Un breve libro construído sobre un -supongo- alter ego del autor, en el que tras una página de un suceso cotidiano aparece un poema escrito en o a causa de. Se incluye también un apéndice con algunas breves notas Para un lector porteño ideal, donde explica términos que pudieran causar confusión.
Esta construcción me provocó alguna sonrisa y en general pese a mi poco ojo para la poesía, lo he disfrutado bastante. Como curiosidad es un ejemplar de una tirada numerada, concretamente el 24.
Calificación: Bueno.
Un día, un libro (309/365)
Extracto:
UNA TRISTE VELILLA
Eramos los de siempre,
los enterrados vivos,
alegres compadres perfectamente idóneos
para la más difícil empresa nacional:
endulzar con nuestra nada
la torva nada ambiente.
Estábamos hechos para más altas tareas:
servir de ficha móvil al gran tablero eléctrico,
ser la flébil prueba de una verdad más dura,
el más compacto signo de una canción perpetua,
aquella que se canta en los tablados de hoy,
la triste canción del ciego, del bobo voluntario,
el más redondo grito de un gran bostezo fatuo,
la más cerrada honra del rito vencedor.
Eramos los de siempre,
los enterrados vivos,
la banda de la paja, la grey que nunca miente,
la gloria del bendito, al pago pronto el brazo,
la luz que no se apaga,
el brillo encantador.
Eramos la fea prueba de algo
que no se olvida nunca:
la triste cara de hambre
del buey de su señor.
Un comentario
me gusta mcho la poessia y quiero leeer y saber de poesisa a si que leo poesia