Blackie Books, 2019. 254 páginas.
Del autor ya había leído y disfrutado mucho sus libros homenaje a Gloria Fuertes y Gila. Pero ahí pasaba de puntillas, limitándose a ordenar -de maravilla- material ajeno y a apuntalar la obra. Aquí son sus cuentos y su prosa la que llevan el peso.
¡Y que prosa! Jorge escribe de maravilla, es uno de esos escritores que lees con envidia porque te mete dentro de la cabeza de sus personajes y le compras lo que sea porque te lo vende muy bien. No son relatos con inicio nudo y desenlace, ni falta que hace. Son fragmentos de vida, retratos de instantes y la historia ya te la montas tú en la cabeza.
Algunos son terriblemente poéticos, otros descaradamente divertidos, todos sabrosos y palatables. Pero recomiendo leerlos poco a poco en bloques de como mucho veinte de golpe, para no atragantarse.
Una delicia. Aquí también ha gustado mucho: Hace tiempo que vengo al taller y no sé a lo que vengo.
Muy recomendable.
Tienes once años, es tu primer día en el colegio nuevo. Tu padre te lleva en coche. Miras por la ventanilla y piensas que podrías abrir la puerta y saltar desde el coche en marcha hasta los matorrales del borde del camino, rodar un poco, salir corriendo y no volver. Aparece el colegio a lo lejos. Es como si fuera el edificio quien se acercase a vosotros y no al revés. Ya fuiste una vez a visitarlo en verano para que te lo enseñaran todo, para convencerte a ti, pero sobre todo para convencer a tu padre. Te pareció un lugar horrible, tu opinión no contó para nada. Cuando visitaste el colegio en verano hacía mucho sol, tanto que tuviste que ponerte una mano encima de los ojos para intentar entender lo que estabas viendo.
En la fila para pedir número en la Seguridad Social, la señora que da los números habla con la chica que tienes delante. A la chica le falta un documento de su hija recién nacida necesario para conseguir otro documento distinto de vital importancia. Discuten un poco, la chica se marcha indignada, resoplando. La señora que da los números dice entre dientes: «Por mí como si se muere tu hija…» Te llega el turno. La señora dice: «Hola, bonita». El fondo de pantalla de su móvil es la foto de Einstein en la que saca la lengua.
Mientras besas a una persona que casi no conoces miras con atención (a ratos sólo escuchas) de fondo en la tele un documental en el que unos tigres buscan a su madre. Los documentalistas les han puesto nombres a los tigres, es muy raro, no es
un documental normal, es como un cuento. Uno de los tigres mira todo el rato a cámara, como si fuera un enano disfrazado. Censuras la palabra «enano» en tu mente y piensas persona pequeña. Si pudieras elegir un sitio en el que estar elegirías estar sola en un descampado y que los tres tigres fueran a tu encuentro confundiéndote con su madre. Sigues besando a la otra persona mientras piensas en el futuro.
Pasas el mes de agosto de mil novecientos ochenta y nueve interna en una escuela de verano regida por cinco monjas alemanas. Pillas la gripe y una monja te trae tebeos. Uno de los tebeos cuenta la vida de Juan Pablo II incluyendo el relato del atentado terrorista al que sobrevivió. El tebeo se titula «El papa debe morir». Wojtyla —el último cruzado— va en un Fiat Campag-nola descubierto y la túnica blanca se le llena de rojo. El de la pistola es un turco a cara sudada, el sol rebota en las llantas del coche y la fiebre te hace ver a Dios. Piensas en el papa viajando meses después en el mismo coche camino de Palermo chupándose un dedo y limpiando un poco de sangre que había visto en el respaldo. Un hombre solo sentado en el asiento de atrás en mitad de la nada.
2 comentarios
En el último número de la revista Tales había un relato de Cascante cuya lectura disfruté. A ver si me hago con este libro que reseñas. Un saludo
Francisco
Este tipo de libros, colección de muchos relatos cortos, están bien en el sentido de que si no te gustan, si no entras desde el principio, lo puedes dejar sin ningún problema.