilado, 2007. 1990 páginas. Tit. or. Life of Samuel Johnson. Trad. y edición Miguel Martínez-Lage. Biografía un tanto atípica de Samuel Johnson que aglutina materiales diversos y extractos de conversaciones porque el autor fue amigo del biografiado y tomó nota de sus muchos encuentros. La primera vez que tuve noticias de la existencia de Boswell fue a través de un cómic de Robert Crumb. Luego me enteré de que había escrito este libro monumental y lo cierto es que la información previa me había puesto las expectativas muy altas. Además de su fama en general en la contraportada se afirma que «es nuestro texto fundamental, nuestros Principia o Antiguo Testamento. Y él es nuestro profeta.». Gente de confianza me habían dicho que era un libro excelente. Y hasta mientras lo estaba leyendo, en una terraza, un señor se acercó a decirme que era un libro que contenía perlas de sabiduría. Pues bueno, a mí me ha decepcionado por completo. La organización, por años, no es que sea especialmente adecuada. No es una biografía al uso porque no pone en contexto al personaje, y si bien el hecho de ser su amigo nos permite acceder a información relevante que no podríamos…
Acantilado, 2021. 210 páginas. A mitad de camino entre los hechos y la ficción se mueven estas historias cortas, pequeños relatos que se inspiran en momentos históricos relacionados con las bibliotecas o los libros para imaginar escenas que respiran amor a la lectura. Contadoras de historias del Japón medieval, eruditos árabes que leen libros submarinos, el saqueo de la biblioteca imperial china por las tropas francesa e inglesa, la biblioteca en espiral que visita Clagiostro, y un largo etcétera que, con grandes dosis de lirismo y ecos de Borges, hacen que nos sintamos identificados con todos los lectores que en el mundo han sido. Porque leer nos devuelve a los muertos como si estuvieran vivos, son un puente entre épocas, mensajes que nos transmitimos en una curiosa hermandad que hace que entendamos mejor a un cabrero de hace mil años flechado por el amor a las letras que a la persona que está sentada contigo en el metro. Está, además, lleno de perlas para recordar y enmarcar. Por ejemplo: —No veo ningún libro—comentó Ibn Arabi. —No todos los libros tienen forma de libro —dijo el verde—. Un caracol puede ser un libro, incluso una espina puede serlo. Es el lector…