Hace dos años informamos de que Amazon utilizaba una inteligencia artificial para escribir best-sellers. La noticia no sorprendió a mucha gente e incluso los consumidores afirmaron que poco importaba quien estaba detrás si el libro es bueno y te engancha. Lo que desconocíamos es que la tecnología desarrollada podría utilizarse para otras cosas.
Una conversación con nuestra garganta profunda en el departamento de Inteligencia Artificial, un ingeniero informático amigo nuestro desde los tiempos de la Campus party, tiene las claves para lo que se conoce en el mundillo como «caso Cabaliere». El premio de poesía Espasa, dotado con 20.000 euros, fue a parar a un joven poeta desconocido. Algunas publicaciones afirmaban que se trataba de un bot: El extraño caso del poeta Rafael Cabaliere, cuando Espasa tiene que desmentir que haya premiado a un bot. Según nuestra fuente puede que haya más verdad de la que parece en estas afirmaciones. A continuación presentamos algunos fragmentos de conversación que ayudarán a iluminar el asunto.
Una vez teníamos desarrollada la tecnología para escribir novelas pensamos en qué otros sectores podíamos aplicarla. Nos dimos cuenta de que había un auge en las redes sociales de un nuevo tipo de poesía fresca, dirigida a un público joven, que tenía muchos seguidores. Después de analizar por encima la complejidad de esos poemas vimos que nuestra IA podía perfectamente simularla.
La alimentamos con datos de cuentas como las de Nekane González, Marwan, Cori García, Benji Verdes o Irene X (ganadora del primer premio Espasa de poesía). Al instante la máquina empezó a escupir poemas indistinguibles de los que están tan de moda entre los jóvenes. Creamos una cuenta fantasma, nos inventamos a un autor -Rafael Cabaliere- y empezamos a publicar. Nuestra IA publicaba los poemas a medida que los iba generando, un proceso automático que nos facilitaba mucho la labor. Para darle un empujoncillo compramos unos miles de seguidores y a partir de ahí la cosa fue sola.
Nosotros fuimos los primeros sorprendidos del éxito. Imagina lo que significa para nosotros tener una herramienta de difusión tan útil y versátil. No, nosotros sólo queríamos triunfar en las redes, pero una noche de borrachera, celebrando el seguidor 500.000 uno del equipo dijo que lo estábamos petando, sí, pero que la calidad dejaba algo que desear. Y yo dije que perfectamente podría ganar un concurso y él otro que no, y yo que le digo ¿Qué no? Sujétame el cubata. Y mandamos el poemario a Espasa.
No, realmente no pensábamos que íbamos a ganar, igual quedar finalistas… no sé. El caso es que ha sido todo un problema porque hemos tenido que contratar a un actor para hacer de Cabaliere, se ha montado una polémica… Los 20.000€ se los queda la empresa porque el producto es suyo y la verdad, a Amazon no le va de 20.000€ o de 200.000€. Sí, nos han dado un plus estas navidades y no, no te puedo decir en qué proyectos estamos ahora metidos. Ya te contaré dentro de dos años.
5 comentarios
Cyberpunk a lo Marsé. Lo cierto da más miedo que el resto, comprar seguidores.
Bueno, todo son estrategias de marketing: comprar seguidores, los premios, etcétera. A mí no me preocupa demasiado.
Dentro de un orden, no dejo de dormir por ello 🙂
Lo que deja claro es de lo que sirve como unidad de medida, y lo poco claro que lo tienen algunos.
Hoy estaba escuchando un ojo crítico de hace 7 años y tenían una especie de concurso que regalaban libros si enviabas un mail diciendo tus libros preferidos. Ya te puedes imaginar quienes lideraban la lista: ALmudena Grandes, Dolores Redondo y Ken Follet. Con todos mis respetos no es la literatura que me interesa, así que si se compran seguidores o se gastan una pasta en marketing o compran a los críticos de los periódicos me da igual, no es en lo que me voy a fijar.
¡Impresionante! ¡Desopilante!
Pero más me asusta pensar que Javier Marías, Almudena Grandes, Muñoz Molina y otros pasan por escritores…