La charca literaria, 2019. 229 páginas.
Recopilación de relatos en papel aparecidos en la prestigiosa y degustable revista literaria online:
La cantidad de relatos es tremenda (no en vano dicen en la contraportada que nunca tantos escribieron para tan pocos), pero les aseguro que no hay relato o poema malo. Algunos me han gustado un poco más pero he gozado con cada página.
Mi selección sería la siguiente:
Lluís Bosch, Los viernes el fantasma de mi madre.
Alfonso Brezmes, “In absentia”
José Martín Cuesta, Disculpe que no me enamore
Carlos de Diego, Los cinco bloques
Ana Grandal, Anuncios por palabras
Marga Iriarte, Cuando Eusapia conoció a Lombroso
Pere Montaner, Terence Fischer no hace cine para niños
Jaume Muñoz, Ese momento de silencio
PIlar Pedraza, Carne de mujer
Sergi Puertas, Crónica sentimental de la persona drogada
Felipe Sérvulo, La tierra y su olor
Myriam Soteras, Costuras.
Joan Vigó, Exhumación poética de “Bajo el volcán”
Pero mi recomendación sería que buceen en esta maravillosa charca: hay tesoros en el fondo.
Excelente.
¿Qué va a quedar tras nuestro paso por este globo de tierra, aparte de palabras? Mirad si no dentro de vuestra propia memoria. ¿Qué queda ahí? ¿A qué va a dar lugar el curso de nuestra vida? ¿Qué dejamos tras nosotros? Solo lenguaje desplazando los acontecimientos, como un barco desplaza al navegar el agua del mar.
Es ahí donde cobra importancia la literatura. Porque la literatura es lo contrario del lenguaje. Escribir es combatir lo que se ha escrito, desdecir lo que nos han contado. Cuestionarlo, violentarlo, volarle la tapa de los sesos y prenderle en su lugar una corona de fuego. Por eso, ahora, en el momento en que más se escribe de la Historia de la Humanidad, es cuando más necesaria es la literatura. No es una cuestión de lectores, ni de industrias. Al escritor ya no le mueve un afán de trascender las huellas de su propio camino. Se trata más bien de reconquistar un espacio invadido por un discurso que nadie sabe de dónde viene. Internet es una película de zombis donde todos sueltan palabras muertas, frases que murieron en otras bocas antes de llegar a nuestros oídos. El combate está amañado pero da igual.
Los textos que tiene usted en sus manos, antes fueron datos en una página web. No sé si alguna vez fue su intención, pero ejercían una suerte de discurso partisano frente a un ejército de voces sordas. Era literatura pensada para un medio hostil, literatura en Internet. Allí, en ese pozo oscuro vive demasiada gente que tiene razón (la razón y un smartphone son dos cosas que no se deberían tener a la vez). Unos metros más allá estaba La Charca Literaria. La sensación que ofrecía era similar a cuando abandonas una avenida envenenada por el ruido del tráfico y entras en un parque. Dentro del parque hay un pequeño jardín y un humedal. Allí aún puede oírse el canto de los pájaros y el rumor del viento contra las hojas. Nadie nos escucha y nadie nos espera. No es un mal plan.
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