Primero fue Faulkner. Me dejaron el libro ‘Gambito de caballo’ cuando era aún más gañán que ahora. Una buena elección porque es uno de sus libros más asequibles. Después me atreví con Absalon, Absalon, un libro que a pesar de los años transcurridos sigo recordando ( y que me costó muchísimo leer por su prosa densa y sabrosa).
Después vinieron Onetti y Benet, con Nunca llegarás a nada y El astillero. No niego la calidad y el virtuosismo de la prosa de Benet, pero siempre he considerado la lectura de sus libros más un reto personal que la antesala del disfrute.
Onetti es diferente. Es otro Faulkner, más cercano. No recuerdo en que conferencia de la fundación March el conferenciante decía que al leer Tiempo de silencio exclamó ¡Que bien escribe Joyce!. La originalidad, abrir caminos nuevos, está muy bien. Pero explorar y desarrollar rutas fructíferas no es un desdoro. Al contrario.
Comentaba en la reseña de Dejemos hablar al viento que su extraordinaria calidad no ha ido pareja con su éxito, mostrando una serie de resultados en google. El centenario ha conseguido que supere a Carpentier, pero todavía está lejos de García Márquez o Vargas Llosa. Injustamente olvidado, esperemos que el centenario traiga un breve resurgimiento por el interés sobre su obra.
Después está el mito. El escritor que huía de la sociedad y que pasó su vida tumbado en una cama. El segundo vídeo de esta entrada: Juan Carlos Onetti es estremecedor.
Para acabar, un excelente enlace que resume la vida de ese genio: Juan Carlos Onetti Centennial (1909 – 2009)(Corrected and Expanded). En cualquier ruta literaria, hay una parada obligatoria en Santa María.
3 comentarios
Gonzalo Barr :: Juan Carlos Onetti Centennial (1909 - 2009)(Corrected and Expanded)
Ahora que leo esta entrada otra vez, me encanta esta ultima linea — «En cualquier ruta literaria, hay una parada obligatoria en Santa María.»
A ver si conseguimos más visitantes para Santa María, que Macondo está ya muy visto 🙂