Ediciones del norte, 2010. 120 páginas.
Libro al que llegué de manera improbable y del que nadie sabe nada en internet. Cuentos cortos escritos con un lenguaje a medias entre lo poético y lo salvaje que dejan un buen sabor de boca. Aunque veo difícil que lo puedan encontrar.
Recomendable.
LOS HOMBRES LOBO VIAJAN EN CAMIÓN
«Todo tipo de gente los desprecia y odia…» (Jonathan Swift, ¿os viajes de Gullivef)
Érase un país muy lejano en el que los hombres lobo viajaban en camión, se alimentaban de corazones y desiertos y sólo morían con una inyección de plata fundida en las entrañas. Venas metálicas y vidas de hierro. Los hombres lobo se relamían cuando se apareaban en silencio, los unos contra los otros, desconocidos, entre la mugre y el asfalto. Áreas de servicio, autopistas y celebraciones.
Jeremy Atkins se ha cargado ya a más de cien hombres lobo. Es el cazador del planeta, la única persona que se ha manchado las manos con la sangre de las bestias y ha sobrevivido; es el último héroe. En las entrevistas asegura que los hombres lobo viajan en manadas, convoyes sin dirección, cargados de tiempo incombustible, en busca del alma de la que carecen.
Esta noche, Jeremy Atkins ha detenido su camión delante de un bar de carretera. Pronto darán las doce. Ha armado su ballesta, ha recalentado cien gramos de plata y ha encendido el habano de la caza previa.
Los camiones de los hombres lobo llegan al aparcamiento del área de servicio. Las bocinas han venido anunciando el final de la procesión de las bestias. Los conductores han saltado al asfalto y han rugido. Un solo rugido y la santa compaña ha decidido tomar el restaurante. Han apagado el luminoso y han dado siete vueltas a los cerrojos del local. Ahora la noche es invisible; nada detiene a los hombres lobo.
-Perdonen, caballeros, he venido a matarles -ha soltado el héroe planetario.
Los hombres lobo le han mirado con sorpresa.
-Te habías perdido -han recordado.
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