Manuel de las Rivas. Paraíso clausurado.

febrero 22, 2024

Manuel de las Rivas, Paraíso clausurado
AMG, 1998. 80 páginas.

Poemario que aglutina siete poemas para estar contigo, tres odas ucrónicas, cinco canciones antipetrarquescas, quince testimonios póstumos y una declaración jurada. Catálogo de diferentes estilos del autor, que van desde el intimismo de los primeros poemas de amor al yo de los testimonios pasando por los cultismos de las odas y las canciones.

Todos los poemas me decían algo, y algunos me han parecido brillantes (dejo muestra).

Muy bueno.

Pero tú ya no puedes
dejar de estar
ni enmudecer
ni palidecer entre
los vértices de la noche

pero tú ya no puedes
empaquetar nuestros perfumes
ni rayar el disco
de nuestros besos

pero es que tú ya no puedes
devolverle a los pájaros
el ahogo ni el trino

porque tú ya no puedes
despertar


Maldito sea el día el mes y el año
y maldito el primer deseo dulce
cuando nos entaponaron la ubre del bisonte
y nos descorcharon la tinaja de las liendres
malditas sean las voces despertadas
malditas todas las cartas los bocetos
maldito el pensamiento con azufre
aquel cielo de marzo aquellas pérgolas


¿Cómo hubiera yo sido
si hubiera sido joven algún dia,
si los clavos hubieran olido a perfume,
si la carne hubiera sabido a romero matinal
o si las encrucijadas al lavarse después de la lluvia
hubieran tenido el horizonte desnudo?
¿Qué ternura perdida
nunca salió a buscarme?
¿Qué almacén de pólenes
no pudo desbordarse en mi pechera?
¿Qué potaje de almendras amargas
no consiguió jamás comunicarme
su herida adivinada?

¿Cuándo era joven yo, dime, Petrarca,
cuándo por los tobillos me crecieron
las palomas, y por las ingles
los crisantemos de noviembre?


Te viene desde lejos
una noche cualquiera
la sensación caliente del arduo abrazo
y sabes que estuviste un día a punto
que rozaste la linea fronteriza
que hasta llegabas con la punta de los dedos
a auscultar no sé cuáles desnudeces

Llega como un zarpazo
una noche cualquiera
el olor la pimienta la doliente
punzada que atraviesa
y sabes que estuviste un día a punto
que podías haber entrado a saco
que te esperaba a ciegas mordedura
donde las alimañas se revientan

Puede ser una noche
cualquiera y desde lejos
desde el pasado irrecuperable
llega hasta ti
y te desazona
y te condena

porque entonces
ni siquiera
pudiste
escuchar la sonata
para cuerda

No hay comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.